Los palentinos fueron a remolque en todo el partido, se colocaron un punto en el último cuarto, pero el Burgos ahogó a los palentinos con presión y acierto y una polémica jugada (88-77)

Estadísticas del partido.

Nadar y nadar. Remar contra viento y marea. Contra la presión rival, contra la falta de acierto obscena en los tiros de tres, contra la falta de confianza… para llegar casi al final del partido y ahogarse en la orilla. En el Coliseum de Burgos, a orillas del Arlanzón. Eso le pasó al Palencia Baloncesto, que hoy volvía a una cancha mítica para el baloncesto palentino. Al Coliseum de Burgos. Una cancha en la que se han sufrido derrotas (dolorosas como la de hoy), pero en la que también se vivió la más dulce de las victorias: la del ascenso.

Todo pasado. Porque hoy tocaba medirse a uno de los equipos que pone toda la carne en el asador de los fichajes para ascender a la ACB: el San Pablo Burgos.

Inició el Palencia con una novedad en el cinco inicial, con la entrada Kunkel en vez de Borg.

Pero fue el Palencia con Diez, quien comenzó golpeando, desde el punto en el que ya advirtió Guil que lo haría: desde el tiro de tres. Respuesta trabajada de Krunwig y luego de Baulet. Alternancia en los ataques y en e le marcador. 5-4 para los locales con dos minutos y medio jugados. Presión alta de los burgaleses para no dejar pensar al ataque palentino. Al menos, en esos momentos, los rebotes eran para los de Guil.

Entonces apareció Gudmunsson, que le metió tres triples seguidos al Palencia. Más uno de Cremó. 12 puntos sin comerlo ni beberlo, para un marcador de 17-9. Por contra, los morados, hoy de azul cielo, tiraban, pero alocados. Casi sin tocar aro. 0 de 4. Tiempo muerto para el Palencia cuando quedaban por jugar 3,45.

Logró parar el ataque burgalés el conjunto palentinos, pero su acierto en el aro contrario era casi nulo.

Dio Guil entrada a Oroz, a Dimitrov y a Chema y el equipo comenzó a luchar. A pelear y a acercarse, con trabajo, al Burgos, anclado en los 17 puntos hasta que Palencia entró en bonus a falta de 1,46. Pero no era un equipo tan hábil y el Burgos pudo aprovechar los errores de los visitantes. Dos tiros libres, un triple y un contraataque con mate de Goloman dejaron el marcador al final del cuarto en un 24-13. Nueve abajo para los palentinos. Los nueve seguidos del artillero Gudmunsson.

Segundo cuarto.

Siguió pecando el Palencia de falta de acierto en su ataque. Se salían hasta las bandejas. Dos seguidas. El Burgos con ventaja trataba de irse fácil, y lo intentaba desde el 6,75. Por fortuna, sin acierto en el arranque del cuarto en el que para cometieron dos faltas.

Oroz rompió la sequía de la mejor manera, con un triple cuando el movimiento del balón palentino le dejó completamente solo. El primero de la partido para el Palencia.  Pero la ventaja seguía por encima de lso 10 puntos. 28-16. Y lo peor de todo, una falta de confianza en sus jugadas de ataque contra lo que el Palencia no sabía qué hacer.

Empezó a buscar el Palencia a Krutwig, casi inédito hasta entonces. Sacó raza el Palencia. Era lo único que podía hacer. Tratar de atacar a las bravas. Al menos para no dejar escapar el partido que a falta de 6 minutos por jugar tenía un marcador de 32-22. El orgullo ante la situación de seguir perdiendo balones, oportunidades, y no por tratar de jugar rápido. Es que la presión de Burgos era asfixiante.

Nuevo tiempo muerto para los palentinos. Los locales, no necesitaban pedirlo. 34-24 a falta de 4 minutos.

Síntomas de los males palentinos, mediado el segundo cuarto, que Vaulet sólo llevara 4 puntos y Krutwig 8. Y el porcentaje de tres, ínfimo. 1 de 10, frente al 6 de 10 local. y cinco jugadores, algunos capitales, sin anotar.

Una mini reacción de los palentinos, que supieron robar dos veces el balón al Burgos achicó la desventaja a ocho puntos. Tiempo muerto de Savigna.

Se calentó con faltas el encuentro y ahi se movió cómodo el Burgos, ante un Palencia que seguía con la moral por los suelos, viendo como pasaban posesiones y lanzamientos sin anotar. Incluso con posiciones claras, el balón no tocaba aro, ni tablero: agua.

San Pablo, aprovechando el bonus en las faltas, iba sumando.

Al final del cuarto, 43-34. Lo mejor el hecho de que el partido aún no se había escapado antes de llegar al descanso.

Tercer cuarto

Como en toda la primera parte, el Palencia falló su primer tiro, que fue un triple. La siguiente se intentó por dentro. Con Krutwing. Y la siguiente, tras contraataque con Borg, de, y esto casi era noticia, de triple que entró. El segundo del encuentro. Como una victoria celebró la parroquia palentina la canasta. Así como el dos más 1 logrado posteriormente por Wintering. 47-42. La intensidad del Palencia se dejaba notar en el marcador.

Comenzaba a oírse a la afición palentina. Su equipo se había puesto a cuatro. Había partido. Aunque fue un espejismo, porque San Pablo dobló en nada esa distancia.

Y en esos guarismos se movió el partido. Canasta para ti, canasta para mi. Fallo para ti, fallo para mí. 57-50 a falta de 1,44 para el final del tercer cuarto.

Entonces Burgos desplegó su juego. Palencia estaba noqueado. No la metía ni debajo de aro. Al final de cuarto 63-51. 12 de ventaja para los locales

Último cuarto

La confianza puede convertirse en el sexto jugador. Y con ese extra jugó el Burgos. Le entraban canastas sobre la bocina, cayéndose. Con aparentemente poco hacía mucho. En cambio al Palencia que no se atrevía a tirar, el aro se le hacía pequeño. Hasta Kunkel tuvo que acercarse para meter a falta de 8 minutos para acabar el partido, su primera canasta, de bandeja. ¡Un tirador!.

A nueve puntos pudo ponerse con esfuerzo, sudando la gota gorda, el Palencia. No inquietó al Burgos, hasta que cometió antideportiva para parar una ataque de los visitantes. Tras la misma, los palentinos, con una jugada muy luchada, con varios tiros sin premio, pudieron ponerse otra vez a seis puntos tras triple de Dimitrov.

Se oía el Vamos mi Palencia en el Coliseum.  Faltaban seis minutos largos. Un partido largo como quería Guil, aunque fuera por detrás todo el encuentro. Tiempo muerto de los locales ante una sonora pitada para los árbitros por parte de los aficionados del San Pablo.

Empezaban a fallar los burgaleses tambien sus tiros. Palencia encontraba el camino por dentro Krutwig ya sumaba 16 y el conjunto morado se colocaba a uno. 68-67 con un triple de Oroz.

Del éxtasis a la debacle. Gudmundsson encestó de tres. Recibió personal (al menos eso pitaron los árbitros), Guil la protestó y se llevó técnica.

En la siguiente jugada Palencia perdió el balón ante la presión local y el marcador cambió a un 75-67 en un abrir y cerrar de ojos. Con poco, mucho.

Guil: “Mi técnica era un punto; el triple más uno, para mí es técnica o falta en ataque y, en cambio, se convierte en 5 puntos para Burgos”

Volvió a tirar de tres el conjunto local. Metió una marcha más y dejó tirado al Palencia en la cuneta. Tiempo muerto. Pero el partido ya estaba decidido. 12 de ventaja era demasiado con además la falta de acierto palentino.

Al final 88-77.

El mejor de los palentinos, Krutwig, con 25 de valoración y con 16 puntos anotados en un partido en el que el porcentaje de tres fue bajísimo, aun con la mejoría de la segunda parte. Apenas 5 aciertos de 20 intentos.

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