Se encargan de amenizar las fiestas de los pueblos y de poner música en las discotecas para que el resto lo podamos pasar bien
Son Héctor Calderón, Pedro Sarmiento y Nico GRZ: pasado, presente y futuro del oficio de DJ
Héctor Calderón no puede dar cita durante todo el mes de agosto: “Madre mía, amigo, lo de quedar media hora no sé cómo lo voy a hacer”, cuenta a Palencia en la Red el veterano disyóquey, o disc jockey, en inglés; la persona que tiene por oficio seleccionar y poner los discos en una discoteca o en una emisora de radio, según la RAE. Lo de ser DJ es algo que a Calderón le viene como anillo al dedo, prácticamente desde siempre. Ha puesto música a varias generaciones de palentinos (entre las que me incluyo) desde el bar Merlín, donde tuvo su ‘residencia’ durante buena parte de los años dosmiles. Ahora, con el bagaje que aporta la experiencia de 17 años en el negocio, ha decidido aparcar su actividad profesional habitual como comercial de vehículos para centrarse en la profesión de DJ. Solo en el mes de agosto va a tener 32 eventos, 120 en los cuatro meses de verano.
Una actividad frenética para la que HC trata de establecer una rutina: “Intento dormir todo lo posible, preparar por dónde va a ir la sesión, dependiendo de la hora, del público, del tipo de evento; comer ligero, y, a por ello, con la mejor actitud, aunque a veces cueste mucho, porque vienes de días sin apenas dormir, de mucho conducir, incluso a veces con otras cosas en la cabeza. Y cuesta. Pero es de buen profesional dejar todo de lado y poder con ello”, matiza Calderón.
La vida de Pedro Sarmiento gira en torno a poder aceptar todos los compromisos que le van surgiendo. Más de 50 bolos tiene que afrontar durante todo el verano, en alrededor de 40 pueblos de la provincia. “Cada uno es diferente y especial al mismo momento. Todos tienen esas ganas de que les hagas disfrutar al máximo”, cuenta Sarmiento, que cumple 30 años este mes de agosto.
Su lugar habitual de trabajo es la sala Yes!, el antiguo bar Pancho, situado en la zona del antiguo seminario de la capital, pero en verano se monta en su 4×4 de color blanco para recorrer Palencia con el mejor ritmo musical. Algún día le gustaría pinchar en Pacha Ibiza, “para mí, la discoteca más icónica de nuestro país”, comenta.
En Ibiza llegó a ganar un concurso de DJs Héctor Calderón. Esta suerte de David Guetta a la palentina ya ha pinchado en algunas de las mejores salas del mundo por toda España y, actualmente, es residente en una de ellas, la madrileña Fabrik. “Es difícil pedirle mucho más a esta profesión. Quizás, elegiría alguna experiencia internacional o más ocasiones en el Paseo del Salón de nuestra ciudad, Palencia, que es donde más feliz soy”.
El benjamín de este grupo es Nico GRZ, un nombre mucho más adaptado a estos tiempos que el de sus homólogos. Apenas está comenzando su carrera, pero estos San Antolines ya participa en las fiestas que el Consistorio ha proyectado para los barrios. Concretamente, estará a las 19:00 horas del 25 de agosto en el tardeo de San Juanillo, acompañando a otros artistas palentinos como Álvaro Iglesias, Rega, Gonzalo Pedrosa o Alberto Calvo.
Sin embargo, “Los DJs de las Huertas” es su próximo gran objetivo, una actividad que viene organizando el Ayuntamiento de la capital en el parque de las Huertas del Obispo durante los últimos años y que es, probablemente, la favorita de los más jóvenes. “Me gustaría viajar hasta Galicia a la Sala Pelícano, ya que es una de mis discotecas favoritas de toda España”, declara el joven DJ de 19 años, que empezó en el año 2019 de forma autodidacta, “gracias a mi hermano, que también le gustaba y lo tenía más como hobby”. Profesionalmente, lleva aceptando contrataciones un par de años, y del 1 de junio hasta el 10 de septiembre va a realizar una treintena de “bolos”, que es como se conoce en el mundo del espectáculo a este tipo de actuaciones pagadas.
Los tres tienen un carácter afable y son reconocidos por su público. Ellos saben que, cuando están anunciados en un bar o en un bolo, la fiesta está garantizada. Son una especie de almendreros de la música, que, en lugar de “dar el bote”, el clásico juego de azar que aquellos señores con sombrero en tiempos pretéritos realizaban ante los curiosos del pueblo, ellos llevan su música a todos los rincones de la provincia para que, igualmente, las gentes disfruten y se lo pasen bien.
De aquellas, se recompensaba a ganadores y perdedores con paquetes de almendras. Ahora, los DJs atienden a sus legiones de seguidores con ‘selfies’ y algún que otro “fueguito en Instagram”, solo para las más afortunadas, se supone.
“La felicitación de alguien a quien le haya gustado tu actuación, que gracias a Dios siempre que acabo mi set alguien se acerca y te saca una sonrisa”, es con lo que se queda Pedro Sarmiento, siempre muy humilde.
Por su parte, Nico GRZ ya empieza a levantar pasiones: “Recuerdo un día que una gran cantidad de personas coreaban mi nombre al ritmo de la música. Es muy gratificante ver esa reacción del público y saber que lo estás haciendo bien, saber que lo están pasando de maravilla”.
Héctor, que ya va teniendo unos años, “pero no tantos como para dejarlo”, recuerda con cachondeo, guarda con especial cariño sus recientes visitas a las fiestas de colegios, “donde compruebas la ilusión con la que te reciben los más pequeños”. Sin duda, tiene muchas más anécdotas ocurridas durante la noche: “Éstas se pueden contar menos, pero solo te diré que mis pegatinas se usan de mil maneras…”. Y ahí lo dejo.
Llevan unos ritmos de vida que no son recomendables para casi nadie, desprenden un aura vampírica que se acucia todavía más, si cabe, en los meses de verano, donde tienen que dar el do de pecho para cumplir con los distintos pueblos que les han contratado en la época estival.
“Dependiendo de los horarios, me gusta organizarme e ir con tiempo, pero es muy importante un descanso previo al set”, asegura Sarmiento. “Todos los días actualizo biblioteca musical, en mi caso iTunes, que es donde almaceno todo de forma digital. En físico tengo otros métodos, pero todos los días remixeo, edito o compro música”, añade.
Nico, el más joven del grupo, ha visitado este verano Paredes de Nava, Herrera de Pisuerga, Calzada de los Molinos, Venta de Baños, Villalobón, Dueñas, Medina de Rioseco y Villamuriel. “Por la noche trato de salir con bastante tiempo de sobra por si se me olvida algún cable o surge algún imprevisto, lo siguiente ya sería pinchar en el horario que me hayan asignado y, cuando he terminado, me gusta quedarme a escuchar un rato a mis compañeros Djs”.
Si tuviera que quedarse con una localidad, Nico GRZ escoge con la villa botijera: “Paso mucho tiempo allí y tengo muchos amigos. Donde están mis amigos es donde más a gusto voy a estar”. Héctor lo tiene algo más difícil para elegir después de una larga trayectoria: “Eso es como preguntar a quién quieres más, si a papá o a mamá. No puedo mojarme”. De junio a septiembre va a recorrerse 14 provincias españolas. Casi nada.
‘Calde’ está viviendo una época más que dulce. Su afición por el básquet le ha llevado a ser DJ oficial de la Federación Española de Baloncesto, pero todo ese esfuerzo y dedicación puede pasar factura: “Tuve que pedir una excedencia en mi trabajo el año pasado. Me era imposible seguir ese ritmo, llevaba cuatro años sin irme de vacaciones porque las pedía para irme a trabajar, y eso te quema por dentro. Aunque hagas lo que te gusta. Iba muchos días a trabajar con pocas horas de sueño, y al final afecta a tu salud y a tu trabajo”, relata.
Aunque trata de no perder el contacto con su Palencia natal, este nuevo empleo para la federación le obliga a viajar mucho y ha decidido convertir el oficio de DJ en su ocupación habitual: “Mis padres agradecieron mucho que pidiese esa excedencia. Me veían sufrir mucho cada domingo al no poder disfrutar nada de la familia, de mi mascota (el famosísimo Burpi) o de la vida en general”.
“A nivel personal, la vida de DJ me ha quitado mucho tiempo con mi gente, pero son peajes necesarios en este trabajo, si te va bien”
A pesar de que cada día se enfrentan al riguroso directo detrás de la cabina, no son hombres de rutinas ni de profusas supersticiones. Si acaso, la de Pedro Sarmiento: “Ir siempre con los oídos limpios, en el sentido de no haber estado expuesto a volumen alto en otro set o lugar, siempre que sea posible, claro. Y lavarme siempre las manos antes de empezar mi actuación”.
La de poner música es una afición que, igualmente, les viene a los tres desde cuna, cada uno aquejado por sus propias circunstancias. “Desde que tengo uso de razón en mi casa siempre hubo muchísima afición a la música, y así sigue siendo a día de hoy”, cuenta Pedro. Algo similar le ocurrió a Héctor: “Desde niño, me encanta la música. Era el típico que grababa en cintas las canciones que le gustaban de la radio o vídeo clips en el vídeo, para luego verlos más veces. Y en cuanto pude, puse música para amigos en casas, en bares, en viajes… y una vez se encendió la chispa…”.
La edad se nota hasta en los artilugios. Los jóvenes de hoy en día como Nico no han hecho uso de un vídeo en formato VHS, ni han tratado de molar por la calle portando su walkman, primero; su discman, después y su Mp3 o iPod (para los fans de Apple), en última instancia. Él prepara su carpeta con música para los grandes eventos, todo digital, “pero de normal tengo toda la música en un pincho y, a medida que va pasando la noche y dependiendo del ambiente del público, pongo unas canciones u otras. Un poco improvisando”. Es la virtud de la juventud.
Esa vitalidad puede que sea clave para afrontar con entusiasmo una profesión que no es ninguna bicoca. Los DJs tienen que pasarse horas y horas viendo cómo disfruta la gente mientras ellos están currando. Son los que hacen posible que podamos bailar y pasarlo bien. Pedro lleva desde 2008, con tan solo 15 añitos sintiendo esa sensación. Poco más o menos le ocurre a Nico, quien, con 19 años, seguramente sea el que menos sale de fiesta de toda su pandilla. Y también el que menos vicios tenga.
Esto último es algo que siempre me ha contado Héctor Calderón cada vez que he tenido la fortuna de entrevistarle, incluso cuando no formaba parte de grandes conglomerados mediáticos y solo podía prometerle que las preguntas iban a ser interesantes. Al final, acabábamos hablando siempre de lo oscuro que era el mundo de la noche, del oasis de limpieza que ejemplificaban los DJs con respecto al tema drogas o de si se ligaba mucho de DJ. Por si había que cambiar de profesión. Eran otros tiempos, no tan lejanos, pero que aún así permanecen en el recuerdo como las grandes amistades, los lugares bellos y las personas amadas.
Pregunta: ¿Has pensado en el final?
Respuesta: Aún me queda cuerda para rato. Tengo muchas fechas reservadas para 2024 y, algunas, incluso para 2025. Cuando el teléfono deje de sonar, asumiré mi lugar. Por el momento, suena mucho.
Son Héctor Calderón, Pedro Sarmiento y Nico GRZ: pasado, presente y futuro del oficio de poner música en Palencia. Son los nuevos almendreros que daban el bote por los pueblos. Con la ventaja añadida de que, en este caso, los bolsillos de los asistentes no se van a ver afectados, puesto que lo de “el bote” no era para andarse con remilgos en cuanto a las apuestas. Y lo raro era ganar. En fin, los más mayores se acordarán.