Los morados, muy castigados desde el 4,60 (recibieron 47 lanzamientos), sucumben ante un Zamora que supo explotar sus recursos (84-77)
Visita repetida esta temporada y no por ello menos complicada era la que tenía el Súper Agropal Palencia para esta jornada en la que todos los de arriba ganaron y en la que los morados necesitaban sumar su decimonovena victoria. Pero la que llegó fue la novena derrota en un encuentro muy igualado y en el que los locales tiraron 47 tiros libres, por los nueve de los palentinos.
No estuvo solo el Palencia en su visita a Zamora, acompañado por centenares de palentinos que poblaron las gradas.
Amenazó el Zamora en los inicios con una de sus armas, el tiro exterior, con Walker al aparato.
Al Palencia le costó varias intentonas lograr encestar, aunque con el paso de los minutos, los morados se reencontraron con la confianza de Oroz, que esta vez no se arrugó en el tiro exterior para convertirse en el máximo anotador de los palentinos en el primer cuarto, con siete puntos.
Por dentro, solo Krutwig lograba alguna victoria instantánea ante las torres locales.
Alargó más la rotación Guil, sin introducir cambios hasta pasados 8 minutos. Y con dos jugadores, Lovro y Pablo cargados con dos faltas cada uno. Cuatro faltas de los palentinos por solo una de los locales. Aún así, el marcador estaba igualado: 17-18.
Al final del primer cuarto, tras varios ataques fallados por los palentinos, 20-18.
Segundo Cuarto.
Demasiadas vías cerradas le ofrecía el Zamora al Palencia. No encontraba por dónde atacar en jugada. Había que recurrir a la individualidad para alcanzar el aro. Vaulet anotó sus primeros puntos. Todo para un marcador que casi no se movía. 22-22 consumidos dos minutos. En la zona contraria, el Zamora movía el balón, lograba jugadas francas. Si no anotaba era por el fallo propio en el tiro. Le costaba a los morados parar a las torres locales.
Kunkel arrancó entonces su particular máquina de castigar al Zamora. Triple y canasta de dos casi seguidas. Y también cometió una falta en tiro de tres. Cuarta falta del equipo en cuatro minutos. Zamora solo una.
Entró el partido en una fase de errores por parte de ambos conjuntos. Pases a no se sabe dónde. El marcador casi no se movía hasta que, en un arreón, mínimo, el Palencia se puso cuatro arriba. Krutwig le ganó un rebote a Paukste (2,25m) y anotó ante el cabreo de la afición local. Tiempo muerto para el Zamora ante la máxima de los palentinos.
Al Palencia le estaban friendo a faltas 12 a 6 era el balance en ese aspecto, con el marcador otra vez igualado a 33 y a falta de 1 minuto. Tiempo muerto de Guil que logró la reacción de los suyos. Penetración de Kunkel, robo en zona propia y triple para Borg para abrir hueco a falta de 10 segundos. Tres nuevos tiros libres para Powell, dos de jugada, más uno de la técnica a Luis Guil, y luego otros dos de Dimitrov, dejaron el marcador 36-40 para los palentinos.
Tercer Cuarto
En dos jugadas le levantó la diferencia el Zamora la Palencia. Guil, que se había sentado para tratar de estar calmado, se levantó como un resorte y lanzó la silla dos metros atrás.
Le pidió más intensidad Guil a los suyos pero se encontraron con un Walker que le abría las grietas a la defensa morada. El marcador, igualado a más no poder aunque ahora, con cuatro minutos jugados, el Palencia estaba en su primer bonus del partido. Pero de nuevo estaba Zamora se había puesto por delante. Tres por encima, Krutwig pidiendo el cambio por verse superado por Pauskte y Palencia fallando tiros libres.
Entró en una fase de imprecisión el Palencia. El de siempre. Tiros alocados, con Kunkel -encimado por los defensores-, con Wintering cometiendo pasos… Defensas sin medida y acabando en falta, rebotes para los locales… Suerte que Zamora estaba cerca y el marcador se volvió a igualar gracias a que Kunkel jugó más reposado. Seleccionó más sus tiros, no siempre fáciles. Al final del cuarto, 53-53.
Último cuarto.
En uno de los partidos con menos anotación del Palencia, los morados encaraban los últimos 10 minutos como los definitivos.
Kunkel dio el primer golpe, donde le gusta. Desde el exterior. Zamora lo devolvió al pitarle a Chema falta más que cuestionable en un triple. Vuelta a empezar. Xabi se prodigó ahora en ataque y en defensa. Anotando y robando balones para habilitar a los suyos y Kunkel siguió sacando rédito y créditos del Caja Rural como quien va al cajero.
Era un ir y venir sin dominador claro. Ventajas exiguas. Tanto que Zamora, con dos triples de Powell, empató el encuentro y a falta de 4 minutos se puso de nuevo por delante. 73-71.
Tiempo de Guil y triple de Kunkel contestado por Powell y recontestado por Wintering. Uno arriba para los morados a falta de menos de dos minutos. Sin descanso, sin tiempo para recobrar el resuello. Otra falta discutible a favor de Zamora y canastas de Powell que iba empatado con Kunkel en la batalla anotadora. 22 para cada uno. Los tiros libres le estaban dando la vida a los zamoranos y enterrando en el marcador y en el juego a los palentinos.
36 segundos y Zamora uno arriba. Wintering falla el triple y comete falta a Waker que anota los dos. La única opción, el triple. Tiempo muerto Guil, con 14,7 segundos por jugar. Y no solo no tiró el Palencia sino que Zamora le robó el balón sin haber llegado a su primer destino. Zamora se marchó de cinco sin opciones para los palentinos. Al final, 84-77.
Novena derrota del Súper Agropal Palencia que se ve empatado con el Obradoiro, teniendo los gallegos un partido menos.
Entre los palentinos, el máximo anotador, Kunkel, con 22 puntos y también el más valorado con 15 items.
El próximo partido para los morados, este próximo viernes en casa ante uno de los equipos que le derrotó en la primera vuelta, el Menorca.
Una vergüenza el arbitraje, es imposible ganar con 47 tiros libres en contra, nunca lo he visto que se trate a un equipo de esta manera, que casualidad que en Valladolid nos pita la señorita Paula y hoy nos vuelve a pitar, con resultado idéntico, partido perdido.
La Directiva debe elevar una queja a la Federación, es impresentable como nos trata, ella no se juega nada pero esta jugando con la ilusión de toda una afición.