La nueva ley de bienestar animal busca erradicar el abandono de mascotas en España
Multas y penas de cárcel más duras para quienes abandonen a sus mascotas
La entrada en vigor de la Nueva Ley de Bienestar Animal convierte el abandono en una infracción grave que puede acarrear multas entre los 10.001 y los 50.000 euros, además de una pena de cárcel de hasta seis meses si se considera que el animal fue abandonado en unas condiciones que pongan en peligro su vida o integridad. Con este endurecimiento de las penas se pretende atajar un problema que lejos de mejorar, empeora. De hecho, en España se abandonan casi 300.000 mascotas cada año, una cifra que coloca al país a la cabeza de toda Europa.
María Villaescusa, de la Asociación ‘Equipo animal’ de Palencia, explica que sí notaron un ligero incremento durante los meses de verano y que los perros de color negro, mayores o con alguna enfermedad son los que tienen más difícil encontrar un hogar. “Tenemos muchos en asociaciones y protectoras que por la edad o por el tamaño a veces desgraciadamente no encuentran familia y pasan muchos años. Allí hacen todo lo que pueden pero como un hogar no hay”.
“No es la última opción. El abandono es una opción descartada totalmente. Cuando asumes la custodia del animal es de por vida. Todo lo que dure la vida del animal va a necesitar cuidados mínimos y veterinarios. Hay que ser consciente de ello cuando se decide sumar un nuevo miembro a la familia”, insiste Alba González, trabajadora de una guardería y hotel canino.
Con la nueva ley se pretende llevar un mayor control del censo y penalizar a los dueños cuyas mascotas no porten el microchip obligatorio. “Es una herramienta que ayuda a evitar los abandonos pero desgraciadamente siguen ocurriendo. Muchos propietarios no se lo ponen de forma deliberada para evitar ser identificados y multados” explica la veterinaria palentina Marian Belloso.
La colaboración de las clínicas es “imprescindible” ya que muchos de los animales encontrados en la calle presentan heridas o cicatrices y necesitan de asistencia sanitaria para poder seguir adelante pero además, son una de las piezas claves a la hora de prevenir que alguien se deshaga de su mascota pues una de las principales causas del abandono es el mal comportamiento. “Muchas veces hay abandonos por desconocimiento y porque la gente no sabe cómo tratarlos o educarlos pero el 99 por ciento de las veces tiene remedio pero se necesita de la colaboración del dueño”, aclara Belloso. En ese sentido, se puede contar también con la intervención de los etólogos que son profesionales que se centran en moldear el comportamiento de los animales que muestran problemas, especialmente miedos y fobias. “El pedir ayuda es muy importante porque si no, puedes estancarte y es cuando muchas veces se produce el abandono”, señala María Villaescusa de ‘Equipo Animal’.
“Es importante saber que los perros aprenden en positivo. Si tú castigas al animal lo único que te va a hacer es coger miedo y ahí en vez de un problema tenemos dos”. “Hemos tenido perros que, por miedo, se tiran a morder correas en momentos de pánico porque nunca han conocido ni siquiera una mano humana que le brinde algo bueno”, lamenta.
Algunos de los animales que viven en la calle nunca tuvieron un hogar. Otros sí lo tuvieron pero fueron abandonados y cuando eso ocurre, “se sienten desorientados”. Pese a todo, son capaces de recuperar la confianza y pronto se adaptan a su nueva vida. “Es muy gratificante cuando les vemos pasar de una vida de abandono o de encierro en una jaula, a una vida de felicidad en una familia”, reconoce la veterinaria Marian Belloso. “Enseguida aprenden, enseguida se acostumbran a lo bueno y es como si hubieran estado en una casa toda la vida”. “Ellos viven el día a día. Pueden tener traumas o miedos que traen de atrás, pero una vez están en un ambiente adecuado y se les enseña, se olvidan de lo que les pasó y en ese sentido, tenemos mucho que aprender de ellos. Aunque hayan llevado una vida triste, no son tristes”.
Ella lo sabe bien. Acaba de adoptar a Amy, una perra que fue abandonada cuando estaba a punto de tener a una camada de ocho cachorros. “Vino con muchos miedos e inseguridades. No sé si la habrán pegado pero a nada que levantas la mano ella se asusta”.
También la de Mamma fue una historia con final feliz. Su hogar era la calle. Era una perra que vivía en los alrededores de un campo de refugiados en la isla griega de Lesbos y se alimentaba gracias a los restos que acababan en la basura de un puesto de comida. Su vida cambió cuando conoció a David Barrio, un bombero de Palencia que estaba allí como integrante de la ONG G-FIRE ejerciendo labores de ayuda a los refugiados. “Un día le pegaron una paliza. La llevamos al veterinario y él nos dijo que si no se recuperaba dentro de un hogar y con alguien que le pudiera dar la medicación, podría morir porque además allí en esos meses las temperaturas eran muy bajas y hacía mucho frío”, recuerda Barrio. “Así es como ella se vino a España conmigo. Fue una de las mejores decisiones que tomé”.
Pero no todos tienen la misma suerte. Por ejemplo Kenay es un mastín que ha vivido los dos años que tiene atado a una cadena hasta que alguien le rescató y aún sigue esperando que alguien le quiera adoptar . Ahora, y con la nueva norma, quien lleve a cabo este tipo de comportamientos será sancionado. También se enfrentarán a multas de hasta 10.000 euros aquellos dueños que no esterilicen a los animales que tengan acceso no controlado a otras mascotas como, por ejemplo, los gatos domésticos que puedan salir a la calle. También, deberán someterse a esta intervención quirúrgica todos aquellos dados en adopción desde protectoras o asociaciones. Con esto, se pretende acabar con las camadas indeseadas y, como consecuencia, con el abandono.
Todas son medidas que pueden ayudar pero lo más importante, asegura Belloso, es mejorar la educación que reciben las nuevas generaciones. “Hay que empezar a inculcar a los más pequeños lo que es la responsabilidad y el compromiso. Hay que enseñarles lo bonito que es tenerlos y si no te gustan, al menos, respetarlos”, explica, al tiempo que anima a adoptar perros ya adultos porque son los que más difícil lo tienen para encontrar un hogar. “No pasa nada porque no sea un cachorro. Se les puede educar, dan menos trabajo y suelen ocasionar menos problemas de que muerdan cosas en casa”. “Los perros mayores son mucho más agradecidos que un cachorro” añade Villaescusa.
En cualquier caso, y en lo que todos coincidieron es en hacer un llamamiento a la responsabilidad. “Hay que ser conscientes de que es un compromiso de por vida pero lo que ellos te devuelven a cambio es mucho mayor”.