Renault está decidida a convertirse “en una empresa neutra en emisiones de CO2 de aquí a 2050” y espera rebajar un 40% el coste de los eléctricos en 2028
“Los ecosistemas de todo el mundo están en peligro. Desde bosques y tierras áridas hasta tierras agrícolas y lagos, los espacios naturales de los que depende la existencia de la Humanidad están llegando a un punto de no retorno”. Así de contundente se muestra la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el futuro del planeta y, por ello, para concienciar a la sociedad sobre esta problemática decidió hace casi cinco décadas instaurar el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente. Un Medio Ambiente que ahora más que nunca marca las agendas empresariales y políticas de Europa, con el sector de la automoción como punta de lanza en la lucha contra el cambio climático, ya que durante años fue señalado como un factor clave en la contaminación.
Renault Group ha puesto en marcha un “ambicioso” plan de acción para reducir la huella de carbono de sus vehículos, en una estrategia que abarca todo el ciclo de vida de un vehículo: diseño y aprovisionamiento, fabricación, uso y fin de vida.
“El sector del transporte supone una cuarta parte de las emisiones de CO2 del planeta”, recuerda el director de Estrategia del Grupo Renault, director de Operaciones de Ampere (la filial de vehículo eléctrico de la compañía) y presidente director general de Renault Iberia, Josep María Recasens, quien defiende que la sostenibilidad y la descarbonización de los nuevos vehículos “no puede limitarse al tubo de escape”, sino que debe estar presente en todo su ciclo vital: “De la cuna a la tumba”.
“Si solo nos ceñimos a las emisiones del tubo de escape, limitamos la realidad y puede cambiar la idea que tenemos sobre uno u otro vehículo. Por eso los valores de emisión deben reducirse a lo largo de toda la cadena de valor, garantizando al mismo tiempo las funciones y responsabilidades de cada etapa”, explica el directivo sobre cómo entienden en Renault la transformación del sector de la automoción que ya está en marcha.
“El concepto ‘de la cuna a la tumba’ es una medida medioambiental más amplia y justa”, incide, antes de recordar que un vehículo pasa por tres fases: la producción (que representa el once por ciento de emisiones); el uso (alcanza casi el 88 por ciento de las emisiones de CO2) y el reciclaje (con apenas un uno por ciento del total). “Es parte de la responsabilidad de grandes empresas como Renault tirar del carro para descarbonizar la cadena de fabricación, a pesar del alto coste que supone”, resalta Recasens que insiste en que, actualmente, “el gran debate” es si quedarse “en huella de carbono global o solo en tubo de escape”.
Una controversia en la que, además, aflora “un choque muy grande entre países”, ya que España, por ejemplo, podría ser “punta de lanza” gracias a las energías renovables si se apuesta por medir el ciclo vital completo de un automóvil, mientras que Alemania se aferra solo a la huella del tubo de escape porque el proceso de fabricación “es más sucio”.
A pesar de este debate, Renault está decidida a convertirse “en una empresa neutra en emisiones de CO2 de aquí a 2050”, por lo que su plan de acción se desarrolla en distintos campos de actuación que cubren toda la vida útil de cada uno de sus automóviles.
Así, la firma francesa, que tiene en Palencia y Valladolid dos de sus factorías más importantes, establece distintos hitos en su hoja de ruta: introducir vehículos electrificados para descarbonizar las fases de emisiones en la conducción, mejorar la eficiencia energética para descarbonizar la producción interna y la fase de uso; contratar fuentes de energías bajas en carbono para descarbonizar los procesos; diseño de materiales con bajas emisiones de carbono; y potenciar la energía verde para los clientes en la fase de uso.
Para alcanzar los objetivos ‘verdes’, desde el sector se mira con especial atención al poder ejecutivo, ya que los políticos redactan y aprueban las leyes que marcarán el camino. “Se ha hecho una apuesta por lo eléctrico que obliga a trasladar todos los esfuerzos del vehículo de combustión al eléctrico y todos los constructores hemos hecho esa apuesta. Ahora no puede venir nadie a cambiarnos el paso. Se puede flexibilizar, en todo caso, lo referente a la combustión”, enfatiza el dirigente de Renault sobre la posibilidad de que tras las elecciones europeas del próximo 9 de junio el nuevo Parlamento comunitario retrase las fechas y los objetivos ya previstos.
El futuro eléctrico
Desde Renault confían en 2025 como “un gran año” para los coches eléctricos pese a las dudas desatadas en el mercado durante los últimos meses “porque no se están vendiendo los eléctricos como se esperaba”. Según recuerda Recasens “para alcanzar el 50 por ciento de emisiones en 2030, como marca la ley, uno de cada dos vehículos tendrá que ser eléctrico”, por lo que se hace imprescindible para las empresas “empujar” las ventas de estos automóviles, pero “sin hacerlo a lo loco”. “No se puede reventar el mercado”, señala el director de Estrategia del Grupo Renault, recordando en este sentido que “hay que ir con mucho cuidado para no quemar la tecnología más moderna”.
“Estamos en la primera ola de adaptación del público a los vehículos eléctricos. Es un estado muy embrionario”, detalla señalando, además, a dos tipos de clientes que siguen mostrando su reticencia para adquirir un vehículo de esta gama: aquellos que no tienen dinero suficiente y esperan la bajada de los precios; y los que tienen poder adquisitivo, pero consideran que los coches aún no tienen autonomía suficiente para lo que ellos necesitan.
“Hay que ir al coche pequeño y que no pese. Es hacia donde va Europa. Quien sea capaz de encontrar ese vehículo con una talla de batería razonable y con una infraestructura de carga potente, se llevará el mercado”, augura el dirigente de Renault, quien confiesa que la ambición de la firma francesa “es reducir el coste de los eléctricos un 40 por ciento en la próxima generación, es decir alrededor de 2028”.
Una rebaja que permitiría a Renault “estar en paridad de precios con los vehículos de combustión”. Sobre esta cuestión, asimismo, Recasens hace un llamamiento al Gobierno central y a las administraciones regionales: “Pedimos que no se corten las ayudas directas al vehículo eléctrico, ya que son importantes para convencer al cliente mientras las empresas ajustamos los costes para reducir el precio”. Y pone de ejemplo a Alemania, “donde las ventas se han desplomado al cerrar el grifo de estas ayudas”.
La estrategia
Desde la fase de diseño de los vehículos, Renault Group da prioridad a los materiales que emiten menos gases de efecto invernadero, incluidos los materiales reciclados con una huella de carbono inferior a la de los materiales vírgenes. También trabaja con sus proveedores para promover el uso de materiales reciclados y/o de origen biológico, el ahorro de energía y el uso de energías renovables en su producción.
Por ejemplo, Nueva Scénic E-Tech 100% Eléctrico está compuesta en un 24 por ciento de materiales procedentes de la economía circular. Y la empresa se ha fijado el objetivo de alcanzar una tasa de materiales reciclados del 33 por ciento en 2030.
Se trata de una cuestión importante si se tiene en cuenta que la gestión del suministro de piezas y materiales para la producción de automóviles representa en torno al 16 por ciento de las emisiones de GEI de un automóvil a lo largo de su ciclo de vida.
Aunque la fabricación de vehículos en las fábricas representa una pequeña parte de la huella de carbono de un fabricante de automóviles (menos del uno por ciento en el caso de Renault Group), esta etapa representa, no obstante, otra palanca de acción. Para limitar sus emisiones de CO2, el Grupo apuesta sobre todo por las energías verdes y la eficiencia energética dentro de sus fábricas. En otras palabras, “consumir menos y consumir mejor”.
Con vistas a descarbonizar su industria, el Grupo ha reducido el tamaño de sus talleres e introducido programas informáticos de control para optimizar el consumo de electricidad, gas y agua. El uso de energías renovables también proporciona energía limpia para la fabricación de vehículos de bajas emisiones. En España, por ejemplo, toda la electricidad producida procede ya de parques solares fotovoltaicos. En Francia, se instalará un sistema geotérmico en la planta de Douai. Este sistema de calefacción respetuoso con el medio ambiente cubrirá el 70 por ciento de las necesidades de calefacción de la planta.