Los palentinos dominaron el partido de principio a fin, sin dar opción al conjunto gallego, y suman su octava victoria (114-81)
Estadísticas del partido
El Palencia ha logrado una victoria cómoda ante el Ourense que le ayuda a restañar las heridas que podía haber dejado el partido ante el Fuenlabrada. Una especie de baño de burbujas, termal como las aguas de Ourense, para recuperar la concentración y el buen juego.
Partido para devolver la confianza al equipo, a algunos jugadores que lo necesitaban. Para hacerse valer en el espacio que el presupuesto, la plantilla y la clasificación le ha dado al Súper Agropal Palencia. Para hacerse fuerte en su nicho, especialmente ante un rival empatado a victorias y tras la derrota de hoy de Obradoiro en su casa ante el Fuenlabrada.
El arranque fue intenso del Palencia poniéndose el Palencia seis arriba. Cogiendo las espaldas al Ourense, engañándole en las jugadas de ataque, bloqueando las de los gallegos, ganándoles los rebotes. Si algo se le pudo achacar al Súper Agropal en el inicio fue la precipitación que le llevó a marrar varios ataques. Y lo más positivo, el triple, los cinco puntos, que Oroz anotó en los primeros instantes. El guipuzcoano pareció respirar profundo para soltarse la responsabilidad, la presión, que estaba sus espaldas y ganar esa confianza que le faltaba. Y lo hizo a lo largo del partido.
14-3 consumidos cuatro minutos de juego y un tiempo muerto para los visitantes. No mejoró sus expectativas, porque los palentinos mordían forzando robos y pérdidas. En ataque combinaban con descaro ante la defensa amarilla del Ourense que no podía parar las acometidas moradas que colocaron un marcador de 22-8 a falta de tres minutos para el final de cuarto.
Relevo en el interior del juego del Palencia, primero con Chema, que se cargó con dos faltas; luego con Mballa, que, con ganas y esta vez algo de acierto, ayudaron al Palencia a llevar el marcador al 31-14 al final del primer cuarto en el que los palentinos provocaron siete pérdidas en los visitantes y lograron cuatro recuperaciones, además de un acierto del 80% en los tiros de tres.
Segundo cuarto.
Golpearon primero los visitantes en el cuarto, con un triple de López, pero respondió Wintering que ya se colocaba como el máximo anotador del partido con 11 puntos en ese momento. Volvía a ser pieza clave en el entramado de Luis Guil.
No se quedó atrás Pablo Hernández que, con más minutos de los habituales para dar descanso a los que llevan carga en los últimos partidos, sumaba su tercer triple. 37-21 y tiempo muerto para el Ourense.
Pero la confianza de los palentinos no la paró el paso por el banquillo. Tanto que fueron ampliando la ventaja local. Acierto arriba e intensidad atrás con Oroz como baluarte, propiciando robos, pasos contrarios. El Xabi que se espera.
Y en ese momento, a falta de 4,44 para el descanso, se hizo el silencio en el pabellón. Kamba cayó mal al tratar de conectar un mate y se dañó la rodilla. Salió de la cancha, sin apoyar la pierna izquierda, camino del vestuario entre la ovación del municipal. Como fue recibido luego cuando volvió unos minutos después. Y pese a la preocupación inicial, volvió a la cancha a jugar.
Con un marcador abultado a favor de los morados era el momento para reivindicación de jugadores. Mballa, que se hizo grande en defensa y también en ataque, hasta el punto dar muchos minutos de descanso a Krutwig y colocarse en esos momentos como el máximo anotador del encuentro con 12 puntos.
O Kunkel, no solo en defensa donde su evolución ha sido notable, también en ataque, dirigiendo en algunas fases al equipo y mostrando su habilidad en las penetraciones a canasta con escorzos imposibles. Nada que añadir a la clase magistral de Vaulet con su dominio de las entradas y el uso del cuerpo o las labores menos vistosas de Borg para que con él en el campo el Palencia tuviera un 20 en el +/-.
Se estaba gustando el equipo de Luis Guil que prácticamente doblaba a su rival. Al descanso, 61-35.
Tercer cuarto.
El tercer cuarto empezó sin tanto fuego palentino, especialmente en defensa, donde se concedían tiros liberados que los gallegos aprovecharon en el inicio con tiros de tres para recortar ligeramente la ventaja local. No se llegaba a puntear los lanzamientos rivales.
Y en ataque, las prisas eran malas consejeras. Rápido sí, pregona Guil, pero no a lo loco como en algunas jugadas que llevaron a los morados a cometer varias pérdidas de balón. A pesar de todo, los palentinos lograron mantener el parcial igualado a 13 puntos mediado el cuarto, con tiempo muerto de los visitantes que veían como la pólvora con la que comenzaron tras el descanso se había mojado. (74-48).
Y mientras los gallegos trataban de atajar la ventaja a base de triples, los palentinos combinaban en la pintura. Algunas tan vistosas como el pase de voleibol que Krutwig le dio a Kamba.
A 30 puntos se fue la ventaja palentina cuando aún quedaban casi dos minutos para acabar el partido. Al final del tercer cuarto, 87-56.
Último cuarto.
La ventaja de 30 puntos no parecía suficiente para Guil que no aflojó la mordida. Sí, daba minutos de descanso a los teóricamente titulares, pero a los que estaban en cancha no les perdonaba una. También era el momento de exigirles a ellos.
Tanto que Hernández acabó expulsado por cinco faltas al no regatear esfuerzo. Ninguno lo hizo, defendiendo encima del rival. Incomodándole. Dando casi más importancia a la defensa que al ataque, porque arriba, iban sobrados. Dimitrov y Borg lo cercioraban desde la línea de 3 para ensanchar la ventaja hasta los 33 puntos.
El punto 100 lo anotó Chema, tras asistencia de Borg, logrando que todos los jugadores morados anotaran en el partido a falta de 4 minutos. Minutos que sirvieron para regocijo de los locales y de su afición por una victoria cómoda, más de los esperado, y que es en el casillero la octava de la temporada. Al final 114-81.
Entre los palentinos, el máximo anotador y el más valorado, Mballa: 17 de anotación y 22 de valoración.