Unos niños observan el interior del pozo de la Cripta de San Antolín. / ICAL

La Junta contrata a la institución salmantina para que realice el estudio del subsuelo bajo la Seo de San Antolín y determine el origen del “elevado grado de humedad”

Un río. Un arroyo. Una masa de agua subterránea. Un nivel freático que ha ido subiendo… Algo hay bajo la Catedral de Palencia que de unos años para acá ha traído de cabeza al Cabildo, al Obispado y a las Administraciones ante los problemas de humedad que se dan en la zona más baja del templo, la cripta. Un espacio a varios metros bajo el nivel de la calle y con un pozo.

Bajada a la Cripta desde el nivel 0 de la Catedral de Palencia. / ICAL

Porque siempre de ahí se ha sacado agua, pero en los últimos años el agua no solo brotaba dentro del brocal, sino que la humedad ha llegado a convertirse en inundación en algunas temporadas. Algo que ha obligado a los Bomberos de Palencia a intervenir puntualmente para evacuar el agua de la cripta. Y además ha impedido también que en varias festividades de San Antolín se bebiera el agua del pozo, ante la inseguridad de su origen.

Imagen un reparto de agua el día de San Antolín a principios de este siglo. / ICAL

Pero esos problemas de humedades parece que han ido arreciando. No solo por los picos puntuales de las inundaciones, sino por cómo se han visto afectados los muros de la cripta. Y por ello, las administraciones, en este caso la Junta, han tomado cartas en el asunto. Antes de pensar en cómo acabar con esas humedades, es necesario saber de dónde viene ese agua.

Por ello, la Junta de Castilla y León ha contratado a la Universidad de Salamanca para que realice un estudio del subsuelo sobre el que se asienta la Catedral de Palencia. “En la catedral de S. Antolín de Palencia existe un elevado grado de humedad que se manifiesta por capilaridad proveniente del terreno, es necesario estudiar las propiedades geológicas e hidrológicas del subsuelo para aportar información”, explica la Junta de Castilla y León.

Reflejo de la torre de la catedral de Palencia en un charco de calle Jorge Manrique. / ICAL

En este sentido, el delegado diocesano de Patrimonio, José Luis Calvo, explica a Palencia en la Red que cuando comenzaron la infiltraciones del agua a la cripta, se analizó dicho agua “para saber si era de origen natural o si procedía de alguna cañería” o tubería de la ciudad que se hubiera roto. Aquellos análisis determinaron que era un agua natural, dado que no se encontraron ni agua clorada ni tampoco residuos.

Sólo a la Cripta

Así que dado que el agua asciende al templo a través de sus muros, aunque “afecta solo a la cripta y no a los cimientos del resto del templo”, puntualiza Calvo, se buscará el origen de este líquido. “Nos han dicho en el pasado que podría ser el nivel freático. Pero en años de sequía también se ha seguido dando. O que era cuando subía el nivel del Carrión…”, explica Calvo que también tiene su propia teoría: “En los últimos años se han construido en las inmediaciones de la Catedral edificios con garajes subterráneos. Eso ha podido provocar que las corrientes subterráneas hayan sido modificadas”, de forma que ese agua pase ahora bajo o junto a la Catedral. En todo caso, Calvo subraya que esa es solo su teoría personal, “que no es técnica y no está basada en nada técnico, por lo que no tiene ninguna validez”.

De dar una teoría concreta se encargarán los investigadores de la Universidad de Salamanca contratados ahora por la Junta de Castilla y León, de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte más concretamente, por un montante de 18.110 euros (IVA Incluido) y un plazo de tres meses.

Ellos serán quienes determinen qué es lo que hay debajo de la Catedral y si la potencia del acuífero o de la masa de agua que alimentaba el pozo de la Cripta durante siglos ha aumentado y cuál es su origen.

Luego llegará el turno de determinar qué se hace para paliar esa situación.

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