Han comenzado las obras para la recuperación de la fachada de este representativo edificio de la localidad guardense que permanece tras andamios y mallas
La Casona de Guardo ya no enseña en su portada principal, su piedra. Se ha vestido para ponerse guapa. Después de años de espera, de ideas y proyectos que se iban postergando, este edificio por fin ve avanzar hacia su reconocimiento real como patrimonio y su recuperación en su parte más representativa: su portada, único vestigio que queda ya de lo que fuera Palacio del Arzobispo Bullón.
Se ha metido en una crisálida de andamios y lonas para, dentro de aproximadamente seis meses, que es el plazo fijado en la licitación del contrato, renacer con todo su esplendor, como ha destacado el Ayuntamiento de Guardo a través de sus redes sociales.
Para ello, se llevará a ejecución el proyecto realizado por J. García y J. Castillo que tiene dos objetivos. De una parte reparar los daños causados fundamentalmente por la acción del agua, de forma que los elementos arquitectónicos resultes funcionales, y además se contribuya a lograr una lectura coherente de la geometría de la fachada, hoy perdida.
El proyecto
De otra, generar las protecciones necesarias para las arquitecturas que contribuyen a alejar el agua de los elementos decorativos y estructurales, potenciando asimismo los valores formales que tiene la fachada de este inmueble de Guardo.
La intervención, por tanto, se centrará en mantener la fachada del Palacio en condiciones óptimas de uso y mantenimiento, puesto que se detectan lesiones en zonas localizadas que, sin ser de extrema gravedad, los redactores reconocen que sí que pueden evolucionar a deterioros más importantes y sobre todo provocar caída de fragmentos a la vía pública con riesgo para los viandantes.
Del antiguo palacio en la actualidad solo queda la emblemática fachada, que con el paso del tiempo se ha ido deteriorando. Construida en buena sillería, cuenta con ocho ventanales de los que los inferiores se encuentran enrejados.
En el centro se puede encontrar una gran balconada adornada por una espléndida forja. Encima hay tres pináculos, coronado el central por una talla femenina que representa una hilandera y, en el centro, el escudo del Arzobispo Bullón. Acompañando a este, a ambos lados, un escudo simboliza las armas de los Bullón y un segundo que ostenta su hidalguía. Los aleros de la fachada están adornados con molduras y canecillos simples, como explica el Ayuntamiento de Guardo a través de sus cuenta de Facebook.