Se multiplica el número de garrapatas extraídas de humanos durante el inicio del periodo estival
A. Míguez / ICAL
El recién estrenado verano promete ser especialmente complicado en Castilla y León por culpa de las garrapatas. Las altas temperaturas y las tormentas de los últimos días se han convertido en el perfecto caldo de cultivo para la proliferación de estos parásitos que se alimentan de la sangre de personas y animales. Su aspecto es parecido al de un insecto aunque, lo cierto, es que está más cerca de la familia de las arañas y tiene ocho patas. Su presencia está provocando que dar un paseo por el campo sea casi un deporte de riesgo.
Solo en lo que llevamos de verano, el Servicio Territorial de Sanidad de Palencia ha recibido más de un centenar de garrapatas para su posterior análisis después de haber sido retiradas de la piel de un ser humano. Es una cifra ligeramente superior a la del año pasado cuando en toda la temporada estival se recogieron más de 260 ejemplares. “No hay unas comarcas más afectadas que las otras porque hay garrapatas por toda la provincia y el calor no ayuda. Hay que tener en cuenta, además, que ha llovido y las hierbas han crecido. Eso provoca que las garrapatas vivan mucho más a gusto y tengan un lugar seguro donde poder esconderse”, explicó Ana Ortega Massa, jefa de sección.
En este sentido, aseguró que desde la Junta de Castilla y León se ha incrementado, en los últimos años, el número de estudios para poder tener un mayor control de las posibles plagas de garrapatas. Sin embargo, insiste en que lo más importante es la prevención y salir al campo con ropa de manga larga, gorra y pantalones largos metidos por dentro de los calcetines para reducir la cantidad de piel visible y al alcance de los parásitos. Recuerda, además, que se pueden usar repelentes. En este caso es recomendable consultar los prospectos porque los más efectivos son aquellos que contienen permetrinas o deet. “Toda precaución es poca porque las garrapatas puede llegar a ser realmente dañinas”, remarcó Ortega Massa.
Una vez terminado el paseo, lo aconsejable al llegar a casa es realizar una autoexploración y revisar las prendas de ropa utilizada. “Hay que tener en cuenta que las garrapatas son sigilosas e imposibles de detectar mientras corren por el cuerpo. Ellas se mueven hasta encontrar un sitio donde poder alojarse y alimentarse. La mayoría de las veces no se ven a simple vista porque su tamaño no siempre es el de un ejemplar adulto. A veces pueden estar en fase larva y ser muy pequeñitas así que cuando te das cuenta del daño es porque ya te ha picado y se ha anclado a tu cuerpo para poder alimentarse”, aseveró. ¿Qué hay que hacer entonces? Pues lo primero es acudir “volando” a un centro de salud “porque allí saben bien cómo retirarlas utilizando unas pinzas especiales”.
“El movimiento deber ser rápido y agarrando la parte más cercana de donde está anclada tirando de manera suave hacia afuera. Hay que sacarla muy al ras de la piel para que no quede nada en el interior”, explicó la médico de Atención Primaria, Cristina Cancho, en declaraciones a la Agencia Ical. En cualquier caso, nunca se debe recurrir al uso de productos como el alcohol antiséptico o la vaselina ya que eso puede propiciar que la garrapata reaccione y expulse saliva a modo de defensa. Esa es su manera de transmitir enfermedades como la fiebre Crimea Congo, la tularemia, la anaplasmosis o la enfermedad de Lyme, que provoca erupciones cutáneas, dolores de cabeza, fatigas o dolores musculares y articulares.
El protocolo establece que una vez los profesionales sanitarios consiguen retirar la garrapata, deben enviarla al laboratorio de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Salamanca para poder identificar la especie y analizar sus glándulas salivales. “Gracias a este registro podemos hacer un mapeo y saber si se ha incrementado el número de ejemplares o en qué zonas concretas”, remarcó la jefa de sección del Servicio Territorial de Sanidad de Palencia.
No solo en humanos
En el caso de los animales, las garrapatas pueden ser sumamente peligrosas para los perros, los gatos o el ganado. Su picadura les puede provocar anemia, irritaciones o reacciones cutáneas, parálisis o transmisión de muchas otras enfermedades como la ehrlichiosis o la theileriosis pudiendo incluso, causar su muerte. Para prevenirlo, es recomendable la utilización de collares antiparasitarios, pipetas o comprimidos masticables que ayuden a proteger a los animales contra estos parásitos.
“En las ciudades, la mayoría de los perros están desparasitados y eso bloquea la mordedura de la garrapata. Por eso, es más habitual su presencial en los animales que viven en el medio rural”, aclaró Jesús María Blanco de la clínica veterinaria Don Can de Palencia. Recomienda revisar de forma diaria a las mascotas después de dar paseos por zonas con alta vegetación prestando especial atención a las orejas, el cuello, las axilas y la cola. También se puede cubrir al animal con algo de ropa y si es posible, mantener corto el césped de la vivienda eliminando cualquier hoja o maleza donde las garrapatas se puedan esconder. “Lo importante es mantener la calma porque no todas las garrapatas contienen patógenos. Lo primero es retirarla y luego vigilar animal para descartar posibles fiebres o malestar”, concluyó.