Los obispos españoles compararon este lunes el abordaje social e institucional de la lacra de los abusos sexuales a menores con la que se hizo ante la esclavitud, con la que se tardó “muchísimos años en tomar conciencia”. También recalcaron que la lacra afecta en España a uno de cada cinco menores, que sufren abusos en distintos ámbitos, no sólo eclesiales.
Así lo aseguró el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, durante el discurso inaugural de la 119ª Asamblea Plenaria que congrega a los prelados españoles esta semana en Madrid, informa Servimedia-ICAL.
“Es una nueva esclavitud que afecta a toda la sociedad, de la que estamos tomando conciencia y en la que lamentablemente algunos miembros de la Iglesia también han participado. Ha sucedido como pasó con el drama de la esclavitud, cuando la sociedad tardó muchísimos años en tomar conciencia de esta práctica terrible, denigrante y que tanto sufrimiento ocasionó a tantos hermanos y hermanas nuestros”, aseguró. Sin embargo, matizó, aún prevalece la esclavitud en la trata de mujeres y niños, otra lacra que habitualmente recuerda el Papa.
Esta reunión es la primera que se cita tras la constitución de la comisión independiente encargada por la CEE por el bufete Cremades & Calvo Sotelo para investigar los abusos sexuales perpetrados en las últimas décadas por miembros de la Iglesia católica en España y de la puesta en marcha de otra comisión encargada por el Parlamento al Defensor del Pueblo.
Omella volvió a pedir “perdón” por “el drama de los abusos sexuales”, que calificó de “una epidemia global silenciada” y manifestó su confianza en los resultados que arroje la investigación del bufete dentro de un año. “Esperamos que esta auditoría y sus conclusiones puedan servir como instrumento de colaboración con las autoridades civiles para esclarecer la verdadera dimensión de los hechos y establecer una prevención más eficaz en todos los campos”, dijo.
El cardenal también se refirió a los abusos como “drama lacerante” que afecta a uno de cada cinco niños en España y a mil millones de menores en todo el mundo y recalcó que las víctimas son su “prioridad absoluta”, por lo que llamó a “un análisis completo y un buen diagnóstico, libre de demagogias y sectarismos ideológicos”.