La hospitalidad palentina: desde los Vacceos hasta siempre

La colección de las Tesseras Hospitalis del Museo Arqueológico de Palencia recibe la atención y el elogio de importantes investigadores, como el profesor brasileño Alexandre Panosso Netto

Para mi orgullo, en la Oficina de Turismo de Palencia suelo escuchar muchos comentarios positivos sobre la hospitalidad del palentino, gente maja y acogedora. Sin duda, es uno de los puntos fuertes de nuestra Palencia con p. También es uno de los aspectos más importantes en el sector del Turismo. Algo actualmente -y tristemente- muchas veces olvidado, sobre todo en estos destinos súper saturados donde el rechazo a los turistas y visitantes se nota en los paisanos, en el comercio y hasta en la hostelería.

Hoy os hablo de un símbolo muy fuerte de la hospitalidad de nuestros ancestros, los vacceos y los romanos. Las tribus celtíberas, como nuestros vacceos, solían firmar, entre un individuo y una ciudad o entre las propias comunidades lo que llamaban de pactos de hospitalidad.

Se trataba de un fuerte vínculo de relaciones directas e interdependencia, normalmente extensivo a los descendientes. Pactos sagrados e inviolables que eran registrados en documentos muy parecidos a nuestros contratos actuales, pero también a través de pequeñas piezas de bronce, hierro o incluso barro, madera o marfil. Estos pequeños objetos, un verdadero símbolo de amistad, eran llamados tesseras hospitalis, las téseras de la hospitalidad, objeto que pasaba de mano a mano a través de privilegiadas generaciones.

Sus formas y perfiles eran muy variados. Entre los pueblos celtíberos solían presentarse en planchas laminadas de bronce, escritas en las dos caras con textos que describían el pacto y las partes que lo firmaban. Solían ser figuras geométricas o, sobre todo, zoomorfas, como aves, palomas, cerdos, caballos, jabalíes, peces, etc. Normalmente estaban compuestas por dos piezas que se encajaban, como dos manos que se encuentran, por ejemplo, o dos lados del mismo animal. En algunos casos, la unión de las dos caras completaba el texto impreso con la inscripción del pacto. Yo tengo mi parte, tú tienes la tuya. Mitad y mitad. Juntos somos uno. ¡Qué bonito, por favor!

Hace unos días recibimos en Palencia la visita del ilustre doctor y profesor de la Universidad de São Paulo (Brasil) Alexandre Panosso Netto, que actualmente dedica parte de su atención académica al estudio de las tesseras.

Estuvimos juntos en el Museo del Palencia y no imagináis qué bonito fue ver de cerca su emoción al encontrarse con una impresionante colección de cinco de estos objetos. Allí tenemos una tessera del siglo II a.C., hallada en la antigua Pallantia (Palenzuela); otra del siglo I a.C., procedente del yacimiento de La Morterona de Saldaña; una más de la misma época encontrada en Monte Bernorio (Pomar de Valdivia); una del siglo I d.C., del hallazgo de La Ciudad de Paredes de Nava; y otra más del año 14 d.C., encontrada en Herrera de Pisuerga. Restos vacceos y romanos que nos hablan de amistad, unión, caminos compartidos, hospitalidad.

En el mismo momento del encuentro con las tesseras (según Panosso, la mayor colección de éstas en un mismo lugar), el profesor envió audios y videos a sus diversos grupos de WhatsApp con sus compañeros científicos, que inmediatamente demostraron interés en venir a conocer, no solo nuestra sorprendente Casa del Cordón, sino todos los yacimientos donde han sido encontradas las piezas. Esta Palencia con p, llena de historia y patrimonio.

Al despedirme de nuestro visitante brasileño llamé a la artista palentina Victoria París para que intentara hacer una réplica de una tessera que yo pudiera regalar a mi paisano. Un objeto palentino. Una pieza de pacto de amistad. Una inspiración vaccea. Es que tenemos que aprender de los ancestros. Copiar cosas bonitas. Ejercitar nuestra hospitalidad palentina. Cada día un poco más. Más y mejor.