El Archivo Histórico Provincial se convierte hasta el 29 de noviembre en el mejor escenario para conocer la historia de los trajes típicos de la provincia
Jesús García-Prieto / ICAL
Buscar en lo profundo de nuestras raíces, bucear entre el folclore de los pueblos, entre las indumentarias que nos legaron nuestros ancestros. Un trabajo arduo pero gratificante es lo que ha llevado al investigador y etnógrafo Carlos Porro a presentar en la capital palentina la exposición ‘La indumentaria tradicional en Palencia a través del grabado y la estampa’, que estos días y hasta el próximo 29 de noviembre se puede contemplar en el Archivo Histórico Provincial de Palencia, entidad dependiente de la Junta de Castilla y León.
Un investigador muy ligado a la tradición palentina y es que Carlos comenzó a los 14 años a investigar el folclore de la provincia y lleva dos décadas largas vinculado directamente a este campo. Trabaja como etnógrafo, pero además es el responsable de numerosas publicaciones sonoras y editoriales sobre tradiciones palentinas. En la muestra que ha presentado como comisario de esta, durante los próximos días el visitante se reencuentra con el pasado de los trajes populares palentinos, aunque grabados en diferentes objetos. “Estampas, grabados, documentaciones de papel, xilografías, litografías… Lo que fue durante los siglos XVIII, XIX y sobre todo el XX el vestir popular como elemento de identidad que representaba a los palentinos y a lo palentino, y que aparecía sobre todo en obras impresas como revistas o calendarios de todo tipo. Hemos reunido esa tradición de más de dos siglos para que se pueda ver en este archivo”, explica el investigador que lleva muchos años recogiendo las diferentes muestras.
Una amplia colección que cuenta con cerca de treinta y cinco estampaciones, de las casi cien que ha logrado reunir el folclorista. “Todas están enmarcadas, con su documentación histórica, la época, el año, la revista de la que procede o la colección a la que pertenecía, incluso la publicidad a la que hacía referencia porque muchas de estas obras eran piezas de publicidad, desde cajas de cerillas hasta cromos de colecciones o incluso envoltorios de chocolates que utilizaban el modelo típico para generar esa fidelidad del producto. Hoy en día lo podemos ver, por ejemplo, en los mantecados de Astorga, en los que aparecen los maragatos como un símbolo”, asegura.
En cuanto a la forma de cómo ha ido recogiendo cada objeto, Carlos confiesa que ha sido muy difícil. “He encontrado algunos objetos de colecciones que han salido a subasta, de anticuarios o de librerías antiguas que empecé a mirar desde hace muchos años por media España. Los últimos años algún objeto lo he podido encontrar por Internet, que ha facilitado mucho el trabajo gracias al conocimiento de los fondos documentales. Algunas cosas habían llegado hasta Francia o Norteamérica”, afirma el investigador que reconoce que la indumentaria es un elemento de identidad y representa a la propia persona y a cada lugar al que pertenece. “No viste lo mismo una persona soltera que una casada, ni un pastor, un labrador, un arriero. Pues en las zonas geográficas es igual, no viste lo mismo alguien de la montaña, por sus circunstancias geográficas, que los que habitaban en Terra de Campos”.
Incluso el poder adquisitivo en la indumentaria de los últimos dos siglos ha marcado la diferencia. “Hay muchas situaciones económicas que indicen en que tu indumentaria sea más o menos rica. Son elementos de identidad muy amplios, pero sí que hay una cierta identidad que define cada comarca”, confirma Carlos Porro, que reconoce la riqueza de cada población palentina. “Nosotros mostramos mucho la realidad de un pueblecito como Grijota, que se dibujó en exceso y que fue el que representó a Palencia durante el siglo XIX y la primera mitad del XX como elemento folclórico”.
Pero no solo Grijota, muchos han sido los municipios palentinos que se han visto reflejados en las indumentarias o que incluso la han fabricado y han adquirido fama. “Los dibujos llevan la forma de sentir de nuestros antepasados con paños antiguos procedentes de Astudillo, de Amusco, de las fábricas de Frechilla, donde se trabajaba en las mantas y en los paños duros para los pastores o para las sallas estameñas o los pañuelos que se traían de las romerías y que se regalaban a las muchachas. Incluso también hay medias de las que se tejían en casa. Todo eso crea un fondo de identidad, una forma palentina, que es lo que aparece tipificado continuamente en estas colecciones. Incluso las mantas de Frechilla o Amusco surtieron al ejército durante siglos. La pañería palentina tiene fama desde la Edad Media. Se han trabajado desde mantas hasta paños para el trabajo, como los de Astudillo, que decían que no entraba ni una gota de agua por la forma en que tenían de tejerlos”.
Una exposición que cuenta con todo tipo de objetos, desde cajas de cerillas de 1890, periódicos de los años treinta o cuarenta que tuvieron tiradas amplias de miles de ejemplares o postales que durante la década de los sesenta inundaron los mercados, pero también existen objetos curiosos. “Tenemos una baraja de naipes de los años cincuenta donde los palos son los trajes regionales de cada provincia y obviamente está la palentina. Hay colecciones de cromos de los años veinte, donde aparece el traje de León representado por Palencia porque estaba dentro de la Región de León y eso también tiene su gracia hoy en día”, afirma el investigador que reconoce que Palencia “ha podido pasar un poco desapercibida en la tradición castellano y leonesa, pero al final ha visto reunido en un conjunto de casi cuarenta imágenes una gran tradición de vestir y de costumbres palentinas desde 1800 hasta los años setenta y eso sorprende al visitante”.
Una muestra que se puede seguir visitando en horario de mañana hasta el próximo 29 de noviembre y que tiene prevista más paradas, en este caso por la provincia para que los vecinos de otras localidades puedan contemplar el pasado con una gran colección de estampas de lo palentino, que “al final es lo que identifica a cada provincia”. Unos objetos que se utilizan para entender la evolución del sentir popular y sobre todo del sistema económico y del comercio. En definitiva, “la identidad de lo palentino y cómo se ha utilizado en la tradición”, concluyó Carlos Porro, que ya sigue buscando dentro de las raíces palentinas del folclore, la música, los trajes y su idiosincrasia.