Camporredondo
Presa del pantano de Camporredondo. / Brágimo (ICAL)

Los cinco millones de megavatios generados el ejercicio pasado contrastan con los 8,5 millones de 2021, solo por encima del dato más bajo de 2017

R. Travesí / ICAL

La producción de electricidad en las centrales hidráulicas de Castilla y León se desplomó el año pasado un 41,6 por ciento, al pasar de los 8,5 millones de megavatios hora (MWh) a solo cinco millones, por la escasez de lluvias y la sequía. De esta manera, 2022 cerró como el segundo peor año en lo que va de siglo en la producción de energía hidroeléctrica. Hasta la fecha, solo 2017 marcó un registro más bajo que el pasado, con 4,3 millones de MWh, que también fue un ejercicio especialmente seco en la Comunidad. Además, la extrema sequía en lo que va de año y la falta de reservas de agua puede incidir en la escasa generación de este tipo de energía de cara a 2023, lo que influirá en los precios de la electricidad ya que las centrales hidráulicas ayudan a rebajar su coste, sobre todo en los momentos de máxima demanda.

Producción de energía hidráulica en Castilla y León (10cmx7cm)

Lejos quedan los años en que se superaron los doce millones de megavatios en la producción de energía eléctrica a través de las centrales hidráulicas de Castilla y León como 2001 y 2003 (12,7 millones de MWh, en cada caso) o cerca de esos valores como en 2010 (11,8 millones), 2007 y 2016 (11,3 millones de megavatios, en cada ejercicio) y 2014 (10,6 millones). En los últimos seis años, la producción hidroeléctrica en la Comunidad ha sido baja y solo se salva 2021, donde llegó a los 8,5 millones de megavatios.

El año hidrológico 2021-2022, marcado por la escasez de precipitaciones, tuvo su efecto negativo en los embalses de la cuenca gestionados por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). En concreto, hubo un descenso del 39 por ciento de las aportaciones a los embalses del Estado en la cuenca, en relación a la media de los últimos 25 años.

Y eso perjudicó al funcionamiento de las centrales hidráulicas de Castilla y León. No en vano, son instalaciones que utilizan la fuerza del agua para obtener energía mecánica que luego se transforma en electricidad. Es decir, cuando hay lluvias y los pantanos tienen reservas de agua, la producción hidroeléctrica se dispara y gana peso en la generación de energía en la Comunidad, además de influir en el cómputo general.

De esta manera y según la memoria del Ente Regional de la Energía (Eren), consultada por la Agencia Ical, el hundimiento del 41 por ciento de la producción hidráulica el año pasado provoca que la generación de electricidad en Castilla y León cayera un 9,8 por ciento, con respecto a 2021, hasta los 23,6 millones de MWh.

Instalaciones de Iberdrola

Iberdrola corroboró los datos del Eren al señalar que el ejercicio 2022 fue el tercer año de menor producción de la Cuenca del Duero en los últimos 25 años debido a la escasez de precipitaciones. Según la información facilitada a Ical, las centrales hidroeléctricas de la compañía en la cuenca del Duero registraron una producción de 3,9 millones de MWh a cierre de año, por lo que 2022 estuvo “muy por debajo” de la media. En concreto, la empresa cifró ese descenso en el 40 por ciento con respecto a la media histórica en ese periodo. La situación fue tan negativa que las minicentrales de Iberdrola que no tienen embalse y, por tanto, funcionan con el agua que circula por el río, permanecieron paradas por el bajo caudal. Algo que no ocurrió con el resto de las centrales de la Cuenca.

El peso de la hidráulica en el conjunto de la producción eléctrica en Castilla y León pasó de ser el 32,6 por ciento en 2021 al 21,1 por ciento el año pasado. Pero también se resintió a nivel nacional, puesto que las centrales hidráulicas de las provincias de Salamanca y Zamora aportan una parte importante de la producción estatal. En 2021, supuso el 26,1 por ciento mientras que en 2022 se quedó en el 22,4 por ciento.

Con estos datos, más de la mitad de la generación de electricidad en la Comunidad fue a través de la energía eólica. En concreto, casi el 60 por ciento, al sumar 14,1 millones de megavatios, que se completan con los 2,5 millones de la térmica y 1,9 millones de la solar fotovoltaica.

Salamanca, con tres millones de MWh, y Zamora, con 964.169 MWh, volvieron a ser las provincias que concentraron la mayor parte de la producción hidráulica el año pasado. Hasta el punto que entre ambas sumaron el 79,5 por ciento del conjunto autonómico. La escasa actividad de las centrales instaladas en estos dos territorios en 2022 generó que fueran las dos únicas provincias, junto a Segovia, que cerraron con peores cifras en la producción de electricidad que el ejercicio anterior. En el caso de Salamanca, la caída fue del 38,6 por ciento (hasta los 2,4 millones de megavatios), y en Zamora, la bajada se situó en el 23,1 por ciento.

El informe del Eren también permite comprobar que la Comunidad genera casi uno de cada cuatro megavatios de las energías limpias en España. En concreto, los 14,1 millones de MWh producidos por los molinos de vientos instalados en Castilla y León suponen el 22,5 por ciento del total del país. Un porcentaje que se queda en el 6,9 por ciento en el caso de la energía solar.

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