Ramón Isla, propietario del mítico bar Casa Cantabria, merece descansar. Después de tantos años cocinando buen producto y atendiendo a sus clientes, le llega una jubilación que no por menos esperada está exenta de la pena propia de las grandes despedidas.
Para nosotros, equipo de PaCO Magazine y Palencia Invierte, se jubila un amigo: aquel que nos ha servido tantos vinos, cafés y tapas. El que no nos dejaba volver al tajo sin probar antes sus fantásticas torrijas. El que salvó tantos cierres de edición con bocadillos a deshora y pinchos capaces de resetear el cerebro de quienes llevábamos demasiadas horas diseñando, escribiendo o maquetando.
Leyenda viva de la gastronomía palentina, Ramón Isla se hizo célebre por algo a lo que él le quita mérito: cocinar con cariño. Un cariño que aplicaba desde el momento en que seleccionaba el producto: fresquísimos pescados y mariscos cántabros, productos de Palencia, buenas verduras y, cómo no, excelentes vinos.
Y ese despliegue de tapas sobre la barra que sonrojaría hasta al mejor ‘tabernari’ guipuzcoano.
Con la despedida de Ramón, le decimos adiós al Casa Cantabria tal como lo conocemos. Pero un adiós cariñoso, acompañado de nuestros mejores deseos y sabedores de que continuará por allí, acompañando a su familia en el nuevo proyecto en el que se embarcarán, dedicado a preparar comida para llevar.
Podremos, pues, continuar disfrutando las recetas que Ramón ha sabido transmitir a sus hijas, aunque echaremos de menos aquellos pulpos orgullosos que blandía en las mesas del bar, cual bandera del Casa Cantabria. Y añoraremos también ese trato cercano que dispensó a sus clientes durante todos estos años, no exento, a veces, de la necesaria ironía y sinceridad que nunca debe faltar en las buenas conversaciones de barra.
Gracias, Ramón, por tu dedicación. El equipo de Palencia Invierte y PaCO Magazine te deseamos lo mejor.