Comprar una vivienda u otro bien puede suponer ‘sustos’ con Hacienda. Diego Prádanos y su equipo te asesoran y ayudan a reclamar para evitar que el impuesto termine ahogándote
La mayoría de personas han vivido, o lo harán, la siguiente escena: una pareja decide comprar un piso, pacta un precio con el vendedor, acuerda la hipoteca con el banco y acude al notario a firmar la transacción. Hasta aquí, un hecho cotidiano que comienza con la ilusión de un nuevo proyecto vital.
El problema, para algunos de esos compradores, llega después: cuando Hacienda les dice que el valor de lo que han comprado es superior al precio que han abonado y, por tanto, les hace pagar varios miles de euros más. Adiós al presupuesto para amueblar la cocina, a las vacaciones… Y a la ilusión.
«La gente solo conoce la parte visible de cualquier negocio de transmisión jurídica, ya sea una vivienda o un bien de otra naturaleza», advierte el abogado Diego Prádanos, cuyo despacho se ha especializado, entre otros asuntos, en apoyar a compradores en esta situación. Prádanos explica que existen cuatro maneras por las que una propiedad pasa de unas manos a otras: compraventa, herencia, donación o permuta (es decir, cambiarla por otra de igual valor).
Cada uno de esos casos implica una fiscalidad diferente», que varía también en función de la normativa autonómica. En Castilla y León, por ejemplo, el Impuesto de Transmisiones es del 8% y el de Donaciones está reducido respecto a otras autonomías. Ahora bien: el problema no es el impuesto que sabemos que hemos de liquidar, sino «la presión fiscal por parte de la administración, que se ha incrementado en los últimos cinco años».
¿Qué ha pasado? «La Administración no incrementa el tipo impositivo, sino el cálculo del valor de la transacción». Es decir, si hemos pagado 150.000 por un piso, Hacienda puede calcular que en realidad su valor de mercado era de 165.000, por lo que puede reclamarnos un impuesto muy superior al que hemos abonado.
Y lo hace en virtud de su propio sistema de valoración de bienes, «cuyos valores mínimos se han multiplicado hasta por 1,7», explica Diego Prádanos.
Recurrir a veces es una solución. Pero a muchas familias no les compensa el esfuerzo y terminan por pagar. La Administración tiene una posición prepondrante, porque primero tienes que pagar y, si reclamas, el proceso puede alargarse entre 5 y 8 años. Por eso, vale la pena, al menos, recibir asesoramiento para tomar una decisión informada y adecuada.
«Hacemos una descripción de las opciones posibles, de la cuantía que se podría reclamar, de nuestros honorarios y de la duración del proceso». A partir de ahí, el cliente decide. Y quienes continúan adelante suelen conseguir la razón. En este despacho palentino, por ejemplo, se ha logrado que cuatro hermanos abonaran únicamente 1.600 euros cada uno, de los 14.000 que se les reclamaba por persona.
Además, en Diego Prádanos Abogados ayudan a presentar la autoliquidación de todos los impuestos relacionados con una transmisión de bienes, tanto a nivel estatal como autonómico o municipal, como por ejemplo las plusvalías. «En el despacho generamos esas autoliquidaciones al menor coste fiscal posible. A veces, con cambiar de casilla determinadas cifras, pagamos menos».
La confianza es la clave que transmiten a sus clientes a la hora de encarar un proceso así. «Siempre les digo: ¿qué tienes entre manos y qué quieres conseguir? Y no te preocupes por el cómo. Tú me marcas la salida y la meta, que yo me ocuparé de recorrer el camino».
