Los palentinos comienzan la segunda vuelta con derrota
Piedra de toque, y qué piedra, la que se encontró el Zunder Palencia para comenzar la segunda vuelta de esta temporada 2022-23 en la que los de Pedro Rivero ya habían conseguido el liderato de invierno.
Arropados por cientos de palentinos, ubicados en el fondo algo del Pabellón Pisuerga de Valladolid, pero también infiltrados entre las localidades locales, a los morados no les fue posible redondear el círculo y comenzar esa segunda vuelta con victoria. Al final, tras un partido intenso, la victoria se quedó en la cancha invicta del Pucela.
Se notaba en el inicio la presión de los derbis. Porque ambos equipos regalaron a un pabellón a reventar un catálogo de errores. Tiros a destiempo, entradas a tierras desconocidas para encontrarse con una pared bajo la que toda se hacía de noche… Un minuto y medio tardó el UECM Real Valladolid en anotar sus primeros dos puntos. Algo más lo palentinos, casi desconocidos en ataque. Casi tres minutos para que el balón entrara en la canasta. Eso sí, por todo lo alto. Un triple para abrir boca.
En defensa, algo mejor, con gorrete como tarjeta de visita de Kasibabu a la primera internada de los locales, y con un Schmidt muy atento en defensa.
Porque era en ataque donde los palentinos se mostraron más erráticos. Con Wintering, que otros días es un seguro, arrojando un balance bastante alejado de lo que suele promediar en el tiro. Y el resto del equipo contagiándose. Precipitaciones, penetraciones hacia ninguna parte salvo a perder el balón, tiros sin pensar en mejores opciones. No era el Zunder Palencia el que estaba sobre la cancha.
Y para más inri, atrás comenzaron a perderse balones, dejando demasiadas segundas oportunidades para los locales, que no siempre supieron aprovecharlas. Con este panorama llegó el partido al final del primer cuarto con un exiguo marcador de 10-14.
El segundo cuarto comenzó de la misma forma. Alternancia en canastas y en errores. Wintering demasiado precipitado, Rozitis sin hambre y fallando ganchitos de esos que para él son bandejitas.
De esta forma, el Valladolid pudo enjugar la pequeña renta de los palentinos y volver a ponerse por encima en el marcador de forma momentánea. Algo que remedió Rivero llamando a los suyos a capítulo. Intensidad, sí, pero con cabeza.
Resultado, de un uno por debajo a un tres por encima. Pero solo durante un ratín, porque Palencia, volvió a caer en la precipitación, demasiadas faltas (en bonus a falta de seis minutos) y el Valladolid a hacer la goma en el marcador, nunca más lejos de tres o cuatro puntos por debajo.
Hasta que la intensidad de los vallisoletanos también les pasó factura, con una antideportiva por agarrar a Mc Grew y y una posterior técnica al entrenador local por protestar un saque de banda.
El camino a los vestuarios se tomó con un 32-35 en el marcador. Casi como si se comenzará de nuevo.
Y parecieron los palentinos que salieron como suelen salir tras el descanso. Como un torbellino arrollador, llegándose a poner a siete por encima de los pucelanos. Gracias a un Schmidt inconmensurable. En defensa, muy atento. En ataque, con números que le llevarían a encestar 26 puntos.
Además, los rebotes caían del lado visitante. Aunque una cosa sí se iba viendo: la diferencia de criterio de los árbitros en una canasta y en otra. Mientras Palencia ya había tenido que retirar a jugadores por acumulación de faltas, aún cuando quedaban 13 minutos, ningún jugador local tenía dos faltas.
Al final del tercer cuarto, 46-54 a favor de los palentinos. Pero ahí se acabó el Palencia que volvió a las andadas. Dos malas acciones defensivas de German con dos faltas le llevaron al banquillo y a los locales a acercarse en el marcador. Ni siquiera el excelso Schmidt, que salió al campo cuando los vallisoletanos se había puesto ya por delante en el marcador pudo dar la vuelta a la tendencia. Si acaso alargar un poco el aguante de visitantes ante las embestidas locales.
Un toma y daca, que poco a poco se iba poniendo de lado local. A falta de un minuto, el marcador se puso 70-70. Un minuto en el que solo hubo un equipo en el Pisuerga: el Valladolid, que le endosó 30 puntos a los palentinos en el último cuarto. Al final, 76-70 en el marcado y segunda derrota en el casillero del Zunder.
