Alberto Gómez presenta este mes en Palencia su libro “Contra el silencio: un viaje por las etapas del duelo después del suicidio”
Romper el tabú que oprime a las familias ante una pérdida por esta causa es el objetivo que el periodista Alberto Gómez plasma en su libro, un emotivo relato personal a partir de su experiencia y la de otros compañeros de los grupos de duelo de la asociación ‘DSAS’, que se presentará en la Librería del Burgo el 30 de mayo
El periodista Alberto Gómez (Jerez, 1978) transitó durante más de dos décadas por un proceso de duelo silenciado tras perder a su hermano. Después de conectar con otras personas en grupos de duelo por suicidio, ha decidido alzar la voz contando su testimonio en ‘Contra el silencio’ (Libros.com, 2024), que se presenta en la Librería del Burgo de Palencia el próximo jueves 30 de mayo a las 19:00 horas.
Su objetivo, afirma, es contribuir a la prevención de una lacra que se cobra más de 4.000 vidas al año en España y ayudar a los familiares y amigos de esas personas que se fueron a convivir con su pérdida sin estigmas.
Acabas de publicar ‘Contra el silencio’, un libro que recorre las etapas del duelo tras perder un familiar por suicidio, como fue tu caso y el de otras personas que aparecen en tu relato. ¿Por qué era importante para ti romper ese tabú?
Era importante romper ese tabú porque, si no, te quedas en silencio durante años sin hablar de esa persona. Y las poquísimas veces que lo haces, comienzas por el final, por su final, en lugar del principio. Ese tabú te impide contar algunas de las muchísimas cosas que viviste con ese ser querido.
Tomaste la decisión de acudir a DSAS (“Después del Suicidio” – Asociación de Supervivientes) después de años conviviendo con tu propio duelo. ¿Qué supuso, en ese momento, ver tu historia reflejada en otras tantas, hasta el punto de querer recogerlas en un libro?
Te sientes acompañado y sientes que hay personas que hablan tu mismo idioma. Desgraciadamente, en la calle, fuera de ese grupo de duelo, no es lo mismo. No sientes la misma complicidad cuando lo cuentas o lo compartes con otras personas. Dentro de tu grupo de duelo surge algo especial, diferente, a lo que no quieres dejar de aferrarte una vez que lo conoces.
El silencio, la mentira, las huellas… Son algunas de las etapas de ese camino que describes, que tienen como objetivo llegar a ser capaz de sonreír y de honrar el recuerdo de quien se fue. Un camino, a veces, de años…
Son etapas, o episodios, que vivimos y sufrimos casi todos en cuestión de pocos o de muchos años. A veces de manera desordenada. Y en otros casos, hay alguien que no vive o sufre una de ellas. En mi caso, por ejemplo, no viví la mentira porque me contaron la verdad sobre lo que había pasado. Casi todos los supervivientes sí que pasamos por la mayoría de esas etapas, en un orden u otro. Pero pasas por ellas. En algunas te quedas más anclado y en otras menos.
El libro se presenta el jueves 30 de mayo a las 19:00 horas en la Librería del Burgo de Palencia. ¿Generar conversación en torno a esta epidemia, que sesga once vidas al día en España, es una manera de mejorar la prevención?
Ojalá. Todo lo que esté en mi mano por aportar un mínimo granito de arena en prevención de más muertes, como dices, once al día… O en prevención de toneladas de silencio como las que mi familia y yo hemos sufrido y seguimos sufriendo a día de hoy, bienvenido sea ese mínimo granito de arena. Y ojalá podamos compartirlo, aquí en Palencia y en cualquier otro lugar, para que haya menos suicidios (quién sabe) y para que haya menos silencio, menos tabú y menos estigma y la gente pueda hablar con un poquito de calma sobre esas personas que vivieron muchos años.
Se habla mucho de salud mental: los datos muestran una pérdida de la calidad de vida de muchas personas especialmente después de la pandemia. ¿Qué recursos detectas, al hablar con tantas familias, en la prevención del suicidio y el apoyo a los supervivientes?
Yo detecto que hay ganas de hablar y de compartir. Gente que se abre, que gracias a (o por culpa de) la pandemia, ha compartido y contado cosas que antes quizás callaba. Es cierto que faltan recursos profesionales. No puede ser que, si hoy tengo un problema de salud mental, me den una cita de aquí a tres meses.
Pero al menos tengo la sensación de que la gente es capaz, un poquito más que antes, de contar: “oye, voy al psicólogo”, “oye, no estoy bien”, “tengo ganas de contarte algo”… Ese tipo de frases antes apenas se pronunciaban. Ahora se escuchan un poco más. Pero tendrían que ir de la mano de gente profesional que te ayude a sobrellevar esas sensaciones y esos malos días.