El trío vallisoletano ofreció un directo espectacular arropado por un público que ha hecho suya tanto la música como la causa a favor de los grupos castellanos y leoneses

Nada que se parezca a lo vivido anoche. Al menos, para el trío vallisoletano Siloé. Porque si la velada del viernes del festival Palencia Sonora 2024 fue especial por cientos de motivos, para Fito Robles, Xavi Road y Jaco Betanzos, seguramente no ha habido, ni habrá, nada que se parezca a la emoción que destilaron al terminar su concierto, con la bandera de Castilla y León sobre los hombros y fundidos en un abrazo intenso.

En una tierra con poca costumbre de aplaudir lo propio –ya se sabe: en Castilla, lo de fuera siempre pareció mejor-, Fito Robles comenzó su concierto mezclándose entre el público, con su guitarra y su armónica, para cantar su tema “Sería más fácil comenzar por la verdad”.

(Video) Siloé enciende el Palencia Sonora contando y cantando ‘La verdad’ entre el público

Y soltó dos: la primera, que “por mis cojones no va a llover hoy” (llovería después durante un rato, pero no lo suficiente para aguar esta gran fiesta de la música). Y la segunda, “ya quisiera Valladolid tener vuestra catedral”. Porque solo un pucelano con raíces en San Mamés de Campos, como él, puede permitirse bromear con esa relación de hermanos peleones que tienen las capitales vallisoletana y palentina. “Vecinos y queridos, ¡os llevamos muy dentro!”, proclamaba.

Y ya con el ambiente caliente, Fito Robles volvió al escenario, donde demostró con un directo impecable el dominio vocal e instrumental de este trío que comenzó a tocar hace una década y firmó su primer álbum en 2016. Dos fechas que recordó para poner en valor el apoyo que festivales como el Palencia Sonora, y en especial salas como el Universonoro, le dieron en sus primeros años de recorrido. “La primera vez que vinimos tocamos allá, en un escenario pequeño. Y hoy…”, se emocionaba.

En un momento del tema La Niebla, Robles recordaba qué es lo verdaderamente importante de compartir música en directo. “No quiero móviles. Dejad las cervezas en el suelo. Solo quiero ver manos en alto”. Y el público obedeció. Fuera pantallas, solo emoción compartida para cantar y bailar junto a una banda que se iba entregando más y más, con la consciencia de estar viviendo un concierto muy importante para su carrera. Puso en valor la promoción “boca a boca”, y no tanto por las redes sociales. “Me da igual lo que subáis hoy a Instagram o TikTok, lo que nos importa es que le contéis a alguien en Barcelona que estos tíos de Valladolid suenan muy bien”.

Arropado por amigos, familiares e incluso algún vallisoletano ilustre –“¡está César Pérez Gellida entre el público!”, gritó-, Robles fue involucrando canción tras canción a los miles de personas que se arremolinaban en torno al escenario Vibra Mahou y que cantaron a coro, con él, Súbeme al cielo pero déjame ahí, para terminar con auténtico furor, con sus temas más conocidos, como Todos los besos o Que merezca la pena.

El concierto terminaba con la bandera castellana y leonesa sobre los hombros, un gesto reivindicativo del apoyo a los músicos de la región, que ya se ha convertido en un símbolo de sus directos, junto con la proyección del vídeo de la campaña turística de la Junta de Castilla y León con el que han colaborado.

Un momento de subidón que Fito no contuvo, saltando de nuevo para cantar entre el público. Fundidos en un abrazo largo y emocionado, con el calor del respetable del Palencia Sonora 2024, Siloé terminó con el que, sin duda, fue uno de los directos más especiales de una carrera que promete subir al cielo… Y dejarnos a todos ahí.

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