La butaca del cine, por Javier Cáceres Herrero / Cinéfilo
«POP CORN, COKE AND RELAX. IN THAT ORDER»
El Captor (2018)
Este mes traigo una buena remesa de películas que se centran en hechos que acontecieron realmente. En este caso, “El captor” nos lleva al origen del Síndrome de Estocolmo, que para quien no sepa a qué se refiere, es un estado anímico en el que una persona que ha sido secuestrada, acaba teniendo un sentimiento de afecto por su captor -o captora-, pues no lo ve como una amenaza, así en resumen.
En un día caluroso de verano en Estocolmo (Suecia), Lars Nystrom (Ethan Hawk) se dirige a atracar un banco. Allí conseguirá retener a 4 personas, entre las que se encuentra Bianca Lind (Noomi Rapace). Tras la petición de Lars para que la policía deje libre a un amigo que está cumpliendo condena, Bianca irá desarrollando una “admiración” por su secuestrador conforme se van desarrollando los hechos en el secuestro.
El director canadiense Robert Budreau ha conseguido rodar un thriller con una trama que hemos visto mil veces, tomando un caso real y haciéndolo entretenido, ameno y dándole un toque de humor en algún momento, que no es sencillo, cuando lo que hay en escena es un tema tan delicado. Para ello ha contado con Noomi Rapace (Los hombres que no amaban a las mujeres -2009-), una actriz brutal, con unas cualidades interpretativas difíciles de encontrar y que aunque su papel aquí no es muy exigente, deja patente su sello personal en cada escena y con el incombustible Ethan Hawke, que está soberbio de principio a fin. Rara vez tiene una aparición cinematográfica que no sea destacable.
Estamos ante la efectividad de un film, que será capaz de enseñarnos, de forma bastante veraz, lo que aconteció aquel 23 de agosto de 1973, cuando un hombre, aparentemente desequilibrado, entró en el Banco de Crédito de Estocolmo para grabar su nombre en los anales de la historia y aunque en algunos momentos pueda parecer una broma, por lo surrealista de las escenas, hay que decir que merece la pena, una vez más, sentarse y disfrutar de esta entretenida película.
Burden (2018)
Volvemos a encontrarnos con otra de esas odiosas historias, que desgraciadamente asolan el mundo que habitamos, la lacra del racismo sigue viva, con episodios que se repiten a diario contra personas, porque al final eso es lo que somos, personas, que quienes somos cabales y coherentes, nunca llegaremos a entender.
Esta película nos traslada a la década de los 90, con otro caso real basado en la vida de Mike Burden, ex miembro del Ku Klux Klan -solo escribirlo ya da escalofríos-, en el que el factor humano, por suerte, acabó sobreponiéndose a la sinrazón de unos “cabestros” -permitid este apelativo-.
Carolina del Sur, el Ku Klux Klan decide abrir un museo en una pequeña población en “homenaje a sus héroes”. Entre los miembros, se encuentra Mike Burden (Garrett Hedlund), un joven violento manipulado hábilmente por el líder del grupo Tom Griffin (Tom Wilkinson), que ha comenzado una relación con una joven madre soltera. Ésta, al descubrir sus ideales, tratará de sacarlo de esa organización con la ayuda de un reverendo afroamericano que en todo momento le tenderá su mano, enseñándole que hay una vida mejor alejado de esa barbarie.
Debut como director y guionista del actor Andrew Heckler, que no ha podido empezar con mejor pie, pues el experto público del Festival Sundance, lo premió como mejor película en 2018. ¿Cuántas veces hemos visto una historia como esta, verdad? Me viene una vez más a la memoria “American History X” -1998-, un grupo de descerebrados con ideales que jamás deberían existir, el precio que hay que pagar por alejarse de ellos a veces y lo maravillosa que puede ser la vida cuando elegimos el camino correcto.
Siempre que aparece Forest Whitaker en pantalla, hay que verlo sí o sí. Esta no es una excepción, dando vida al reverendo Kennedy y que le aporta la humanidad que necesita el personaje, dándole una credibilidad asombrosa. Pero sin duda alguna, todo el protagonismo se lo lleva Garret Hedlund, capaz de transformar un monstruo en un arrepentido hombre con ganas de volver a empezar. Una lección de vida y un claro ejemplo de que a veces un paso atrás son dos pasos adelante. Andrea Riseborough, su pareja en pantalla, también merece una reseña, gran actriz que quizás no suene por su nombre, pero que tiene un montón de películas a sus espaldas con buenas actuaciones, “Oblivion-2013”, “Birdman-2014-““o “La Maldición-2020-”, son algunas de ellas. Y, por supuesto, otra cara reconocible, que casi siempre hace de malo y casi siempre con excelentes resultados es Tom Wilkinson -¿recordáis “Full Monty -1997-”?
Kursk (2018)
Si en abril se cumplían 35 años de la catástrofe de Chernobyl, una de las mayores tragedias vividas por la humanidad y peor gestionadas a nivel institucional, en breve se cumplirán 21 años de otra de esas tragedias marcadas a fuego, que igualmente tuvo unas consecuencias nefastas por, entre otras cosas, la gestión de las autoridades. Así al menos lo refleja “Kursk”, película de 2018 que narra todo lo que supuestamente ocurrió en aquel submarino en el que trágicamente perdieron la vida 118 personas.
Un grupo de marinos de la Rusia post-soviética, se dirigen al mar de Barents para realizar unas pruebas a bordo del submarino nuclear Kursk. La explosión de un torpedo en el interior del mismo hace que sus vidas sean protagonistas dentro y fuera del sumergible. El reloj corre en su contra y en la superficie, la diplomacia no funciona para elaborar un plan de rescate fiable. A la desesperada, intentan mantener la calma a la espera de una operación que logre salvar sus vidas. El final, por desgracia, es de sobra conocido.
Qué complicado tiene que ser rodar un largometraje en el que se trate de trasladar al espectador lo que sucedió en una tragedia de este calibre, pues no se trata de hacer una de esas películas palomiteras de catástrofes típicas americana. El director danés Thomas Vinterberg ha hecho lo posible por no convertir este drama en un espectáculo, centrándose casi más en la angustia que vivieron los familiares de los fallecidos y en la dudosa fiabilidad de las negociaciones que se llevan a cabo cuando ocurren estos sucesos, aunque sin dejar de lado lo que pudo haber sucedido en el interior del “Kursk”. Y una vez más, hay que decir, que Rusia sale muy mal parada, en todos los sentidos.
Entre el reparto, que seguramente sea lo de menos, algunos rostros conocidos, Max Von Sydow, Léa Seydoux y el gran Colin Firth, se reparten algunos de los papeles más importantes.
El 12 de agosto del 2000 acontecieron los hechos que se narran en esta película, como dije antes, 118 personas murieron, dejando 71 huérfanos de padre y un número importante de mujeres y familias destrozadas para siempre, pero al parecer, como pasa muchas veces, eso no fue una preocupación para algunos de los que tuvieron que tomar decisiones.
Expediente Warren 3: Obligado por el diablo (2021)
Ya está en las salas la tan esperada por los amantes del universo “Warren”, tercera entrega. Lo cierto es que el melón abierto por James Wan hace unos años parece no tener fin y los casos de los Warren seguirán teniendo continuidad. Con la primera película de esta saga, Wan subió el nivel del cine de terror, sacándolo de la mediocridad a la que, más o menos, nos estábamos acostumbrando hasta entonces. Que cada film comience diciendo “basado en hechos reales”, ya es un atractivo para el gran público, otra cosa es que, indagando en la historia de este matrimonio, la ficción se ciña a la realidad.
Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga) se desplazan hasta una localidad de Connecticut, para practicar un exorcismo a un niño. Todo se complica, cuando Arne, el novio de la hermana del pequeño, clama para que ese demonio lo posea a él. Solo Ed advierte el hecho, pero un problema cardiaco le impide avisar al resto. Un mes después, despierta en el hospital, consciente del riesgo que corre Arne y quien esté cerca de él, intentará, a pesar de su delicada salud, evitar la tragedia que se cierne sobre la vida del joven.
En la línea de los anteriores episodios de la saga, se desenvuelve la primera parte de la película, dirigida esta vez por Michael Chaves (“La Llorona” -2019-), interesante y aterradora, pero algo sucede en la segunda mitad que hace que pierda un poco de interés. Chaves se enreda en un “nudo” de escenas sin mucho sentido que en algún momento llega a hacerte desconectar del film. Aún así, en general, correcta tercera parte para los amantes del género.
Permitid que resalte el tándem que forman Patrick Wilson y Vera Farmiga en pantalla.
La conexión y feeling que tienen es superlativa, se nota en cada escena y es de admirar, pues no es fácil de encontrar tampoco parejas con esa complicidad en el cine hoy en día. Reseñable es también el papel de Ruairi O’Connor, que da vida a Arne.
Para los interesados, os invito a buscar y comparar con lo que se plasma en las películas. Este concretamente fue muy mediático a principios de los 80, hecho, que además ha aprovechado el director, para acompañar la historia con grandes hits musicales de la época.
Y un apunte, ¿serás capaz de encontrar todos los guiños que hace el director a otros grandes clásicos del terror?
CLÁSICOS DEL CINE
La Gran Evasión (1963)
Hubo un tiempo en el que el cine bélico estuvo muy presente en las grandes producciones hollywodienses, además, con gran poder de atracción. Para ello, se solía contar con el atractivo de un gran elenco de actores y actrices con carreras contrastadas o gran proyección. Además, a pesar de tener un fondo dramático como son las guerras, se intentaba trasmitir una visión diferente y más “amable”.
Ese es el caso de la mítica película “La gran evasión”. Seguramente uno de los títulos más recordados de este género y que este mes, reviso y recomiendo descubrir, como siempre, a quién no haya tenido la oportunidad de verla.
En un campo de refugiados nazi, en plena Segunda Guerra Mundial, se reúnen algunas de las cabezas más privilegiadas de las Fuerzas Aliadas. Todos ellos, con un pasado lleno de intentos de fuga fallidos en otras prisiones, que no hace que cesen en su intención de conseguirlo. Su plan, esta vez, es aunar fuerzas y conseguir la mayor evasión de prisioneros jamás vista. Para ello, comenzarán una faraónica obra, compuesta por varios túneles que discurrirán por debajo de su lugar de encierro y los llevarán hasta su ansiada libertad.
Stalag Luft III, ese es el lugar donde ocurrieron los hechos, que tras ser plasmados por el escritor Paul Brickhill en el libro “La Gran Evasión”, se llevaron a la gran pantalla. Bajo la batuta de John Sturges se unieron en el reparto los Steve McQueen, Charles Bronson, James Garner, Richard Attenborough -el recordado John Hammond creador ficticio de Parque Jurásico- o el mítico James Coburn y “parieron” una de las películas bélicas más recordadas de la historia del cine.
Con un guión de los más sencillo -si nos quedamos solo en el guión y no en los hechos que relata- y unas interpretaciones muy destacables, para mí personalmente, la del pícaro McQueen, es sublime, “La Gran Evasión” es un entretenimiento inagotable de principio a fin. Coincidiréis conmigo, aquellas personas que ya la hayáis disfrutado, que es una de esas películas que no importa ver de vez en cuando y que, a pesar de ello, siempre cuesta recordar quien logra escapar al final.
La Gran Evasión cuenta con una escena icónica, el salto en moto de Steve McQueen en su huída. Esto, no estaba previsto que se incluyera en el metraje, pero fue tanto el empeño del actor por incluirla que al final, se hizo. Eso si, él fue incapaz de llevarlo a cabo y fue su doble quien al final consiguió el logro.
La Gran Evasión tiene en su haber una de las melodías más recordadas y pegadizas del cine -que se lo digan a los hinchas británicos- y a pesar de que tuvo nominaciones en los Oscars y los Globos de Oro entre otros premios, el tiempo, ese gran juez que todo lo pone en su sitio, ha hecho de ella uno de los grandes clásicos, que por supuesto, no podían faltar en este espacio.