“Por bueno, me ha pasado lo que me ha pasado”

Comienza en la Audiencia Provincial de León el juicio contra un hombre que arrojó por la ventana a su compañera de piso causándole la muerte

El hombre de 54 años acusado de arrojar por la ventana del balcón a su compañera de piso, de 63 años, en Ponferrada en marzo de 2021 y al que se juzga desde hoy en la Audiencia Provincial de León por homicidio, se declaró inocente de los hechos que se le imputan.

“Por bueno, me ha pasado lo que me ha pasado” manifestó durante su comparecencia en la primera sesión del juicio. En las conclusiones provisionales el fiscal mantiene la petición de 12 años y medio de prisión, la acusación particular ejercida por la hija de la fallecida solicita 15 años de cárcel y la defensa reclama la libre absolución al entender que su representado no cometió ningún delito.

Los hechos juzgados tuvieron lugar en la madrugada del 10 de marzo del pasado año. A las 00.24 horas, el Servicio de Emergencias 1-1-2 recibió una llamada que alertaba de que una persona se había precipitado por una ventana. Después de una primera atención ‘in situ’ fue trasladada al Hospital de El Bierzo donde falleció poco después.

El acusado fue detenido por la Policía minutos después de la caída, cuando se encontraba en su domicilio, junto a una joven pareja a la que había acogido recientemente y que estaba durmiendo en su habitación.

El fiscal sostiene que el acusado, Rogelio, salió a la terraza del balcón cogió con ambos brazos a Rosa, la levantó del suelo -donde estaba recostada-, la colocó por encima de la barandilla y la arrojó a la calle y la acusación particular afirma que previamente se produjo una discusión entre ambos.

La abogada defensora apela a la teoría del “teléfono escacharrado” y asegura que la Policía cometió “numerosos errores y los hechos objetivos se distorsionan”. “Cuando se den cuenta, verán las contradicciones y absurdos. No van a escuchar de ningún testigo que vieran arrojar a alguien intencionadamente por un balcón. No encajemos las piezas para condenar a alguien sino con sentido común” le dijo a los miembros del jurado popular del caso, seis mujeres y tres hombres, con dos suplentes varones.

El acusado detalló mantenía con Rosa cierta amistad, nunca una relación sentimental o afectiva, y que en ocasiones hacían junto la compra, iban a misa o al médico. “Una relación de inquilino, pero simbólica, porque había meses que ni 80 euros me daba… compartíamos gastos simbólicos” explicó.

Rosa tenía un novio con el que a veces pasaba días y la noche de su muerte habría llegado a casa en estado de embriaguez y fue atendida por sus compañeros de piso antes de “irse todos a dormir”. El acusado entregó en su día llaves del piso tanto a Rosa, como a un amigo que se las devolvió meses después, y a Aarón y Mireia, la pareja de veinteañeros -ella embarazada- a la que había alojado recientemente en la vivienda, sin que hasta la fecha hubieran abonado nada por ello. Respecto a ellos también comentó que al día siguiente del suceso, “la casa estaba llena de lejía; la habían limpiado ellos, no sé por qué”.

“Estuvieron en la casa todo lo que les dio la gana y más y encima mi prima les tuvo que dar un dinero cuando se fueron”, declaró sobre estos jóvenes a los que conoció por mediación de Rosa, que intercedió por ellos, ya que no tenían residencia, y que supuestamente le proporcionaban marihuana.

Rogelio, en tratamiento por una drogadicción que abandonó en 1997 y que padece brotes psicóticos, se considera una cabeza de turco. “No me escondo de nada”, aseguró y afirmó que nunca discutió con Rosa, a quien describió como “buena persona” y sobre cuya hija dijo que no se preocupaba de ella y que era la víctima la que la llamaba de forma habitual.

Las sesiones del juicio se prolongarán hasta el jueves 22, con la declaración de testigos, entre ellos los inquilinos de la vivienda, el matrimonio que alertó de lo que estaba ocurriendo, agentes policiales y forenses.

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