José María Pérez 'Peridis' durante la presentación de su última novela. / ICAL

Artículo de opinión de Javier Moreno Lázaro, Catedrático de Historia e Instituciones Económicas por la Universidad de Valladolid 

En Getafe hay una calle que lleva el nombre de José María Pérez “Peridís”; pero en Aguilar no. Y ello a pesar de haber transcurrido ya tras años desde que la corporación aguilarense se comprometió a corregir la anomalía.

Desconozco el vínculo que une a Peridis con Getafe. Pero creo que la deuda de gratitud que tiene Aguilar de Campoo con él es infinitamente mayor. En 1977, con la creación de la Asociación de Amigos del Románico, emprendió la titánica lucha con gobiernos y administración de todo signo por conseguir la restauración del Monasterio de Santa María la Real, tan perentoria como postergada. La ejecución- a su cargo- mereció el premio Europa Nostra en 1987, galardón que volvió a recibir en 2013.  La Fundación Santa Mará la Real que él creó en 1994, por la restauración de 54 templos románicos en los entornos de Aguilar. Porque a él se debe la universalización de este extraordinario  patrimonio, la promoción de su estudio, la recuperación de unos edificios donde, hasta entonces, se oficiaba la desidia, la ordenación del territorio donde se ubican.

Peridis convirtió a Aguilar de Campoo, la localidad donde trabajó desde 1984 la primera  de las Escuelas Talleres por él ideadas, en la capital del románico español.  La Fundación Santa María la Real  es, gracias a su empeño y entusiasmo, una institución de prestigio académico incontrovertible,  irradiadora del conocimiento   en Arte e Historia Medievales, involucrada a extremos casi temerarios en la recuperación del patrimonio civil e industrial del municipio, en la inserción laboral de sus jóvenes, en el cuidado de sus ancianos y en la defensa de su entorno natural. La enumeración de los logros de Peridis, la exaltación de su entrega y compromiso serían ociosas de no ser porque entre los responsables públicos locales se mueve a su antojo la desmemoria.

Lo antedicho no es opinable. El cariño de los gestores lo podemos medir. Basta con consultar los presupuestos. En los de Aguilar de 2024 la Fundación Santa María la Real, a cuyo patronato pertenece el Ayuntamiento, recibe la escuálida cifra de 12.000 euros, que contrasta con la abultada asignada a partidas de gasto de similar naturaleza, pero de utilidad social, logros efectivos y proyección científica en absoluto equiparables.

Peridis sí es un profeta en su tierra. Los aguilarenses (como los pernianos y el resto de los palentinos) le están muy agradecidos. Sólo falta que el equipo de gobierno de Aguilar de Campoo sea consecuente con este sentimiento colectivo y con lo aprobado en pleno. Póngase una calle a su nombre, organícese una exposición permanente con sus viñetas, colóquese una placa donde proceda en su honor, ríndase homenaje público a su persona y obra, cuídese con mimo y generosidad su legado. Pero hágase algo de una vez. Como en Getafe.

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