Los morados desarbolaron de inicio a los visitantes y se colocan con cinco victorias en la tabla antes del parón por las ventanas FIBA (107-76)
El Súper Agropal Palencia logró su quinta victoria de la temporada en un partido brillante, posiblemente uno de los mejores de la era Guil, en el que apalizaron al Castelló.
El reto era complicado sobre el papel y la recompensa suculenta. Encadenar una racha de tres victorias y encarar las ventanas FIBA con la tranquilidad que da sumar los dos puntos. Y lo que se antojaba difícil, complicado, se despejó pronto.
Pocos inicios tan fulgurantes como el de esta noche se le han visto al Súper Agropal Palencia en las dos últimas temporadas. Acierto en casi todo. Presión en todo el campo. Defensas que, sin ser asfixiantes, lograban inutilizar las armas de un Castelló que tuvo que tirar de su lanzamiento exterior para no quedarse descolgado en el marcador.
A diferencia de otros días, el equipo arrancó con confianza. Y una muestra de ello fue el base titular, Oroz, que dirigió el equipo con aplomo. Como sabe. Y no solo eso, también anotó: Cinco puntos en los primeros instantes: de dos y de tres.
Los morados superaron a los castellonenses que, todo hay que decirlo, comparecieron sin Faner, un base desesquilibrante.
Y no jugaron mal en ataque los visitantes, pero es que los palentinos fueron aviones. 33 puntos en el primer cuarto con un 75% de acierto en tiro de dos y un 5 en tiro de tres. Sacando ventaja en la pintura (20 puntos) y en el juego exterior, castigando con 7 puntos las pérdidas visitantes.
Segundo cuarto.
Igual de potente arrancaron los morados. Sacando de quicio con sus defensas al Castelló, y a Castelló, su entrenador. Con Wintering haciendo lo que le gusta. Entrando, retrocediendo y tirando de 4 metros para transformar. Dos veces seguidas. 40-24. Los seis primeros puntos del segundo cuarto fueron suyos. El base también provocaba pérdidas de los visitantes.
Tampoco les dejaban los palentinos el rebote a los de La Plana a los que duplicaban en esta variable al llegar al descanso (22-11). La superioridad estaba siendo manifiesta y no solo en el marcador. Tanto que Castelló tuvo que pedir tiempo muerto.
Pero hay partidos en los que sale todo. Al menos rachas. Y Kunkel a encadenaba 2 triples de tres intentos y 10 puntos para abrir un mar de distancia.
Introdujo Castelló a Stutz que, con máscara protectora, había estado descansando. Entraba emparejado con Mballa, que volvió a destacar en la lucha. Pero los titulares son los titulares y Guil sacó de nuevo a Krutwing. La distancia se mantenía en los 18 puntos, pese al cambio de criterio de los árbitros que volvían a castigar las defensas palentinas con más dureza que las visitantes.
Jugaba alegre el Palencia, en transiciones rápidas. Pero mejoró en defensa el Castelló para mantener varios minutos a los de Guil sin anotar. Ellos, el Amics, tampoco, por lo que el electrónico se paralizó.
Hasta que llegó la conexión Krutwing-Vaulet para hacer fantasías en la zona visitante. 23 puntos de renta al marcador mientras el Municipal disfrutaba como no lo hacía desde hace tiempo con el juego de su equipo. 55-32 a falta de un minuto para el descanso.
Un minuto en el que sólo anotó Stutz, de tiro libre. Al descanso, 55-33 para los morados que tenían tres jugadores por encima de los 10 puntos y un acierto en tiros de campo del 60%.
Tercer cuarto
Con el rejón salió al campo el Palencia tras el descanso para finiquitar un partido en el que no se preveía una reacción del Castelló. Ejemplo fueron las primeras jugadas de los visitantes en las que no pudieron anotar por la defensa palentina que, en una ocasión, les desquició hasta que agotaron la posesión.
En la canasta contraria comenzaban a servirse tostas de caviar. Jugadas que levantaron a la parroquia morada. La cocinaba Vaulet y la servía Krutwig. O al revés. El orden de los factores no alteraba el producto: más y más ventaja ante un equipo que cada vez defendía menos. De lo que se aprovechaba Krutwig, que antes de llegar al ecuador del cuarto ya sumaba 16 puntos y 8 rebotes.
Ventaja de 30 puntos. La máxima de toda la temporada ante un Castelló en el que solo Okouo ponía algo de orgullo. Estaba siendo un baile. Una muestra, la posición de Frederic Castelló en el banquillo visitante: en la penúltima silla. Lo más alejado de la mesa. No queriendo saber nada del partido.
Un aluvión de juego, de intensidad, de acierto por parte de los morados en su mejor partido en mucho tiempo. Al final del tercer cuarto 84-55, y sin perder un ápice de lucha.
Último cuarto
Con la vista puesta en el 100, los palentinos echaron a andar en el último cuarto en el que Guil fue repartiendo minutos, evitando cargas. Llegando a jugar con Dimitrov al cinco y con Vaulet como maestro de ceremonias. Soberbio el argentino asistido por sus compañeros, fabricándose la jugada o haciendo lo que quisiera.
Si bien es cierto que el ritmo anotador se relajó ligeramente y los valencianos se acercaron un poquito, pero la brecha era enorme, el tiempo limitado y la capacidad de reacción del Castelló, nula. El partido no corría peligro, ni mucho menos.
Pero por si acaso y mirando ya el basketaverage, el técnico del Súper Agropal Plencia volvió a sacar a Krutwig y a Kunkel.
Al final del encuentro, en el que también jugó Pinilla, 107-76 con un magnífico sabor de boca antes del parón y del viaje a Morón a principios de diciembre.
Entre los palentinos, el mejor, Krutwig, con 32 de valoración, gracias a sus 18 puntos y 9 rebotes y 6 asistencias. Con 29 se marchó Vaulet.
La máxima anotación se la repartieron entre Vaulet y Wintering, con 21 puntos. Todos los jugadores palentinos a excepción de Pinilla anotaron.