La Diputación de Palencia quiere impulsar su musealización a través de un “ambicioso proyecto” que incluiría la construcción de un edificio capaz de “resguardar y hacer brillar” los restos
A. Míguez / ICAL
Las conocidas como ‘mansio’ eran lo equivalente a las posadas o los actuales hoteles de carretera en la época del Imperio romano. Se ubicaban siempre cerca de una calzada y empezaron siendo un área de descanso para oficiales e importantes hombres de negocios. Con el paso de los años se fueron adaptando para poder acomodar a huéspedes de toda condición con una estructura que incluía un lugar a modo de recepción, varias habitaciones, un comedor, gran cantidad de establos y numerosos baños termales. Esto último es, precisamente, lo que se ha descubierto en el yacimiento de La Tejada, en la provincia de Palencia. “Sus características sugieren que no se trata de una villa convencional sino de un lugar donde se prestaba alojamiento y servicio a los viajeros que transitaban por la calzada que unía Burdeos con Astorga (León)”, explicó Rafel Martínez, jefe del Servicio de Cultura de la Diputación.
Este yacimiento se sitúa en el término municipal de Quintanilla de la Cueza y está considerado por muchos como el “hermano pequeño” de la famosa Villa Romana La Olmeda pese a que su origen es anterior. Sin embargo, cuenta con unas características y un valor histórico que no solo la equiparan, sino que, en muchos aspectos, llega incluso a superarla. Su construcción data del siglo IV, un periodo de transformación en el Imperio romano donde las grandes ciudades comenzaron a perder relevancia en favor de las villas rurales ya que las élites comenzaron a emigrar hacia el campo en busca de una vida más tranquila y autosuficiente. “Por la tipología de los mosaicos, es fácil situar su origen en el siglo IV que es cuando empezó el boom de lo rural”, explicó el mosaista-restaurador, Carlos Vela.
La Tejada fue descubierta en el siglo XX y, hasta el momento, son 400 metros cuadrados de mosaicos muy bien conservados y con una iconografía única. De hecho, en los últimos meses, se han sometido a una cuidadosa restauración con tareas de limpieza, extracción de sales y la aplicación de una resina para eliminar las partículas que forman una pátina amarillenta que afea las teselas. Todo esto, teniendo en cuenta que los mosaicos, intrínsecamente unidos a la arquitectura del lugar, no pueden ser protegidos en vitrinas y eso les hace en especialmente vulnerables al polvo y a las fluctuaciones de temperatura. “Estos factores causan grietas y cierto desgaste en el mortero que rodea las teselas, lo cual, con el tiempo, puede llevar a la desintegración del mosaico”, lamentó Vela. Ahora, estos trabajos han permitido devolverlas su brillo, color y esplendor original. Para conseguirlo el yacimiento ha estado cerrado durante casi un año pero ya ha reabierto sus puertas y se presenta como uno de los perfectos planes para disfrutar durante la temporada estival.
Pero no solo sus mosaicos contribuyen a su singularidad. Otro elemento destacable de La Tejada es el sistema de hipocausto utilizado para calentar el edificio. Esta técnica de calefacción se caracterizaba por transmitir el calor a través del suelo, las paredes y las columnas. En este edificio se combinaban los tres métodos diferentes de calefacción lo que era muy inusual en la época y demuestra el avanzado conocimiento técnico de los romanos”, aseguró Vela.
Ahora, y para otorgarle el valor que merece, la Diputación de Palencia pretende conseguir financiación e impulsar un proyecto de musealización similar al de La Olmeda. “Es un lugar que añade un halo de misterio al conjunto de los yacimientos palentinos. Con una infraestructura adecuada, La Tejada podría estar abierta todo el año y eso aumentaría significativamente el número de visitantes y contribuiría al desarrollo económico de la región”, señaló la diputada de Cultura de la Diputación, Carolina Valbuena que quiso incidir en que 38.000 personas han visitado el yacimiento desde que abriera sus puertas en el año 2013.
Por eso, la Diputación ha solicitado ya dos subvenciones distintas con el objetivo de impulsar un ambicioso proyecto que costaría 4,2 millones de euros y permitiría levantar un edificio capaz de “resguardar y hacer brillar” el yacimiento garantizando su preservación y convirtiéndolo en un punto de atracción turística abierto los 365 días del año. En concreto, lo han presentado al dos por ciento Cultural del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y también, a la convocatoria de ayudas a la Rehabilitación del Patrimonio Histórico de Uso Turístico del Gobierno de España. “Hemos solicitado ambas porque no hemos querido perder ninguna oportunidad y buscamos la ayuda del Estado para sacar adelante una infraestructura que sería de gran importancia para la provincia”.
“Es un edificio que no hemos acabado de excavar y tampoco sabemos si se podría seguir excavando. Conservarlo no solo merece la pena desde el punto de vista histórico, sino también por tratarse de un recurso turístico con mucho potencial y más, teniendo en cuenta que se encuentra a escasos kilómetros del Camino de Santiago, una de las rutas de peregrinación más importantes del mundo”, señaló Rafael Martínez.
Lo cierto es que a día de hoy se desconoce cuál puede ser la magnitud de un yacimiento que, por ahora, sí permite a los visitantes viajar en el tiempo e imaginar cómo era la vida en el antiguo Imperio. Una joya arqueológica que, a pesar de los esfuerzos, continúa siendo un verdadero enigma capaz de guardar en su interior infinidad de secretos perfectos para estimular la imaginación de quien lo visita.