La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana recuerda que el proyecto de rehabilitación cuenta con una financiación del 50% aportado por el Gobierno de España
Estaba Heliodoro Gallego como alcalde de Palencia -y no en su última legislatura- cuando el proyecto de La Tejera comenzó a andar. De hecho, no corría ni el actual siglo. La rehabilitación de un espacio fabril, testigo de la cerámica y la producción industrial de la mano de Cándido Germán en una época pasada para convertirse en el baluarte de la modernidad, del futuro. Un Centro, un Palacio de Congresos para Palencia. El artífice, el arquitecto Patxi Mangado (el mismo que La Balastera) presentaba en 1999 un proyecto ambicioso para esta antigua fábrica. Para sus hornos, para sus entornos.
Casi seis años después, en 2005, salió a licitación, por primera vez, el proyecto constructivo para este espacio dotacional de la ciudad. El precio, 6.490.468 euros, aunque finalmente la obra se adjudicó en 5,6 millones a las empresas Ortiz y Condisa, que se comprometieron a ejecutarlo en 36 meses: Tres años. De la finalización de aquel primer plazo habrían pasado ahora 15 años, pero ese plazo estuvo lejos de cumplirse. Y tras 15 años, otra licitación -y no es la segunda de estas obras-, vuelve a ser noticia.
Porque el Gobierno Central, en concreto la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ha anunciado esta tarde que esta semana saldrán a licitación las obras para la remodelación de este espacio como un Palacio de Congresos… O algo parecido, pero lejos del sueño de 1999.
Durante una visita a Palencia donde llevó a cabo diversas reuniones de trabajo y apoyó a la candidata socialista a la Alcaldía de la capital, Miriam Andrés, la ministra afirmó que La Tejera permitirá a Palencia contar con un espacio para ser utilizado para recursos culturales y prestación de servicios públicos, con el fin último de estar al servicio de la ciudadanía, añadió.
5,3 millones de euros
Pero lo que no señaló es que los pasos dados por el Estado (de varios colores), la Junta, y el Ayuntamiento (también de varias formaciones políticas) han sido tan lentos que el dinero por el que se va a licitar las obras ha quedado obsoleto. En concreto, está previsto que las obras salgan a concurso por 5.366.552,19. Menos del dinero por el que salieron en 2005.
Con ese dinero se pretendía poner en marcha en proyecto redactado y aprobado en 2018 (en el anterior mandato municipal, en la anterior legislatura en el Gobierno Central, ni en esta ni en la anterior, sino con Juan Vicente Herrera como presidente de la Junta).
Y ese proyecto ya difería del original en su envergadura. Pero a esto hay que añadir que el pasado octubre las cuatro administraciones implicadas (Estado al 50%, Junta al 20%, Ayuntamiento al 20% y Diputación al 10%) acordaron modificar la adenda y el objeto del contrato para tener en cuenta la subida de precios por la inflación. Oficialmente, esa modificación fue publicada en enero de este año.
De esta forma, lo que se va a acometer son “el 100% de la rehabilitación del edificio de la nave de La Tejera, que es la parte más singular y de mayor valor patrimonial de la actuación. En cambio, del Edificio Auxiliar de la planta baja, se ejecuta sólo la parte de servicios, instalaciones y comunicación vertical. De la urbanización se ejecuta aproximadamente el 15%, dando prioridad a tres zonas concretas: El acceso principal a la nave y edificio auxiliar, la zona posterior hacia la avenida de Santander para garantizar la evacuación, y el inicio del aparcamiento para cumplir con la reserva mínima de aparcamiento por Normativa municipal”.
Así se asume la inflación por la vía de la reduflación. Es decir. Con el mismo dinero, los 5,3 millones se espera ‘comprar’ menos cantidad de la reforma de La Tejera. “Esta reducción equivale a un 25% del proyecto, porcentaje que absorbe el incremento de los precios de acuerdo con la actual situación económica”, señalaba el BOE.
Ahora solo falta esperar que el plazo que ha transcurrido desde que se redactó el proyecto, en 2018, y desde que se aprobó la modificación del protocolo entre las administraciones, en octubre del pasado año, no pase factura inflacionista a La Tejera y se llevé a buen puerto lo previsto para que deje de ser el nuevo Soterramiento o el nuevo Hospital saltando de elecciones en elecciones.
Vía libre, de nuevo, a un proyecto gafado por el que han pasado empresas con un nombre tan llamativo como Voladuras Controladas. Algo que da en qué pensar sobre la trayectoria de la remodelación de este espacio.