Con dos décadas de experiencia, el educador canino Natxo Núñez siente verdadera vocación por lograr un vínculo entre perro y familia a través de una buena comunicación
Natxo Núñez es categórico: «nunca he visto a un perro desobedecer». Tal vez porque no puede argumentar su defensa, el animal a menudo parece culpable de los problemas de convivencia en casa o de obediencia durante el paseo, por ejemplo. Pero la solución es más sencilla de lo que parece: simplemente, tenemos que entendernos mejor.
Este educador canino, con más de dos décadas de experiencia y una empresa propia que presta servicio en León y Palencia, observa a menudo cómo los dueños creen estar dando una orden a su mascota, pero la comunican precisamente la contraria. «A veces, simplemente, no le estás comunicando algo, sino que le estás dando la opción de hacerlo o no hacerlo, sin darte cuenta». Y empiezan los problemas. Por eso, enfoca su trabajo a mejorar esa comunicación, siempre trabajando un aspecto fundamental en la relación entre perro y humano: la emoción.
«Hay tipos de adiestramiento en los que se trabaja con la emoción elevada, como el deportivo. Pero en este caso, es importante lograr una comunicación tranquila». Y Núñez insiste precisamente en ese concepto de tranquilidad como clave en la construcción de ese vínculo tan necesario para mejorar la convivencia con nuestra mascota.
Por ejemplo, cuando llaman a la puerta, el perro ladra porque su emoción se altera. «Mi trabajo se basa en trabajar una sencilla habilidad para enseñar a la persona a decirle al perro ‘‘off’’. Y a partir de esa habilidad, podemos trabajar cualquier cosa», como por ejemplo permanecer quieto cuando existe una situación de peligro en la calle, calmarse ante los ruidos intensos o rebajar la ansiedad por separación en casa. «Que la convivencia sea tranquila», insiste. «Es más, gracias a tu perro, te convertirás en alguien más feliz y más equilibrado, una sensación que directamente transmitirás a tu perro».
Núñez, que ha trabajado con todo tipo de razas tanto de cachorros como con perros adultos adoptados en protectoras, siente una verdadera vocación desde muy joven por lograr ese objetivo. «En el mundo del adiestramiento siempre hay un amor por los perros. Pero cuando te centras en este tipo de trabajo de crear un buen vínculo y una buena comunicación, sientes también amor por las personas». A los 16 años ya ayudaba a sus amigos a comunicarse mejor con sus mascotas. «Poco a poco me fui interesando y formando en diferentes lugares y técnicas y fue cuando comprendí lo bonito que es ayudar a vincular al perro con su dueño cuando decidí dedicarme profesionalmente a ello».
Natxo Núñez enfoca su metodología de trabajo hacia el objetivo de lograr una modificación de conducta y obediencia básica. Comienza siempre con una entrevista en la que valora no sólo la experiencia y problemática que traslada la persona, sino su propia observación de la relación con el animal. A partir de ahí, ofrece la posibilidad de trabajar tanto de manera individual, habitualmente en el propio hogar de la familia, como en clases grupales en las que participan entre 4 y 8 personas.
«Quedamos en la finca o en un espacio exterior y trabajamos juntos, primero con pocas distracciones y después introduciendo precisamente esas distracciones para ver cómo podemos ir controlando al perro». En el caso de que el animal precise una modificación de conducta, ésta se realiza antes de iniciar el trabajo en grupo. «Si el perro es agresivo, primero lo trabajamos de forma individual para que no se creen situaciones peligrosas o se altere el desarrollo de la clase grupal», detalla.
A menudo, las familias combinan ambas modalidades educativas –de hecho, pone a su disposición distintas modalidades de bonos para acomodar los pagos y la elección de clases-. «Intento hacer siempre un trabajo económico, en el sentido de que no lo alargamos en el tiempo más allá de lo necesario. Se trata de aportar información y herramientas para que la persona pueda después continuar avanzando en casa». Es un resulado que siempre queda abierto a esa relación en el propio seno de la familia.
