Con la llegada de esta época del año se debe tener especial cuidado con la procesionaria, una oruga con pelos venenosos que se encuentra en pinares pero también en parques y jardines urbanos.
Es muy importante vigilar a nuestros perros pues este bicho puede producir secuelas de alergia y heridas
Consejos a tener en cuenta para que la salud de nuestros peludos no se vea afectada por la oruga procesionaria.
La oruga procesionaria cae de árboles, principalmente pinos, aunque el viento los puede transportar a otros árboles como cedros, abetos… Las orugas caen al suelo entre los meses de febrero y abril, aunque esto depende de la temperatura y humedad principalmente, así que conviene evitar que los peludos se acerquen a las orugas, ni que se los lleven a la boca ni los toquen con las patas, ya que sus pelos son los que llevan las toxinas y al entrar en contacto con la piel, comienza un picazón doloroso que hará que se lleven la pata a la boca provocando lesiones graves en boca y lengua.
Síntomas de un perro que haya tocado una de estas orugas.
Lo notaremos al aumentar el nerviosismo del perro, inflamación y aumento de temperatura en región de pata o morro. Dentro de la boca se produce una quemadura química, salivan mucho, dolor intenso, aparecen manchas de color de grisácea a rojiza, las heridas se ulceran, gran inflamación regional que pone en riesgo la capacidad para respirar del animal hasta incluso necrosis y pérdida parcial de la lengua y/o labios.
¿Qué debemos hacer si vemos que nuestro animal tiene alguno de estos síntomas?
Acudir lo antes posible a un centro veterinario y si hay posibilidad en el camino lavar la boca del perro con agua caliente, sin quemar, o con vinagre para desactivar las toxinas e intentar que las lesiones no vayan a más.
Esta clínica de animales, ubicada en la calle Villacasares, 2 (tlf: 979 16 21 35) ofrece servicio de medicina interna, radiografía, ecografía, laboratorio, cirugía, hospitalización, vacunación, identificación por microchip…
