‘LaMoonDa’ como artesanía creativa y divertida
Daniel Martínez y su hija, Laura Martínez, lanzan un proyecto donde usan la madera para dar un valor añadido a productos especiales, como puzles, llaveros y libretas troqueladas
Creatividad, innovación y pasión por el detalle, la estética y el diseño. Aspectos y pautas esenciales que definen a LaMoonDa, un proyecto de reciente creación puesto en marcha por el palentino Daniel Martínez y su hija, Laura Martínez, de EMEDECE Diseño Gráfico, donde usan la madera para generar productos artesanos y especiales, como puzles, llaveros o libretas troqueladas, que llevan consigo un valor añadido tras todo un proceso de elaboración propio.
La iniciativa echó a andar hace poco más de un año y medio a partir de la búsqueda de aspectos y productos nuevos. “Somos creativos, artesanos y divertidos”, afirma Daniel Martínez en declaraciones a la Agencia Ical, quien reconoce el apoyo y asesoramiento de la familia Álvarez Osorio, dedicada históricamente a la construcción de puzles de manera tradicional, así como la Asociación española de este ámbito.
Un puzle no deja de ser una imagen fragmentada que se construye y se monta, ya que, por norma general, suelen proceder de bancos de imágenes, pero apunta que tenían la posibilidad de crear las propias ilustraciones, gracias a su faceta como diseñadores. Destacan las colecciones limitadas sobre monumentos relevantes de Palencia y acuarelas de Luis Muñoz, mosaicos de la villa romana de La Olmeda, fotografías de Pilar Pequeño o ilustraciones propias de poesía visual.
Para ello, analizaron los diversos puzles de madera del mercado y escogieron los aspectos positivos de cada uno para dar lugar un resultado óptimo y diferente. Asegura que los puzles de ‘LaMoonda’ están realizados en “madera de tres milímetros para dar firmeza a las piezas, impresa con unas tintas y una tecnología punteras, que les confiere un acabado de tacto suave y sin brillos ni reflejos, tan incómodos a la hora de ser montados bajo iluminación artificial”.
“Todo se hace aquí”. Desde las cajas que se compran vírgenes y se troquelan y se graban con láser hasta las bolsas, que se serigrafían y se las coloca la etiqueta, además de transferir la imagen a la madera, la cual se corta, se limpia y se empaqueta.
De otro nivel
A diferencia de los puzles tradicionales, Martínez explica que sus piezas no se atienen una estructura uniforme sobre la base de un cuadrado con entrantes y salientes que permiten su encaje. “Nuestro patrón clásico parte de ser hexagonal y los demás son irregulares, donde cada pieza es diferente y en cada modelo hay varias “especiales” con formas reconocibles que hacen referencia a la temática de la obra reproducida en el puzle o a figuras que nos resultan simpáticas”.
Reconoce que es un “pequeño juego dentro del juego” que se construir, además de invitar a una “reflexión de segundo orden sobre lo que es la representación y la metarrepresentación”, a modo de un juego de espejos. Como ejemplo, se cuenta con una pieza con forma de búho que no forma parte del búho incluido en la imagen del puzle, pero es necesario para completar el conjunto de otro modo.
Tampoco el puzle, ni siquiera una vez completado y, aunque puede ser enmarcado como una lámina, es el dibujo, la pintura o la fotografía que reproducen, pero “esa fragmentariedad que no está en el original, una vez reorganizada al encajar las piezas, se convierte en una nueva imagen y una nueva realidad con sentido propio”, puntualiza a Ical.
En ese sentido, Martínez comenta que han ampliado su catálogo con nuevos productos, como llaveros y cuadernos en madera impresa y troquelada junto con unas primeras páginas también recortadas que, combinadas en diferente orden, hacen que cada cuaderno no sea igual que el anterior.
A mayores se ha puesto a la venta otra colección de libretas troqueladas, con el referente de Palencia, puesto que llevan muy a gala la pertenencia a nuestra ciudad. Aun así, aclara que estos motivos cambiarán durante su presencia en las próximas ferias artesanales de Valladolid y Salamanca, con el objetivo de que los clientes sientan con mayor cercanía y pertenencia el producto.
Comparten también con ellos los motivos reproducidos, que se organizan por colecciones, con los dibujos de Merche Albillo, monumentos relevantes de Palencia y acuarelas de Luis Muñoz, mosaicos de la villa romana de La Olmeda, lienzos clásicos, fotografías de Pilar Pequeño, Marta Munguía y Guillermo Jano, además de otras ilustraciones también propias de poesía visual.
Calidad y significado
Daniel Martínez detalla que el nombre tiene un significado muy bonito y hace referencia a su hija Laura, que forma parte de este proyecto conjunto. Y es que, siempre se refirió a ella como ‘Lalu’, que hace referencia a la luna, porque siempre ha trabajado de noche y la luz que existe en esos momentos es la de la luna.
Luna se escribe ‘moon’ en inglés, de ahí que, al juntar todo y añadir la ‘d’ y la ‘a’ de Daniel, el resultado final sea ‘LaMoonDa’, una palabra que resulta “muy divertida para enmarcar esta nueva experiencia”, asevera.
“Queremos que todos y cada uno de nuestros clientes tengan la satisfacción de contar con algo especial”, razón por la que todas las series son limitadas y numeradas en su trasera y han puesto un “exquisito cuidado” en que la presentación esté a la altura del producto.
Esta opción por un “nivel de lujo y exclusividad” los convierten en una “magnífica elección” para un regalo inolvidable, no necesariamente destinado a otra persona, sino a uno mismo. “Es una forma de manifestar el valor que concedemos a quien se lo entregamos, de compartir el disfrute de la belleza y del trabajo bien hecho, de sentir que nos merecemos algo realmente muy bueno”.
Me parece GENIAL. Gracias por ofrecer algo expectacularmente distinto y super original.