La programación de actividades organizadas por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús concluyó este domingo con la actuación de los estudiantes de la Escuela de Música Ortega
Si la Semana del Bautizo del Niño (cuya programación ha ido creciendo hasta extenderse más allá de la Navidad) estaba concebida para los más pequeños de la ciudad, en torno a la celebración de nuestra Fiesta de Interés Turístico Nacional del 1 de enero, tenían que ser niños y adolescentes quienes protagonizaran también la última de sus actividades.
Los alumnos y alumnas de la Escuela de Música Ortega protagonizaron, un año más, el concierto solidario con el que concluyeron los actos que organiza la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, el pasado domingo 14 de enero a las 19:00 horas en un Teatro Principal con aforo prácticamente completo.
En el concierto programado para la clausura, intervinieron dieciséis alumnos de la Escuela de Música Ortega que nos trasladaron musicalmente a otros tantos países, ya que el hilo conductor de este evento fue un viaje alrededor del mundo. Desde Argentina a México, de Irlanda a Tanzania, sin descuidar ritmos orientales como los de China y Japón, se presentaron partituras que el público fácilmente identificó con cada lugar.
Como aderezo a la interpretación al órgano electrónico de todos estos temas musicales, la puesta en escena contempló una proyección de fotografías que sintetizaron en dos minutos las bellezas naturales y artísticas, así como la idiosincrasia de cada país.
Este evento, como en ocasiones anteriores, tuvo un fin solidario y la recaudación de este año fue donada a Mensajeros de la Paz, la ONG del Padre Ángel que desde 1962 vela por la promoción humana y social de las personas más desfavorecidas de la sociedad.
Como colofón a esta internacional velada musical, una sorpresa llenó de color y alegría el patio de butacas del Teatro Principal cuando una lluvia de globos de colores sorprendió a los niños grandes y pequeños que llenaron el Teatro.
Cientos de palentinos se congregan para ver bailar al Niño al son del ‘Ea’