Teresa Suances (misionera en Mozambique): “Las situaciones eran tan duras, tan duras, tan duras que me quedé en choque muchos meses allí”
La ciudad de Palencia acogió esta mañana el encuentro anual con misioneros palentinos dispersados en todo el mundo. El evento, organizado por el Obispado, sirvió para dar la bienvenida a este nuevo grupo representativo de los 246 misioneros palentinos dispersos en 42 países.
El Obispo de Palencia, Mikel Garciandía, fue el anfitrión de estos hombres y mujeres que han consagrado sus vidas a la misión en lugares necesitados del planeta. Entre ellos se destacó Teresa Suances, religiosa de la congregación Amor de Dios, oriunda de Vid de Ojeda, Palencia. Su testimonio conmovedor ofrece una visión profunda de la vida de los misioneros en el terreno, especialmente en Mozambique, donde ha trabajado desde 1984.
Teresa recordó cómo el Papa Juan Pablo II, durante su visita a España en 1982, inspiró su vocación misionera. En ese momento, Teresa estaba en Salamanca y, movida por el llamado del Papa a las religiosas para ser generosas y salir a otros lugares con mayores necesidades, decidió ofrecerse voluntaria para servir en Mozambique, a pesar de que el país estaba en medio de una guerra civil.
“La gente de allí es feliz porque no aspiran, solo viven con aquello que tienen”
Al llegar al país sudafricano, Teresa se enfrentó a una realidad devastadora. “Las situaciones eran tan duras, tan duras, tan duras que me quedé en choque muchos meses allí”, relata. En medio del conflicto, su labor se centró en mantener los valores cristianos, especialmente la reconciliación, y en proporcionar ayuda humanitaria básica, pero fundamental, como vestuario y alimentos. Teresa y sus compañeros también asistían a los heridos de guerra, a menudo bajo el riesgo de ser atacados.
A pesar de los horrores vividos, Teresa se mantuvo firme en su misión. Hoy, Mozambique goza de una paz relativa y, aunque las necesidades económicas siguen siendo abrumadoras, la gente ha aprendido a ser feliz con lo poco que tiene. “La gente de allí es feliz porque no aspiran, solo viven con aquello que tienen”, comenta Teresa, subrayando una lección de humildad y aceptación. “Y yo también soy feliz”, afirma emocionada.
En la actualidad, Teresa tuvo que alejarse de su misión allí por daños colaterales sufridos en su retina durante su dura estancia, dedicándose actualmente a formar a jóvenes que desean seguir el camino religioso, asegurando que las futuras generaciones continúen con la labor misionera.
El encuentro con los misioneros palentinos fue una oportunidad para compartir experiencias. En total, 137 hombres y 109 mujeres, que llevan a cabo su labor misionera en parroquias, colegios y dispensarios de salud, regresaron a su tierra natal para unos días de descanso y reflexión. La mayoría de los misioneros se encuentran en América, con una presencia significativa también en Asia, África y Europa.
Los misioneros contarán con la visita de autoridades civiles, como Ayuntamiento y Diputación de Palencia, culminando esta tarde con una visita al Museo Casa del Cordón de Palencia, con una previa comida de fraternidad.