Los “jardinillos” nacen con el ferrocarril. Terminada la construcción de la estación en 1862, en los terrenos enfrente de la misma, se diseñaron unos pequeños parterres ajardinados. Esa zona ajardinada fue denominada, por el pueblo palentino, desde sus inicios, como “jardinillos”, que no quiso ser un nombre, sino una descripción, que hacía referencia a su tamaño: “unos jardines pequeños”.
Pero el pequeño y recién nacido parque tenía un serio problema. Era propiedad de la Estación del Noroeste, empresa que entró en crisis en 1868 y que no se ocupó de su mantenimiento o cuidado. Si subsistió fue gracias a la labor del Ayuntamiento que mantuvo y cuidó la zona al ser el punto de llegada de los viajeros por tren y el primer encuentro con la ciudad. Anexo a Jardinillos existía una explanada que generaba un espacio ideal para celebraciones y verbenas, entre las que destacaba la de San Juan. A esta acudió la infanta Isabel de Borbón, conocida popularmente como “La Chata”, en su visita a la ciudad en 1914. Esto, unido a la construcción en 1912 del conocido popularmente como tren burra, hizo que Jardinillos se convirtiese en zona de interés para el Ayuntamiento que inició el proceso para poder mejorar la zona.
El primer paso para mejorar Jardinillos fue posible gracias a Abilio Calderón, quien consiguió que la empresa de ferrocarriles se aviniese a ceder los terrenos a la ciudad, mediante un contrato de alquiler a bajo precio, que se firmó en julio de 1915. Poco después, el arquitecto municipal, Jacobo Romero, presentó un diseño que estructuraba el parque en dos zonas. Una justo enfrente de la Estación, de forma rectangular, ocupada por unos parterres; otra cuadrada, a su izquierda, recorrida por varios caminos que confluían en el centro, formando ocho triángulos ocupados por zonas verdes. Además, se instaló un templete para las actuaciones de la banda municipal de música en el punto donde se ubicaba la antigua caseta del guarda.
Terminada la reforma y ampliación del parque, no hubo inauguración oficial y tampoco se le dio un nombre determinado, de forma que los palentinos siguieron denominando a esa zona “Jardinillos”. Aunque su tamaño ya lo desaconsejaba, la costumbre hizo que el nombre perdurara.
En 1923 se derribaron las tapias que separaban Jardinillos de la Avenida 1º de julio (actual de Simón Nieto), dando mayor amplitud a la zona y eliminando uno de los últimos restos de la muralla (en esas fechas tan sólo un muro más que muralla). En diciembre de 1925 se construyó el palomar, que todavía existe y, dos años después, se proyectó una pasarela de hierro y cemento para salvar la vía, hoy desaparecida.
Curioso
‘Jardinillos’ fue la denominación que los palentinos popularizaron, pero el parque como tal no tenía nombre
Jardinillos, sufrirá, más adelante, una profunda reforman, cuyo punto de partida es la cesión al Estado, el 11 de julio de 1977, de una gran parcela de terreno para ubicar en ella la actual estación de autobuses. Con esta medida las dimensiones del parque quedaron delimitadas por todos sus lados. Durante la alcaldía de Francisco Jambrina, se reformaron los parterres, se dispusieron estanques con agua, un pequeño auditorio, un paseo cubierto, y se ampliaron las zonas verdes hasta el aparcamiento de la estación de autobuses. La modificación supuso el cierre de la antigua caseta de madera de churros, y su desplazamiento a su ubicación actual. En la década de los 90 se cerró el quiosco Farindondín, que muchos aún recordarán por sus helados y su letrero donde se leía “On parle français”.
Recientemente, se ha producido una nueva reforma que ha cambiado completamente el parque, desapareciendo la zona de jardín romántico y muchos de los elementos de la reforma anterior. El resultado de la modificación es visible. No negaré que se gana en claridad y seguridad, pero, personalmente, echo de menos que no se haya conservado, adecentándola, la zona de jardín romántico, además de no convencerme el mobiliario instalado, el embaldosamiento, ni el césped artificial.
De aquellos pequeños e iniciales “Jardinillos” ya sólo queda el nombre que, los palentinos, le dimos desde su origen.
Javier de la Cruz Macho es Doctor en Historia y profesor de Enseñanza Secundaria.
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