Los morados lograron una victoria cimentada en una gran defensa que desarboló por momentos a los visitantes (78-69), aunque el ultimo cuarto matizó el resultado
Palencia Baloncesto logró su segunda victoria de la temporada, la primera en casa, y se coloca en la zona alta de la tabla tras vencer esta noche de forma trabajada al Gipuzkoa. Una victoria basada en una gran defensa, ejercida desde el segundo cuarto, donde bloquearon a los visitantes en solo 9 puntos. Si bien el último cuarto los visitantes se colocaron a solo 7 puntos tras arrastrar una desventaja de 24 puntos.
Primer partido de la temporada oficial-oficial -como dice Luis Guil- en el Pabellón con una entrada rozando el lleno. Alegría por volver a casa y tristeza por el fallecimiento del hermano del presidente del Club, Gonzalo Ibáñez. Se guardó un minuto de silencio.
Arrancó con fuerza el Palencia Baloncesto, tratando de imponer su ritmo. Canastas rápidas. Internadas tajantes. En la canasta contraria, el Gipuzkoa no le perdió la cara, devolviendo los golpes.
Pero entre golpe y golpe, los palentinos iban arrancando algún punto de ventaja para distanciarse en el marcador. Pasados los primeros cinco minutos, Guil dio entrada a la segunda unidad del equipo. Primero con 13-8 mete a Kunkel y Manu. Luego el carrusel llegó para relevar a los de inicio: Wintering, Borg, Kamba, Vaulet y Krutwig.
Esa segunda parte del cuarto no fue buena. Los palentinos no rentabilizaban sus ataques a pesar de haber entrado ya en bonus. En cambio, los donostiarras, ante el apagón de los locales, lograron meterse en el encuentro de nuevo, e incluso ponerse por delante momentáneamente.
Al final, con más trabajo que brillantez, los palentinos se fueron al banquillo con dos arriba. 20-18.
Segundo cuarto
Los donostiarras dieron el primer golpe, contestado por Kunkel. Una y otra vez. De dos, de tres el americano para contrarrestar a los visitantes que se hacían grandes en la zona palentina, sacando ventajas, no siempre con acierto. Más bien lo contrario. Eran capaces de generar huecos, entradas, pero no remataban.
Lo contrario que el Palencia que sin ataques claros conseguía canastas por insistencia pero sin marcharse en el marcador: 27-24 consumidos cuatro minutos del segundo cuarto. Empate a 27, con un Gipuzkoa que hasta ese momento colapsaba la zona para atajar los arrebatos de los palentinos. Suerte que en las segundas jugadas los palentinos no daban opción atrapando los rebotes. Y esa fue la clave desde que el contador pasó de los 6 minutos por jugar. Mejor defensa, mucho mejor defensa, recogida de la cosecha en los rebotes y un ataque más contundente.
Apareció Wintering y Cameron para darle otro aire al Palencia. Más lucha. Más acierto. Mejor lectura de las jugadas (propias y rivales) para poner a los palentinos cinco arriba. 32-27. Tiempo muerto de los visitantes.
Trataron los palentinos de volver a imponer su velocidad en los ataques, pero la dura defensa azulona era una roca. Había que sobar la jugada y llegar a la canasta no con toda la claridad necesaria. Pero la roca se desfragmentó y pudieron llegar los contraataques que eran cuchillos. 36-27, con un parcial de 9-0 en dos minutos y medio. Nuevo tiempo muerto de Odriozola que veía ahora fundirse a negro a los suyos en ataque. Estaban bloqueados por la defensa palentina y por su falta de acierto. 1 de 12 en tiro de tres, 8 de 20 en el de dos.
Se creció el Palencia que avasallaba al Gipuzkoa. En una zona atacando con rapidez y en la propia, impidiendo tiros claros y cazando los rebotes de los tiros defectuosos: 42-27 en el momento en el que Guil dio descanso a Wintering y Kurtwig y apenas 43 segundos por jugar antes del descanso.
Al descanso, 42-27 después de que los palentinos noquearan durante cinco minutos y medio al ataque donostiarra. 15 arriba.
Tercer Cuarto.
Volvió a golpear primero el equipo donostiarra, de triple ( a la segunda en la jugada) de Mateo Diaz. El que no acertaba ahora a anotar era el Palencia. Ni a cazar los rebotes. Esto provocó que la ventaja local se quedara en solo 10 puntos apenas dos minutos consumidos y sin anotación local.
Dos arreones de Wintering, robando el balón, encestando provocando faltas, y un triple de Kunkel volvieron a elevar la ventaja a 16 puntos.
Se empezó a gustar el Palencia. Un muro en defensa. En ataque, moviendo y moviendo a los donostiarras que no llegaban a tapar todas las vías de agua que le abría el conjunto palentino. Por dentro, con asistencias de levantarse y quitarse el sombrero. Por fuera, acertando en los tiros tras marear al contrario.
Porque a partir de entonces y con el marcado ya por encima de los 22 puntos de ventaja, habiendo dejado al Gipuzkoa en solo 36 puntos en 28 minutos, los palentinos jugaron con su rival.
Los donostiarras solo podían anotar en tiros libres, si bien a Palencia ahora le costaba un poco más encestar. Al final del tercer cuarto, que en sus estertores se convirtió en un correcalles, 63-43.
Último cuarto
El arranque del último cuarto fue una concatenación de malos ataques locales y faltas a favor de los visitantes. Como en el arranque tras el descanso, dos minutos de los morados sin anotar. Hasta que apareció Wintering para un tiro liberado desde la corona.
Los 20 puntos de diferencia no le parecían suficientes a Guil que pedía más a los suyos, que presionaba a los árbitros y que exigía a todos (los del banquillo incluidos) seguir sumando. Como hizo Pablo Hernández con su tiro de tres para mantener a los morados en la distancia acordada de 20 puntos.
Trataba de jugar bonito el Palencia, pero aún le quedan automatismos por perfeccionar, así que la anotación se resintió, mientras los visitantes enjugaban un poco la desventaja hasta los 12 puntos. Alarmas en el banquillo palentino a donde Guil llamó a los suyos. Quedaban tres minutos por jugar y no se podía echar por la borda el trabajo de todo el encuentro.
10 puntos tras un pérdida inocente. 7 tras un ataque infructuoso castigado por Martínez desde el triple. No le entraban ahora al Palencia. Todo lo contrario que a los donostiarras que le endosaron a los morados un parcial de 0-12.
Borg, desde el 6,75, devolvió la decena al marcador a falta de 2,30. Sin pívot nato (Guil puso a Dimitrov para dar descanso a Krutwig), al Palencia le costaba agarrar los rebotes, imponerse en su zona. 73-61 tras una penetración de Wintering que se ganó la técnica por protestar que le habían hecho falta.
En el siguiente ataque, totalmente desbordada la zona palentina, fue el Borg quien salvó los muebles con un tapón apareciendo donde no se le esperaba. Y cosechando luego una falta para devolver algo de cordura al marcador con un +14 para Palencia a falta de un minuto.
Un minuto en el que los visitantes aún presionaron para acercarse en el marcador.
Al final del encuentro, 78-69.
A destacar que todos los jugadores que disputaron minutos anotaron. El máximo anotador de los palentinos Vaulet, con 15. El MVP local, fue Krutwig con una valoración de 19.
Próximo partido en Burgos, ante el San Pablo.