El Conservatorio abre su periodo de inscripción del 3 al 14 de mayo. ¿Cuáles son los argumentos que deben tener en cuenta los padres a la hora de elegir este centro?
En primer lugar, somos el único centro de enseñanza musical de toda la provincia que ofrece estudios oficiales. Junto a ello, nuestros pilares fundamentales son la calidad de la enseñanza y la apuesta por las nuevas tecnologías.
Tenemos diferenciadas dos etapas: las Enseñanzas Elemantes (los cuatro primeros años) y las Enseñanzas Profesionales (seis años). En las Elementales, lo que queremos es que los alumnos vayan cogiendo hábitos de estudio, pero sobre todo, que se encuentren cómodos estudiando música. Y luego, las Enseñanzas Profesionales, como su propio nombre indica, están enfocadas a la profesionalidad, a que los alumnos hagan de la música su profesión. Ambas etapas tienen, por tanto, objetivos diferenciados.
¿Qué le diría a aquellos padres que se pregunten si será demasiada la carga lectiva?
Son unas enseñanzas que exigen sacrifico. Nosotros somos como atletas y tenemos que entrenarnos. Si un atleta no entrena, no consigue récords. Si un músico no entrena (o sea, no estudia), no domina el instrumento. Hay una frase que se atribuye a varios autores, como Andrés Segovia o Rubinstein, que dice: «si dejo de estudiar un día, lo noto yo. Si dejo de estudiar dos, lo nota mi perro. Si dejo de estudiar tres, lo nota el público». La música requiere constancia. Y es verdad que algunos días es duro, porque acabas el colegio y las tareas y después te tienes que poner un ratito a estudiar o venir al Conservatorio. El primer curso de Elemental son cuatro horas semanales, que solemos distribuir en dos de Lenguaje Musical y dos de Instrumento (una individual y otra colectiva). Y en el tercer curso se añade una quinta hora, que es Coro.
Pero yo creo –y lo creo como padre- que los niños tienen tiempo suficiente para venir y aprovecharlo. Y esta es una puerta que se les puede abrir a nuestros hijos, que pueden descubrir que tienen una aptitud para la música. Porque puede que en los dos primeros cursos no se le abra esa puerta y, al tercero, el niño realmente se enganche y le diga a su madre: quiero hacer de esto mi profesión.
«Creo, como padre, que los niños tienen tiempo para la música. Es una puerta que podemos abrir a nuestros hijos»
Y aunque no hagan de la música su profesión, les va a cambiar la vida…
No voy a descubrir nada porque hay muchos estudios que demuestran que el aprendizaje de música beneficia las conexiones neuronales, etcétera. Pero además, los alumnos que vienen aquí aprenden a organizar mejor su tiempo, por ejemplo. De cara a tu desarrollo, aunque finalmente elijas ser médico, periodista o lo que sea, ese poso que te van a dejar las enseñanzas de música quedará ahí para siempre.
Luego hay otra vertiente que es la formación de un público que sepa demandar y valorar la cultura
Digamos que la ciudad de Palencia no es que tenga un movimiento cultural musical muy alto. Tenemos la banda, que es un organismo profesional –de las pocas bandas profesionalse que hay en España-, el Festival de Guitarra… Poco más. Hoy precisamente he leído un artículo que hablaba del proyecto de la Filarmonía de Oviedo para hacer llegar la música clásica a los niños de cara a formarles como público. La falta de público es un problema común en toda España e incluso en ciudades con mayor nivel musical, como Berlín, donde hay propuestas similares. Se trata de intentar llegar a alumnos de Primaria para atraerlos a la música, enseñándoles que la música clásica no es «algo viejo» y que van a disfrutar con ella.
Precisamente el Conservatorio apuesta por iniciativas así, con conciertos didácticos, difusión en redes…
En abril hemos grabado en nuestro auditorio un concierto didáctico dirigido a escolares de toda la provincia, un espectáculo junto a Quique El Mago que fusiona la magia y la música y que hemos difundido a los colegios por streaming. Ha tenido una gran aceptación: ha llegado a 2.869 escolares de toda la provincia, de los que 1.784 eran de centros de la capital.
Por otro lado, estamos lanzando la campaña ‘El instrumento del día’ en la que vamos subiendo a nuestro Facebook vídeos de todas las especialidades que pueden estudiarse en el Conservatorio, explicadas por los propios niños. Porque es más cercano que una persona de tu edad te explique por qué está aquí y por qué ha escogido ese instrumento.
El alcance que tienen las redes sociales ahora hay que aprovecharlo. Aunque estuviéramos abiertos al público habríamos hecho campañas así. Y la experiencia del concierto didáctico online ha sido muy buena, porque para llegar a todos esos niños habríamos tenido que llenar nuestro auditorio 10 veces.
Actualmente tenéis 20 especialidades. ¿Qué destacaría de ellas y de los profesores?
En cuanto a las especialidades, este año vamos a poder recuperar la de Canto. Hace unos años, la asociación de madres y padres fundó un coro y eso favoreció que se creara esta especialidad, que tuvo hasta 20 alumnos. Y ahora vamos a recuperarla, porque hay una demanda en la ciudad. El profesorado que tenemos se está formando continuamente, porque apostamos siempre por la calidad, sin olvidar el trato de cercanía que tenemos con el alumnado, porque son enseñanzas individuales.
Durante el Confinamiento entrábamos en las casas de los alumnos de manera virtual, y ellos en la nuestra, y el trato fue tan directo que recibimos las felicitaciones del Consejo Escolar como modelo a seguir.
«El poso que te dejan las enseñanzas musicales es para siempre»
¿Qué tal ha ido el curso en el centro con respecto a las medidas preventivas?
Los centros educativos hemos ido notando lo que pasaba en la ciudad. En enero y febrero se notaba hasta en los pasillos, los alumnos decían: ¡hay poca gente! Hemos llegado a tener 30 alumnos confinados, clases con solo tres alumnos de 9… No porque se hayan contagiado aquí, sino porque estaban confinados. El profesor conectaba el dispositivo y el alumno recibía clase en su casa, a su hora, ya fuese de teóricas o de instrumento. Ahora ya tenemos las herramientas y el conocimiento para poder ir solventando todos estos problemas. Pero con todo, la enseñanza presencial en la música es muy muy importante.
Imagina el caso de los profesores de Viento: el alumno está sin mascarilla y a veces el profesor se la quita para poner un ejemplo. El profesor se tiene que acercar a colocar un bisel de una flauta, porque a un niño de Primero que no ha tocado nunca hay que ayudarle… A los profesores de Viento hay que darles la enhorabuena por el trabajo que han hecho y la valentía que han mostrado, porque han expuesto su salud. Y no ha habido en instrumentistas de viento, ni tampoco brotes en el Conservatorio.
Hemos tenido que dar una vuelta a toda la organización del centro y algunas medidas probablemente han llegado para quedarse, porque favorecen, por ejemplo, el orden en los pasillos o la puntualidad.
En los últimos años se han impulsado aspectos como la divulgación y el disfrute, con más agrupaciones colectivas de alumnos
La divulgación no debe hacernos olvidar nunca que primero somos un centro educativo, por lo que nuestro fin es la enseñanza-aprendizaje. Pero no hay que apartar la divulgación de cara al exterior, también muy importante. Son parcelas que se interrelacionan y no podemos abandonar ninguna de ellas.
El tocar conjuntamente es algo que motiva mucho a los alumnos. Este año no hemos podido hacer la banda de Elemental porque no podíamos meter 60 niños en un auditorio y los alumnos lo han echado mucho de menos. La Banda de Profesional empezamos formándola en cuatro bloques, con los alumnos muy divididos.
Al final del segundo trimestre, pudimos hacer ya dos bloques, cada uno de ellos con la mitad de viento Madera y Viento Metal, y los chicos decían: ¡esto ya empieza a sonar! Eso ha sido una inyección para ellos. Tocar con otros 40 alumnos es una sensación incomparable y, además, permite hacer amigos, conocer a otros niños o jóvenes con tus mismas inquietudes… se hace mucho compañerismo.
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