ruben díaz “La triste proporción”

Baloncesto base en Palencia (@fotografia.rdiaz)

Aquí estamos de nuevo renovando ilusiones ante una nueva temporada de baloncesto base palentino. El título del artículo no quiere decir que vaya a ser algo triste, pero sí se va intentar que sea algo para reflexionar.

Hace unos días y tras esas charlas o reuniones que se tienen con diferentes personas para ver cómo se planifica la temporada, salió esa triste proporción y me dejó para reflexionar, dándome un bofetón de la cruda realidad del baloncesto formativo. Muchas veces nos centramos en lo que cuesta llegar a la élite del profesionalismo y es verdad, ya que se tienen que alinear muchos factores para poder llegar a esa meta. Pero hay una realidad paralela y que cada uno de vosotros podéis pensar para buscar esa triste proporción. Esa persona me decía que hablando de un proyecto de futuro para su club, veía una base sólida para poder construir algo estable y ahí vino ese bofetón, la otra persona le dijo ¿te has parado a pensar cuántos de esos jugadores seguirán en un equipo senior?

Lo normal sería que varios por generación, y tras unos minutos de reflexión, la respuesta fue que con suerte suele ser 1 ó 2 de cada generación. Nada más lejos de la realidad y bien argumentado dijo, el que llega a jugar en senior y sigue es porque quiere. Así que ya me dio por pensar el porqué de esa proporción tan escasa y dura después de tantos años de formación. Pues hay diferentes motivos que pueden ser: tema estudios, pero pueden tener la opción de seguir jugando en otra ciudad; tema pareja, actualmente muchos tienen a su pareja ligada a este mundillo y saben todo el tiempo que implica esto; tema familiar y por falta de apoyo… No sé que pensar, hasta que encontré un motivo de la respuesta de esa persona a la frase de que “la que sigue es porque quiere”.

Así que algo estamos haciendo mal en la base para que esos jugadores no sigan y aquí sí hay motivos para aburrir como pueden ser: excesiva presión del club a un jugador por lograr unos objetivos que no llegan, rendimiento bajo a nivel académico, alguna que otra lesión forzada por no saber tener su tiempo de recuperación, las cargas de emociones personales de las familias que son trasladas a los jugadores y la que es más importante para mí, que los que son muy buenos lo acaban dejando porque se ha sumado todo lo anterior y no saben disfrutar de este deporte o de hacerlo con sus compañeros, mientras que ves al no tan bueno que es un disfrutón de esto. Lo cual me lleva a pensar ¿cómo se alimenta ese hambre de titulos o protagonismo y qué pasa cuando eso se acaba? Al final es algo adictivo y es que siempre se quiere más en busca de una motivación extra.

Eso es algo a lo que hay que saber acostumbrarse y no es fácil dejarlo, pero como me dijeron a mi una vez cuando empezaba en esto del deporte “hay que saber si quieres ser protagonista o sentirse protagonista, en base a eso tendrás un futuro u otro, tanto en el deporte como en la vida”, y cuánta razón amigo mío.

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