Imagen de archivo de una de las últimas subastas benéficas de capones, en la que aparece Alfonso Jiménez (derecha) posando con la infanta Elena y representantes de la entidad beneficiaria, la Fundación Prodis
Imagen de archivo de una de las últimas subastas benéficas de capones, en la que aparece Alfonso Jiménez (derecha) posando con la infanta Elena y representantes de la entidad beneficiaria, la Fundación Prodis. / ICAL

Cascajares cerró el 2022 con una facturación superior a los 10 millones de euros. Esta es la historia de una de las empresas más emblemáticas del sector agroalimentario palentino

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“No nos queda ni producto ni maquinaria para elaborarlo, arrancamos de cero”. Este era el mensaje que en la mañana de este jueves trasladaban, desolados, los responsables y trabajadores de Cascajares, tras el incendio registrado en la factoría eldanense hacia las 3 de la madrugada.

Un nuevo comienzo que recordará a aquel emprendido hace tres décadas por dos jóvenes emprendedores de 19 años, Alfonso Jiménez Rodríguez-Vila y Francisco Iglesias, que arrancaron un negocio con una inversión de 160.000 pesetas con el objetivo de iniciar la comercialización de un capón entero enlatado, según relatan en su página web. Un producto cuyo éxito animó al equipo inicial a continuar procesando otras recetas tradicionales de Castilla y León, como las crestas de gallo.

Fotografía de los socios de Cascajares en 1995 - Fuente: empresa Cascajares
Fotografía de los socios de Cascajares en 1995 – Fuente: empresa Cascajares

El éxito del proyecto y la trayectoria empresarial de ambos socios cristalizaron en premios desde muy pronto: en 1998, Alfonso Jiménez fue nombrado “Empresario del año de la provincia de Valladolid”. Un éxito que les permitió dar el salto a sus propias instalaciones y trasladarse a una primera fábrica en Villamuriel de Cerrato.

La boda del príncipe Felipe y Letizia Ortiz en 2003 supuso un antes y un después en la trayectoria de la empresa. “Alfonso Jiménez y Francisco Iglesias no lo dudaron y ante la sorpresa de muchos se propusieron que Cascajares estuviera presente en algún plato del banquete de la boda”, relatan desde la entidad.

“El reto parecía imposible, pero la ilusión y las cosas bien hechas suelen dar sus frutos. Así, en mayo de 2004 se celebró el evento y miembros de las casas reales y jefes de estado de todo el mundo tuvieron la oportunidad de probar como segundo plato del menú real el Capón de Cascajares. El éxito fue rotundo y supuso un punto de inflexión en la corta pero apasionante historia de la joven empresa”.

Este crecimiento motivó el traslado desde la pequeña fábrica de Villamuriel de Cerrato hasta las nuevas instalaciones de Dueñas, en las que la sociedad invirtió más de 1,2 millones de euros, y que hoy han sido pasto de las llamas. Una factoría que pronto se convirtió en “un referente en tecnología agroalimentaria de calidad”, y que contribuyó a nuevos reconocimientos para Cascajares, como el Premio Alimentos de España del Ministerio de Agricultura en 2009, la mejor Pyme del año 2011 por la revista Emprendedores, el CECALE de Oro en 2012 o el premio Nacional de Markegin a la mejor pyme del año en 2013, por su colaboración con el prestigioso chef José Andrés en la elaboración del Pavo de Acción de Gracias.

Famlia Cascajares - Foto de 2011 - Fuente: empresa Cascajares
Famlia Cascajares – Foto tomada en el año 2011 – Fuente: empresa Cascajares

Destaca también su apuesta por la responsabilidad social corporativa, a través de la incorporación de personas con discapacidad en su plantilla, y la célebre Subasta benéfica de Capones que celebran cada año unas semanas antes de Navidad. Solo en la última edición se recaudaron 82.415 euros, destinados a la Fundación Nuevo Futuro, en un acto en Madrid en el que participaron más de 400 personas, conducido por Agatha Ruiz de la Prada y Boris Izaguirre.

Internacionalización

La progresiva internacionalización de los productos de Cascajares motivó el siguiente paso para la empresa con sede en Dueñas: la construcción de una fábrica en Canadá, apostando por la producción en el continente americano que facilitara las complejas leyes arancelarias para los productos alimentarios. En 2011 inauguraron su fábrica en Quebec, en la que invirtieron cerca de 3 millones de dólares, según cuentan en su web.

La empresa despedía con optimismo el año 2022, un ejercicio que cerraban con una facturación de entorno a los 10 millones de euros. “Unas cifras mejoradas que superaron a las alcanzadas en los años previos a la pandemia”, destacaban. Un beneficio que se había logrado gracias a la “reinvención” que desarrollaron durante el parón de la pandemia, apostando por la calidad y la innovación en nuevos productos de consumo.

‘Revancha’ era el título de la campaña publicitaria que lanzaron las pasadas navidades, “orientada a esa necesidad de juntarnos con los nuestros, de abrazarnos y volver a sentir como en 2019. Bajo el nombre «La revancha» esos eran los valores que queríamos transmitir de estas fechas que estamos viviendo de nuevo”, afirman desde la entidad. Una idea que cobra un nuevo sentido a partir de este fatídico jueves, 26 de enero de 2023.

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