Con ello quieren salvaguardar la conservación del oso pardo
La Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica solicitó la “suspensión inmediata” de cacerías de jabalí hasta que exista un protocolo que permita compatibilizar esta actividad con la conservación del oso pardo y pidió la “destitución” de Esperanza García Corvo, directora de la reserva regional de caza de Fuentes Carrionas, por su “evidente incompetencia”.
En un comunicado la plataforma recordó que el pasado 2 de noviembre, “volvió a suceder un hecho que se ha convertido casi en tradición y en un ‘dejavu’”, donde un oso pardo fue disparado con un arma de gran calibre en una cacería autorizada por la Junta en el parque natural de la Montaña Palentina.
Este hecho, “sin duda ya de extrema gravedad por sí solo”, lo es aún más si se analizan algunos detalles de cómo sucedieron los acontecimientos y si se “mira en perspectiva y se comprueba que este caso no es un incidente aislado”, quienes señalaron que “llueve sobre mojado y disparar a los osos dentro de los límites de un parque natural es un hecho ya habitual y recurrente, al menos en la Montaña Palentina”.
Y es que, en los últimos seis años, al menos han sido tres los osos disparados en el norte de Palencia, un dato “escandaloso si se tiene en cuenta que se habla de una población compuesta por unas pocas decenas de ejemplares”, apuntaron.
Aseguraron que estos hechos suceden siempre en el parque natural de la Montaña Palentina y hay que “poner los ojos en la figura de la directora técnica de la reserva regional de caza de Fuentes Carrionas, Esperanza García Corvo”. Las reservas de caza son una figura anacrónica que, aunque “condenadas a desaparecer”, todavía se mantienen y su fin no es otro que priorizar los aprovechamientos cinegéticos en los espacios naturales donde estas se encuentran.
A fecha de hoy, Esperanza García Corvo “cumple este cometido a su libre albedrío”, según afirmó la plataforma, al detallar que “parece lógico y evidente” que las actividades cinegéticas deberían estar supeditadas a los fines de conservación, motivo por el que fueron declarados estos espacios naturales, pero “no sucede así”.
Desde la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica trasladaron que la directora de la reserva regional de caza es “quien hace y deshace con total libertad en este campo, autorizando batidas en zonas de gran afluencia de visitantes o en áreas donde la actividad colisiona frontalmente con los objetivos de conservación de una especie amenazada como es el oso pardo”.
Último incidente
Lo acontecido el pasado día 2 de noviembre es una “nueva repetición de la misma historia”, ya que se autorizó una cacería en una zona donde la presencia de osos es prácticamente constante, máxime en unas fechas que coinciden con un periodo de máxima actividad de alimentación otoñal del oso pardo y, por lo tanto, las posibilidades de que suceda un accidente “son muy elevadas”, añadieron.
En ese sentido, añadieron que la zona donde se realiza la batida está sujeta a un intenso uso público de personas que, precisamente, visitan ese sector del parque para disfrutar de los avistamientos de fauna salvaje, por lo que la autorización de una cacería “incumple claramente” el artículo 20.4 del Decreto 140/1998, de 16 de julio, por el que se aprueba el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina (Palencia).
“Nos encontramos con un colectivo de cazadores respaldado al máximo por la administración y que, además, se siente inmune después de varias sentencias judiciales que podemos calificar al menos como laxas, por ser indulgentes, y en las que por sistema se ha considerado como un accidente disparar un oso en una cacería. Es decir, no hay responsabilidad penal para el cazador, por lo que matar un oso en Palencia es, en la práctica, casi legal”, aseveraron.
De esa forma, consideraron que la situación actual “es insostenible”, dado que, demográficamente, la población oriental de osos cantábricos “da síntomas claros, desde hace años, de una recuperación mucho más lenta que la mostrada por la población occidental”, algo que sin duda puede ser explicado por la “elevada tasa de mortalidad no natural”, sentenciaron desde la Plataforma.