Actividad micológica. José Vicente (ICAL)
Actividad micológica. José Vicente (ICAL)

La Cátedra de Micología, en colaboración con la empresa Talher, presentará en Toledo sus propuestas para proteger la biodiversidad de los bosques de ribera

La globalización ha supuesto numerosos beneficios para el desarrollo de la sociedad pero no tanto para la naturaleza. La dispersión de elementos patógenos por los diferentes continentes, la estabulación del ganado para satisfacer las necesidades de la población, el abandono de los bosques o el cambio climático están provocando mortandades sobrecogedoras en las masas vegetales.

Para revertir esta situación, recientes investigaciones desarrolladas por la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid en el Campus de Palencia, en colaboración con la empresa medioambiental Talher, filial de Clece, sostienen la necesidad de implantar medidas eficaces de gestión ambiental para conseguir el buen estado sanitario de los bosques españoles desde la sostenibilidad y la conservación.

Uno de los estudios más innovadores consiste en la identificación y selección de medidas técnicas de control de plagas y enfermedades en bosques de ribera mediante una gestión que aborde el problema desde todos los prismas con una visión ecológica, procurando que los tratamientos sean lo más naturales posibles para lograr una protección eficaz y viable con la biodiversidad.

Los resultados se darán a conocer en el Congreso Nacional RestauraRíos, que se celebra del 20 al 23 de junio en Toledo. Los encargados de presentar las investigaciones en este importante evento que reúne en la ciudad imperial del Tajo a expertos internacionales en gestión de cuencas hidrológicas, recursos naturales, etc. serán la Dra. Ana Isabel Magide y Dr. Juan Andrés Oria de Rueda.

Soluciones a la mortandad de las masas vegetales

En su ponencia, el profesor Oria de Rueda, quien dirige la Cátedra de Micología de la UVa, ubicada en el Campus Universitario de la Yutera y patrocinada por la Diputación de Palencia, y la profesora Magide, docente de la asignatura de Plagas y Enfermedades Forestales en la citada Universidad, además de responsable del Departamento de Comunicación de Talher, abordarán las causas del decaimiento de las comunidades vegetales de ribera y las posibles soluciones.

En este sentido, consideran la reducción de caudales a raíz de las sequías extremas y el aumento de temperaturas; la antigua canalización y dragado de ríos y arroyos susceptible de inundaciones, así como la situación de abandono, los culpables de unas deficientes condiciones de salud vegetal.

Todo ello provoca una preocupante debilidad de la vitalidad de las comunidades vegetales de ribera. Este decaimiento está siendo aprovechado por plagas y enfermedades para colonizar a las especies verdes propias de estos ecosistemas y propagarse en exceso. Entre ellas se encuentran hongos patógenos (como la grafiosis del olmo) que provocan graves enfermedades tanto en hojas como en ramas y tronco, provocando la muerte del ejemplar, o especies defoliadoras, minadoras, chupadoras o perforadoras de brotes y troncos (como la oruga perforadora de chopos) que afectan en mayor o menor medida a todas las especies vegetales presentes en estos hábitats.

Es por ello que se hace necesario establecer medidas de manejo de la uniformidad de ecosistemas, pérdida de diversidad y expansión de enfermedades así como tomar conciencia del lamentable estado actual de las riberas para intentar frenarlo mediante un control integral que proteja esta vegetación.

“Las plagas y enfermedades son uno de los múltiples factores que influyen en el correcto desarrollo de la vegetación de las riberas”, señala la Dra. Magide, quien añade que “hasta ahora ha sido un tema al que no se le ha dado la importancia que merece”. A pesar de ello, apunta que “es fundamental mantener una vegetación sana y saludable que redunde en el bienestar de los seres humanos”.

Acciones necesarias

Para lograrlo es esencial incluir una serie de pasos que controlen las plagas reduciendo y minimizando los riesgos tanto para la salud humana como para el medio ambiente. Para ello, se considera necesario:

• Conocer las etapas críticas de cada especie a defender.

• Identificar las afecciones que puedan causar un daño importante.

• Utilizar métodos de muestreo para reaccionar de forma adecuada ante cada patología y etapa del hospedante.

• Identificar los controladores naturales para promover su acción así como el uso de feromonas que logren un control directo sobre las especies que puedan llegar a suponer una plaga intentando reducir al máximo el control químico por el problema que supone para la biodiversidad o por el peligro de que estas sustancias contaminen el agua.

• Realizar labores selvícolas y de mantenimiento de los múltiples hábitats (bosques, arbustedos y setos, pastizales, junqueras, humedales…) que permitan a las especies vegetales dominantes o amenazadas desarrollarse con pleno vigor, haciéndose fuertes frente a los organismos que puedan atacarlas. También aquí podemos incluir medidas técnicas como son las plantaciones y podas que controlen las invasiones de pelusas molestas que cada año provocan problemas respiratorios en personas o dan lugar a incendios.

“Tenemos una riqueza natural escondida en nuestra vegetación de ribera, un verdadero diamante en bruto, y estamos investigando cómo sacarle partido. Además, las riberas sirven como excepcionales barreras cortafuegos forestales y actúan como espacios naturales que se comportan como aislantes frente a las llamas. La plantación de árboles de ribera en los montes puede ayudar de forma estratégica a dificultar, e incluso detener, los megaincendios forestales de los últimos años”, concluye el Dr. Oria de Rueda.

-Publicidad-

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa tu comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí