El burgalés, que empezó repartiendo pizzas y llegó a dirigir el PSCyL, tenía claro en la cresta de la ola como se iría: “Con la misma naturalidad que llegué”

J.A. / ICAL

Luis Tudanca Fernández (Burgos, 1978), que con 36 años tomó las riendas del PSOE de Castilla y León, se creyó que podía cumplir el sueño de gobernar Castilla y León, de hecho casi lo logra, como lo hacen los héroes de los libros de ciencia ficción que le encanta leer, como casi todo lo que pasa por sus manos. El político burgalés, férreo en sus convicciones y prudente de verbo, llegó como una persona “normal” que disfruta saliendo a correr, escuchando a Marea o Extremoduro o paseando por su tierra. Siempre ha tenido claro, como en 2019, cuando surfeaba en la cresta de la ola, que se marcharía sin hacer demasiado ruido.

“Ni soy, ni me creo, ni me he creído nunca imprescindible, así que con la misma naturalidad que llegué y estoy, me iré”, dijo a Ical en una entrevista cuando las encuestas le anunciaban la posibilidad de ganar un lustro después de que emergiera como una tercera vía para pacificar la guerra abierta en el PSOE de Castilla y León. Ahora se consuma la retirada de quien pese a ser licenciado en Derecho empezó repartiendo pizzas, sabe lo que es trabajar en una empresa de trabajo temporal y tuvo que irse a Inglaterra, como otros de su generación, para mejorar su inglés, aunque con billete de vuelta.

Sin lazos previos con el PSOE, pues en su familia no existía la tradición de hacer política, se fogueó primero en el consejo escolar, en la Junta de Gobierno de la Universidad de Burgos y en el movimiento estudiantil. Su compromiso social le llevó a abrazar causas como la ambiental, pero también como la lucha saharaui, cuyos campamentos visitó varias veces.

Desde su conciencia política, eligió al Partido Socialista, al que se afilió en el año 2000, porque era el que más se parecía a lo que defendía entonces y algo que ha tratado de no perder cuando ha llegado a ocupar cargos públicos. “Yo entré con ganas de comerme el mundo y de cambiar las cosas, así que siempre procuro seguir pensando lo que tenía en la cabeza el primer día”, dijo hace ya más de cinco años.

Luis Tudanca, que tiene un postgrado de especialista en Derecho del Consumo y también trabajó en una fábrica -la Celofán en Inglaterra-, fue secretario general de Juventudes Socialistas de Burgos entre 2000 y 2008, posteriormente, hasta 2012, secretario provincial de Organización del PSOE burgalés, que llegó a dirigir entre 2012 y 2015. Ha sido diputado nacional en dos legislaturas, como sustituto de Octavio Granado, y después al ser elegido en las urnas. También fue jefe de Gabinete de la subdelegada del Gobierno en Burgos, Berta Tricio, en la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero.

Fue en agosto de 2014 cuando oficializó su candidatura para dirigir el PSOE de Castilla y León. Desde su juventud, con un compromiso por la transparencia y la decencia, siempre con el proyecto de Castilla y León en la mente, más allá de la suma de nueve provincias, ganó las primeras primarias regladas en el partido, en 2014, y se situó al lado de Pedro Sánchez, siempre fiel, incluso en aquel Comité Federal que lo descabalgó en 2016, hasta que a su lado vio como regresaba al liderazgo.

Aquello le dio la fuerza para consolidarse como secretario general en Castilla y León ya que, como ha reconocido, sus adversarios le tenían preparada la sucesión si Pedro Sánchez no ganaba frente a Susana Díaz. Los siguientes procesos congresuales, los de 2017 y 2021, fueron un camino de rosas, sin oposición interna ni rival. Sin embargo, tras no fraguar la moción de censura de 2021, la primera de la historia en la  Comunidad, y la derrota de febrero de 2022 en las urnas, las voces críticas comenzaron a emerger.

Él mismo se replanteó su continuidad aquella noche electoral en un hotel de Valladolid, donde al ver a las caras de sus compañeros que le esperaban en el salón donde iba a hacer su comparecencia, la emoción se apoderó de él y le llevó a deslizar la posibilidad de marcharse. Nunca ha escondido que entonces tuvo dudas y que tras hablar con sus compañeros, decidió quedarse para intentar el vuelco en Castilla y León, una “espina” que le queda tras su paso por la Secretaría General del PSCyL.

Acusado de ser “sanchista” y crítico últimamente, Tudanca ha evitado fomentar el conflicto entre compañeros en estos años, de hecho ha intentando una convivencia entre todas las provincias o familias del PSOE, asumiendo discursos no vistos antes en el partido en asuntos como la cuestión leonesa, que trató de entender y dar respuesta por quien conoce de cerca, por motivos personales, el sentir de una tierra en la que no termina de cuajar el modelo de la Comunidad.

Destacados han sido también sus gestos en política. En 2019, en plena negociación del nuevo gobierno de PP y Ciudadanos, llegó a plantear su retirada como candidato en aras a dar un cambio de gobierno a Castilla y León, aunque sin éxito. No fue lo único que hizo aunque supusiera sacrificar sus intereses, también en 2020, con la llegada de la pandemia del COVID-19, se mantuvo al lado de la Junta y, posteriormente, firmó un pacto de reconstrucción, inédito en España y, el pasado año, tras la ruptura de PP y Vox, aceptó facilitar la tramitación de los presupuestos de la Comunidad.

A sus 46 años largos -cumple los 47 en mayo-, Luis Tudanca se aparta, se echa a un lado, pero con el deseo de que quien le suceda sea capaz de cumplir su sueño, gobernar en Castilla y León. Ahora, se abre una nueva etapa en la trayectoria del burgalés, al que de no cruzar la política en su camino, hubiera sido, seguramente, abogado y quizás hubiera llegado a ser secretario de ayuntamiento, algo que le gustaba.

-Publicidad-

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa tu comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí