El entrenador del Colina Clinic Palencia afronta esta nueva etapa como entrenador con mucho entusiasmo aunque confiesa que le encantaría poder volver a jugar si el físico se lo permite, pues está a la espera de pasar por quirófano por sendas lesiones
Sacha Casañas, basta con pronunciar tu nombre para saber que estamos hablando con uno de los jugadores más destacados de la liga nacional de Rugby. Pero este año te llega la oferta para entrenar el Colina Clinic Palencia ¿cómo recibes esa propuesta y qué te hace aceptarla?
Admito que este año estaba un poco indeciso por cómo se me iba a plantear por todas las lesiones que sufrí al final de la temporada pasada y que me van a mantener alejado de los campos durante un tiempo. Viendo la situación yo lo que sí quería era poder hacer algo relacionado con el rugby. Un día desayunando recibí la llamada de Bertoni, un directivo del VRAC, diciéndome que el Palencia buscaba entrenador.
A partir de ahí hubo conversaciones telefónicas con Roberto Cantera y en nuestra primera reunión yo fui con la idea de decirle que aunque yo estaba muy entusiasmado, era una irresponsabilidad aceptar un proyecto tan ambicioso cuando iba a tener que pasar por varias cirugías, pero finalmente no le pude decir que no, así que estamos viendo a ver cómo poder solventar estas pequeñas situaciones. Pero el proyecto me tentó mucho y seguir ligado al rugby con el equipo que ganó el año pasado la liga regional era un desafío al que no pude decir que no.
En Argentina has sido campeón en tres ocasiones en el Torneo de la URBA y otras tres veces en el Torneo Nacional de Clubes. También representaste al país como parte del combinado Argentina XV. Además has ganado varias ligas y copas del rey en el Valladolid Rugby Asociación Club (VRAC). ¿Se puede decir que tu etapa como jugador está completada con todos estos logros conseguidos?
No me puedo quejar y siento que disfruté muchísimo estos diez años jugando a alto nivel, 5 años en Argentina y 5 en España. Crecí con una mentalidad en mi club en Argentina en donde antes del primer día de pretemporada decíamos que había que bajarse del elefante, que es el animal de nuestro escudo, y empezar a trabajar el doble porque éramos los campeones del año pasado y el equipo al que todos querían ganar. No me puedo quejar, tengo la suerte de haber estado presente al menos una vez en los equipos que ganaron todos los títulos, y haber representado a mi país, que es algo a lo que todo deportista aspira. Podríamos decir que la etapa como jugador está completa, pero uno juega para divertirse y salir de la rutina, por lo tanto, sí me gustaría volver a jugar, como profesional si el nivel me da, y sino como amateur.
Estás pendiente de pasar por quirófano y este año ejercerás de entrenador, pero ¿regresará Sacha al campo a competir después de todo este proceso de recuperación?
La temporada pasada en Cuartos de Final me rompí el hombro y no me dejaron jugar la Semifinal. El cuerpo técnico decidió reservarme para la Final donde lamentablemente me rompí la rodilla, así que con dos lesiones quirúrgicas y un verano bastante malo, el aspecto como jugador en el corto plazo no es muy visible. Me esperan al menos 12 meses de rehabilitación. El Sacha jugador volverá si un día siento que estoy para jugar, pero por el momento esta etapa como entrenador es mi presente y la encaro con gran dedicación y pasión.
En el Colina Clinic estáis en la pretemporada. ¿Cómo definirías el equipo que se ha formado para afrontar este año de competición?
Estamos en pretemporada y es una etapa muy importante. Los jugadores están con un cuerpo maleable donde nosotros podemos manejar las cargas sin tener condicionantes arrastrados desde antes. Es cierto que el de aquí es un rugby distinto por el contexto en el que nos encontramos. En Argentina jugaba en un club donde tuvimos siete equipos de plantel superior y había muchos jugadores, y en el VRAC la mayoría eran profesionales o tenían ciertas ayudas económicas para poder estar presentes a lo largo de todo el año. Aquí me encontré con un equipo donde los jugadores tienen turnos de trabajo que a veces son incompatibles con los entrenos, entonces hay que ir con un poco de cuidado en el aspecto físico porque no queremos empezar con sobrecargas y lesiones, estamos individualizando las cargas de entrenamiento y así poder llegar al inicio de la liga con una plantilla más extensa que nos permita afrontar toda la temporada.
Del tema deportivo pasamos a hablar de lo personal y de tu profesión: la medicina. Hay que destacar que durante la pandemia hiciste una labor muy importante como voluntario…
Durante la pandemia creo que hice lo que cualquier médico hubiese hecho. Era un médico recién graduado, había terminado la carrera dos semanas antes de que empezaran a cerrar aeropuertos y fronteras, y me vi en mi casa encerrado viendo cómo se colapsaba el sistema sanitario. Yo podía hacer más que alguien que no tuviese estudiosos aunque sabía que estaba limitado por mi nula experiencia a nivel práctico, pero quería ayudar a atender teléfonos, dudas… para que la gente que realmente estaba formada pudiera dedicarse a salvar vidas. Me ofrecí como voluntario porque aún no tenía la homologación del título de medicina. Si mi labor sirvió para sumar en algo, yo me quedo más que contento y, sobre todo, lo que más me alegra es haber contribuido con mi profesión de médico en hacer que la sociedad deje de ver la figura del jugador de rugby como una persona agresiva, que es como se las considera en Argentina.
La bata blanca o el balón ovalado. ¿Gustan las dos por igual?
Cuando me fui de Argentina no existía el rugby profesional y ahora tampoco está extendida esa profesionalización del deporte, por lo tanto siempre tuve claro que mi prioridad era estudiar medicina. Si me preguntas hoy qué prefiero, te respondo que estoy desesperado por ser médico, terminé la carrera en febrero de 2020, justo con la pandemia, y la burocracia se paralizó. Estoy aún esperando a que me den la homologación para poder ejercer. Fueron casi dos años de papeleos en Argentina y este diciembre cumplo dos años en España. Es bastante desesperante y triste. Estudié durante tantos años para poder ayudar en la salud de otras personas y que haya tantas trabas burocráticas para poder ejercer… Con 30 años me encantaría empezar a tener experiencia y poder dedicarme a la medicina.