Así suena y así se ha construido la recreación del órgano grecorromano que recibió la Villa Romana La Olmeda ayer y que promete convertirse en un nuevo atractivo cultural para el yacimiento palentino
Ayer los dioses andaban revueltos en la Domus de La Olmeda. Ocurren muchas cosas por allí últimamente: 62.000 visitantes al año en los años buenos (sin pandemia), teatro, conciertos, recreaciones, talleres para niños, conferencias… Pero escuchar un hydraulis… ¡Eso sí que es insólito en este milenio!
Sin duda, la presentación en sociedad ayer del nuevo órgano de estilo grecorromano de la Villa Romana La Olmeda era un acontecimiento singular. Tratar de reconstruirlo parecía una osadía, o bien una misión imposible. Pero Acitores Organería y Arte ha atinado en el término medio, gracias a una profunda investigación documental y a la estrecha colaboración con el Servicio de Cultura de la Diputación de Palencia, impulsora de este proyecto cultural de importante calado que aspira a convertirse en un nuevo atractivo para el buque insignia turístico de la provincia de Palencia.
Este órgano grecorromano es el primer instrumento de tecla de la historia, cuya invención se atribuye a Ctesibius de Alejandría (285-222 a.C.). Su nacimiento parte del deseo de hacer sonar de manera polifónica un grupo de flautas mediante un mecanismo de teclado sin tener que soplar o actuar con los dedos sobre los tubos, como en el aulos.
“Para el impulso de aire se utilizaban unos cilíndros con un émbolo interior que insuflaba el viento en un recipiente con agua. Ésta ejercía una presión sobre el aire al ser desalojada por éste, regulando la presión de un modo muy estable”, explicaba en la presentación el maestro organero Federico Acitores, quien ha dirigido la investigación y los trabajos de construcción del nuevo instrumento de la VRO. “Viene a ser un ejemplo más de la importante ingeniería desarrollada por estas culturas para el dominio del agua”.
Una relevancia que se constata en las fuentes documentales y los restos arqueológicos, que ayer Federico Acitores enumeró en la presentación: Nerón fue un gran intérprete de este instrumento del que escribió el propio Aristóteles, mientras que eruditos de la época como Marco Lucio Virtubio o Herón de Alejandría se afanaron en describirlo, como lo hicieron también sabios medievales como San Agustín, San Isidoro o Alfonso X, gracias a lo cual han llegado hasta nuestros días los datos necesarios para recomponerlo como máquina y como instrumento musical.
Pero, curiosamente, “el hydraulis ha sido un gran desconocido hasta el siglo XX”, apuntaba Acitores, porque los grandes hallazgos arqueológicos han tenido lugar en la época moderna. Hallazgos de terracotas, monedas y medallas, lápidas o mosaicos, como el de Noheda (Cuenca), Nening (Alemania) o Leptis Magna (Libia). Incluso algunos restos arqueológicos de piezas y partes de un hydraulis, el más destacado y reciente de ellos hallado en 1992 en Grecia.
Ahora bien, construirlo implicaba conectar estos datos con otra gran laguna documental: cómo sonaba la música romana. “Ha sido un reto interesante y difícil porque se trata de un instrumento singular del que no teníamos restos. De cualquier otro objeto semejante podemos ir a verlo, medirlo, copiarlo. Pero órganos de esta época, de hace 2.200 años, parecía prácticamente imposible”, apuntaba el organero, cuya empresa ha firmado cerca de dos centenares de restauraciones y nuevos órganos en España, Filipinas o Portugal.
Algunas recreaciones diseñadas o incluso construidas en otros países europeos cometían errores como, por ejemplo, ponerle las 12 notas cromáticas que conocemos hoy, “cuando sabemos que la afinación romana no era cromática sino diatónica”, señala Acitores, o dar por hecho que los tubos tenían la forma y el tipo de embocadura que presentaron a partir del Renacimiento y, especialmente, en el órgano Barroco.
Así pues, esta recreación plantea un instrumento de 18 tubos realizado “con materiales y técnicas adecuados a la época de origen, procurando también unas embocaduras simples y naturales, sin aplicar elementos de la organería convencional moderna”.
Hacerlo sonar
Una vez resueltos los múltiples desafíos técnicos que entrañaba el proyecto, el reto era averiguar cómo hacerlo sonar. De ello se ha encargado otro artista palentino, el pianista y percusionista Alberto Ruiz, reconocido intérprete clásico, del folk y el jazz. “No hay material específico recogido previo a las partituras medievales”, avanzaba antes de hacer sonar, por primera vez en sociedad, este hydraulis del siglo XXI.
Para ello se ha basado en un poema localizado en una losa funeraria, con símbolos alfabéticos que indicarían la nota musical y marcas en relación a su duración simple, doble o triple. O las piezas musicales documentadas en relación al aulós, sobre las que ha trabajado para preparar la demostración de ayer.
En la Villa Romana La Olmeda, la sorpresa se instaló ayer en las autoridades y público presente al escuchar la potencia de un instrumento que, por su tamaño parecido al de los órganos realejos o de arca, se esperaba de sonido mucho más tenue. Quizás por ello era necesario fabricarlo para hacerse una idea de las importantes diferencias que tiene el sonido de este instrumento con respecto a los órganos de fuelle.
La inauguración, que contó con su propio ritual de Consegratio, no era el final sino el principio para el Servicio de Cultura de la Diputación Provincial.
“Hablamos de un órgano excepcional, único y raro. Y en esa rareza está su grandeza”, apuntaba la diputada de Cultura, Carolina Valbuena, que se ha volcado en este proyecto junto con los técnicos de dicho Servicio.
“Este proyecto sin duda alguna mezcla lo clásico y lo innovador, porque en él ha apostado la Diputación de Palencia con dos objetivos clave: rescatar del olvido ese singular secreto musical, e incrementar aún más el atractivo de ese gran emblema que es esta Villa Romana”, agregaba al final del acto la presidenta de la Institución Provincial, Ángeles Armisén.
La presidenta avanzó la puesta en marcha de un proyecto de formación musical específica, “con conciertos y charlas didácticas que se incorporen a la oferta cultural del yacimiento”, como las primeras Jornadas de Música Antigua y Arqueomúsica de La Olmeda que se celebrarán próximamente, o la presentación del Hydraulis en el Museo Arqueológico Nacional a finales de esta primavera, un acto “que tendrá una repercusión como la que se merece un proyecto innovador cultural de estas características”.
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