El municipio riojano de Albelda de Iregua coloca en lo alto de la ermita de Santa Fe una campana fundida por campanas Quintana y en la que colaboraron con sus monedas de cobre sus vecinos
¿Qué es una Romería sin una ermita? ¿Y una ermita sin campana con la que llamar a los fieles? Y en Albelda de Iregua y Clavijo, en La Rioja, añaden una pregunta más relacionada: ¿De quién es la ermita de Santa Fe de Palazuelos si nadie acude a ella el día de San Marcos? Pues dice la tradición que mientras haya alguien que acuda a este templo en el municipio de Clavijo, seguirá siendo de Albelda. Así que era perentorio que la espadaña del pequeño templo contara con un címbalo. Y, desde la visita de la llamada banda del Tolón, las dos campanas que había el pasado año habían desaparecido y no había qué llamara a la fiesta. Y si no hay nadie que acuda…
Solución, fundir una nueva para que, dice la tradición, los de Clavijo no se quedaran con la ‘propiedad’ de la ermita. Desechada la posibilidad de fundirla a pie de torre, como se hacía antaño y como se gestaron las campanas desparecidas, los riojanos pensaron en una de las mejores fundiciones de campanas del país que se encuentra en Saldaña: la palentina Campanas Quintana.
Elegido el lugar de fundición y los artesanos quedaba darle más corazón y alma a la esquila: que tuviera un poco de sus vecinos. Así que decidieron que una buena forma sería que los que quisieran pudieran donar, como se hacía antes, material para la campana. Y qué mejor forma que por medio de los cobres que se guardan en las carteras. Las monedas de céntimo.
Colecta de céntimos
Así, fueron recogiendo monedas tanto en el municipio que pretendía mantener la propiedad del templo como en el vecino al que se la disputan, en Clavijo, muestra de que estas rivalidades quedan bien en la tradición pero no en la vida real. Sin embargo, como explica Manuel Quintana, de Campanas Quintana de Saldaña, esos céntimos apenas tienen cobre y hubiera sido imposible fundir una campana funcional con esa aleación, dado que las campanas deben ser de bronce.
“Antiguamente, los vecinos colaboraban con las monedas de curso legal. Te estoy hablando cuando eran de oro o plata. Las arrojaban a la colada. Claro, en pequeñas cantidades. En este caso, con las de céntimo y la cantidad que tenían era inviable, porque es una campana pequeña, de unos 32 kilos, para que pueda ser retirada”, explica Quintana.
Aún así, se utilizaron parte de las monedas, más de 175 kilos de centimillos, que habían recogido los vecinos. Y fueron los propios habitantes del municipio riojano los que las arrojaron a la colada, porque organizaron el pasado mes de marzo una visita a la fábrica de Campanas Quintana en Saldaña.
“Vinieron cerca de 70 personas”, recuerda el campanero palentino. “Puede que para nosotros fuera un proceso industrial, pero para ellos era algo importante, sentimental”, reconoce.
En menos de un mes, a la campana se le dio lustre y fue afinada, “creo que es un ‘sí’, apunta Manuel Quintana. “Había prisa porque tenía que estar colgada el 25 de abril, para San Marcos”, indica, al tiempo que se sorprende al darse cuenta de que hoy ha sido estrenada para llamar a los fieles a la ermita de Santa Fe, también conocida como San Marcos y de esta forma salvar la ‘propiedad’ de la misma.
Una campana que lleva mucho del sentimiento de los vecinos de Albelda de Iregua, pero también de la maestría campanera de la empresa palentina Campanas Quintana que ha logrado que la propiedad de la ermita no cambie, por falta de campana, de manos.