La butaca del cine, por Javier Cáceres Herrero / Cinéfilo
«POP CORN, COKE AND RELAX. IN THAT ORDER»
Pequeños Detalles (2021)
El atractivo del trío protagonista de este film, Denzel Washington, Jared Leto y Rami Malek, tres “oscarizados” actores, ya despierta el interés por echarla un vistazo. ¿Qué puede salir mal?.
“Pequeños Detalles” nos cuenta la búsqueda de un asesino en serie en una población de California, -guión muy típico del cine yankee-. El caso está en manos del perspicaz detective Baxter (Rami Malek), quien pide ayuda a un experimentado veterano ayudante del sheriff de un condado aledaño, Deke (Denzel Washington), el cual, tiene un episodio en su pasado, que este caso le hará despertar viejos fantasmas.
Película ésta, con cierto “tufillo” a Seven (1995) -incluso está ambientada en los 90-, pero que, poco a poco, dejará a un lado ese parecido para centrarse en una búsqueda un poco diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, sobre todo porque en el desarrollo es bastante lenta.
Me pasa una cosa con Rami Malek -Bohemian Rapshody (2018)-, cada vez que lo veo en pantalla, tengo la sensación de ver a un actor muy poco aprovechado. Con una cara tan peculiar, -por favor, que no suene despectivo-, al estilo Willem DaFoe, por ejemplo, apenas tiene expresividad y tienes la sensación de estar viendo constantemente a ese Freddie Mercury que le encumbró. Es como una especie de Nicolas Cage moderno. Todo lo contrario que Jared Leto, un actor, muy bueno para mi gusto, -no pienso en “Escuadrón Suicida” (2017)- y que por el motivo que sea, no tiene continuidad en cuanto a encadenar dos o tres éxitos seguidos. Sin embargo, sus apariciones, como aquí, tienen esa explosividad que es capaz de dar otro aire al guión en el momento que más lo necesita. Y palabras mayores para Denzel Washington, garantía en cuanto le ves actuando de que su participación, te va a encantar.
Buena propuesta de 131 minutos para este mes de noviembre que nos acerca al invierno.
Un italiano en Noruega (2016)
La nota de humor de este mes, viene de un taquillazo italiano. Una hilarante comedia que en realidad tiene un trasfondo satírico de ciertos aspectos de la sociedad en la que vivimos.
La película nos cuenta la vida de un maduro funcionario, todo un personaje, Checco, que vive a cuerpo de rey -con su madre y una “interesada” novia-, sin ningún tipo de estrés, más allá de encontrarse todos los días con el plato puesto en la mesa y cobrar un dinerillo extra con favores a sus paisanos.
Pero todo va a cambiar, cuando por circunstancias, tiene que elegir un destino fuera de su localidad y viaja hasta Noruega, donde conocerá a una mujer y unos hábitos que harán que su vida dé un vuelco radical.
Interesante descubrimiento para mi, el de este cómico italiano, Checco Zalone, que tiene un punto interpretativo atrayente, que sin hacerte reír a carcajadas -ó si, en algún momento-, consigue tenerte pendiente de la pantalla a expensas de con que te sorprenderá en lo siguiente que suelte por la boca.
A pesar de ser una comedia, lo cierto es que la historia no tiene descanso, a los que ya vamos teniendo una edad, por momentos, nos recordará a esas “españoladas” de finales de los 70 y principios de los 80, -sin escenas eróticas, eso sí-, que tanto éxito tuvieron de público en nuestro país.
La película, por cierto, no está exenta de calidad, no en vano, batió récords de asistencia en el país transalpino, en un año que consiguió superar en recaudación a títulos como “Del Revés” ó “Star Wars: El despertar de la fuerza”. Sin ser una película memorable, merece la pena echarla un vistazo, os hará pasar un buen rato e igual os apetece descubrir otros títulos de este mismo actor, un “personaje llamativo “, desde luego.
Venom: Habrá Matanza (2021)
Andy Serkis, ese prodigioso -y poco valorado- actor que ha dado vida a personajes míticos como “Gollum”, “King Kong” o “César” en la última trilogía de “El Planeta de los Simios”, dirige prácticamente a los mismos protagonistas del primer episodio y nos cuenta los problemas de convivencia que tienen Eddie Brock (Tom Hardy) con su simbionte Venom.
Esta vez el enemigo es “Carnage” (Woody Harrelson), “Matanza” en español, un loco asesino que está a punto de ser ejecutado y que por una “casualidad” -que tendrás que descubrir-, escapa, desatando el caos allá por donde pise.
No ha sido lo que esperaba, honestamente, una borrachera de humor que llega a ser “pesada” y un desaprovechamiento del plantel de actores y actrices a los que se puede sacar mucho más. Dicho esto ¿significa que es una mala película?, ni mucho menos. La primera entrega de “Venom” fue apaleada sin piedad por la crítica, pero el éxito de público a nivel mundial, demostró que era muy entretenida, que al final, este tipo de producciones es lo que buscan. Y eso es lo que tienes que saber cuando vayas a ver este segundo episodio.
El problema es que el “Venom” del cómic, no derrocha humor precisamente, es más siniestro y eso, a los puristas, es lógico que no les haya hecho mucha gracia.
Gran entretenimiento y unos efectos especiales espectaculares no faltan, si además, como yo, eres fan de Tom Hardy o Woody Harrelson, sabes que aquí no verás actuaciones de premios grandes, pero verlos en la pantalla siempre es un gran atractivo. Al igual que la importancia de los papeles de Michelle Williams (Dawson Crece) o Naomie Harris (Calypso en “Piratas del Caribe”), que tienen gran peso en el desarrollo de la trama.
The Crucifixión (2017)
Basada en hechos reales -tuvieron lugar en el año 2004-, así comienza, para enganchar al espectador, “The crucifixión”.
No todo el cine paranormal de los últimos años gira en torno a los casos de los omnipresentes Warren y al marketing que rodea a esas películas… pero hay que decir, si queréis un aliciente más, que los creadores de esa exitosa saga, también están implicados en este film.
Aunque la base de esta historia, la hemos visto mil veces, -realmente, ¿hay algún guión que no nos recuerde a otro?- tiene el atractivo de un buen, aunque desconocido reparto a nivel global. Aquí, una joven periodista decide viajar a Rumania, para investigar el llamado exorcismo de Tanacu, que se ha practicó a una monja, con fatal desenlace y que tuvo gran repercusión mediática en su momento. Cinco religiosos fueron detenidos y un demonio escapó al no haber sido exortizado.
Uno de los mayores reclamos de esta película, que lo diferencia de otros similares, son los pormenores de los pasos a seguir a la hora de la práctica del exorcismo, desgranados de manera sencilla, a pesar de la complejidad que tiene llevarlos a cabo.
Carente de humor, cosa que no suele ser habitual en este tipo de producciones -y se agradece-, pero plagada de imágenes impactantes, “The Crucifixión“ es otra muestra más del aprovechamiento que se puede hacer de un presupuesto que limita mucho los efectos especiales o el reparto, por ejemplo, pero es capaz de crear ambientes que no decepcionan a los amantes del género.
De vez en cuando, es bueno echar un vistazo al cine que viene del este europeo. El cine rumano, -aunque esta es una coproducción británica y rumana concretamente-, tiene unas cuantas joyas por descubrir y esta película, totalmente recomendable, para el público que adora el cine de terror, puede ser un buen comienzo para explorar la cinematografía de aquel país.
CLÁSICOS DEL CINE
La noche de los muertos vivientes (1968)
La historia del cine y las plataformas de televisión ahora, están repletas de referencias a mundos post-apocalípticos, donde la humanidad se extingue en manos de muertos vivientes, convertidos, generalmente por un virus.
¿Por qué tienen tanto tirón -incluso tantos adeptos a la teoría del fin del mundo relacionada con esta temática- las producciones de zombis y muertos vivientes?. George A. Romero abrió la caja de los truenos en 1968 con “La Noche de los Muertos Vivientes”.
La escena inicial, con un hombre y una mujer -hermanos, por cierto- visitando el cementerio, es el gancho perfecto para no despegar ya la vista de la pantalla. Un extraño se abalanza sobre ellos y acaba con la vida del hermano. Bárbara, por su parte, consigue escapar aterrorizada y se refugia en una casa en la que hay otros inquilinos a la espera de saber que está pasando. Pero lejos de mejorar, la situación para todos ellos, va empeorando, con la aparición de más humanos que no actúan como tal.
Es esta, sin duda alguna, la película que encumbró al grandísimo George A. Romero y con la que empezó de verdad toda esta fiebre que hoy en día sigue de actualidad con series como “The Walking Dead”, “Fear the Walking Dead” y sucedáneos del estilo. No dispuso Romero, de los medios y presupuestos de hoy en día para filmar, la que a la postre, fue su película más reconocida y que le puso en el firmamento de los grandes directores del cine de terror. Más bien, todo lo contrario. Muy limitado en medios económicos, consiguió convertir “La Noche de los Muertos Vivientes “ en un Clásico inolvidable y aterrador. Que además de mantener en tensión al espectador durante todo el film, dejó un final inolvidable, por lo sorprendente y dramático, que pocas veces se recuerda cuando de finales inesperados de cine hablamos.
Varias son las anécdotas que hay en torno a esta película. Sin ir más lejos, el vestuario de todo el plantel que participa en la cinta fue ropa de segunda mano -y eso sin necesidad de buscar en Vinted-. Esa fue una de las limitaciones del bajo presupuesto, pero es que, además, las vísceras que “lucen” las víctimas, fueron suministradas por un carnicero, a cambio de 300 generosos dólares. Incluso la carne y la sangre que “degustan” los muertos vivientes, fueron hechos a base de jamón y sirope de fresa, indetectables gracias a que la película se tuvo que rodar en blanco y negro.
Es evidente que Romero pensaba en todo, quizás por ello contrató una póliza de seguro, que cubriera las posibles muertes que pudieran darse en los cines de la época, a causa de las impactantes imágenes que se iban a proyectar.
He utilizado la palabra “zombi” al comienzo de esta crónica, que tan familiar nos suena hoy en día. Sin embargo, ese vocablo no se utiliza en ningún momento en nuestro Clásico. En 1990, se hizo un remake prácticamente calcado al original, pero en color, eso sí, para un servidor, el blanco y negro le da un toque más… atrayente.