Las trabajadoras sociales del Hospital de Palencia visitan el piso adaptado por Cocemfe destinado a la recuperación de personas con ictus y otras enfermedades cerebrovasculares

Resolver problemas y mejorar la vida de las personas es la importante labor de una trabajadora social. Su intervención es clave para el bienestar general. Son conocedoras de las necesidades de la población y también de las carencias del sistema. Por eso, en esta visita a este piso, desarrollado por COCEMFE CYL dentro del proyecto Crisálida, han resaltado la importancia de que se ‘normalice’ un proceso de recuperación tan sensible y complicado como es el de un ictus u otros accidentes cerebrovasculares.

Esto es posible ofreciendo el apoyo de un equipo sociosanitario y multidisciplinar durante los tres primeros meses, tras el alta hospitalaria, las 24 horas del día, en un espacio accesible y dotado con sistemas punteros en domótica y de movilidad y productos de apoyo, a la vez que resulte seguro y confortable para el usuario. Como un hogar. “Me ha impactado descubrir la cantidad de recursos que existen para facilitar la recuperación de un paciente de ictus, todo lo que hay por hacer con una persona con estas limitaciones, los avances tecnológicos y terapéuticos y la autonomía que puede alcanzar”, declara Gloria Abarquero, una de las trabajadoras sociales.

Destaca también la aportación a la provincia de Palencia de esta iniciativa de la entidad, que forma parte de una experiencia piloto con posibilidad de réplica en el resto de Castilla y León: “Aquí, en la capital hay dos plazas de neurorrehabilitación pero se realiza en un entorno de centro sanitario, con un ingreso. Esto es algo mucho más normalizado y parecido a lo que vas a tener en casa”.

Tanto que, durante su estancia en el piso, el usuario principal estará acompañado de un cuidador familiar, que recibirá también el entrenamiento para la adaptación a la nueva situación. “Se convierte en un espacio inclusivo, que compartes con los tuyos, y todo se hace más llevadero. No tienes que estar en un hospital ingresado”, añade Elena Gómez, del equipo de trabajo social del CAUPA.

Para su compañera, Rosa de la Mota, esta posibilidad de rehabilitación tan intensiva y con máxima autonomía, que no ofrecen los recursos asistenciales al uso, “desdramatiza la enfermedad, al paciente y a la propia familia, que descubren que hay salida. Tras el impacto, en la preparación de la vuelta a casa, surgen muchas lagunas, pero aparece otra realidad. Y es que no se acaba la vida con la enfermedad, empieza otra distinta, nueva y con mucha ayuda, y eso estimula”.

El equipo de COCEMFE, formado por rehabilitador, logopeda, terapeuta ocupacional, psicólogo, trabajador social, asistente personal…, aplica los tratamientos y terapias avanzadas, en las que se utilizan la robótica, la gamificación o la realidad virtual, y de las que ya se benefician en régimen diurno, sin alojamiento, otras personas con discapacidad dentro del piso.

El papel del cuidador

Para las profesionales del Hospital Río Carrión y Hospital San Telmo, es vital “visibilizar la patología del ictus o derrame cerebral. Antes pasaba y se quedada en el entorno doméstico porque ‘te había tocado’. Por eso, es esencial este deseo de integrar a la familia en el entrenamiento, ya que el entorno del paciente tiene mucho que hacer para cambiar este concepto” apunta Rosa de la Mota. “Tan importante es el trabajo de uno como de otros para alcanzar los objetivos deseados”, remata Gloria Abarquero. Conocido el recurso, comienza la búsqueda de ese paciente recuperable y su cuidador acompañante, un elemento clave.

Las trabajadoras sociales alertan sobre el aumento de ictus o hemorragias cerebrales en Palencia, que en 2024 superaron los 300 casos. “Cada vez son más jóvenes los que sufren este tipo de accidentes; ha bajado mucho el rango de edad de afectados”, apunta Elena Gómez.

“Y los recursos están muy limitados. Tras el alta, puedan rehabilitarse en el Hospital Casaverde de Valladolid, Hermanas Hospitalarias o Puente de Hierro en Palencia, pero nada parecido a este apoyo de COCEMFE CYL”, añade Rosa de la Mota. Tras ese primer periodo, ya fuera del piso, el programa de COCEMFE CYL, de carácter experimental, incluye un seguimiento terapéutico de hasta 18 meses.

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