Proyecto del campus palentino de la Yutera Universiad de Valladolid, para desarrollar cultivos micológicos en Etiopía

El Campus de la Yutera de Palencia promueve la conservación y el uso sostenible de los sistemas forestales de Etiopía mediante el uso de los recursos micológicos

A. Míguez / ICAL

Hace quince años que el Campus de la Yutera de la Universidad de Valladolid se marcó un objetivo: impulsar los hongos como recurso agroalimentario en Etiopía y mejorar el aprovechamiento sostenible de la micología en el país africano. Un proyecto de investigación, bautizado como ‘SUTFUNGI III’, que nació con el objetivo de potenciar un recurso natural hasta ahora subestimado y en el que se sigue trabajando en la actualidad con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID). Tanto es así, que su promotor acaba de recibir un prestigioso reconocimiento oficial con carácter de Doctor Honoris Causa. “Es un premio a la labor de mucha gente y a los logros obtenidos gracias al trabajo en equipo”, aseguró Pablo Martín Pinto, subdirector del la Cátedra de Micología, miembro del iuFOR y coordinador de este proyecto.

El reto era descubrir qué especies de hongos proliferaban en los bosques de Etiopía y promover su uso y consumo entre la población. “Mucha gente relaciona este país con hambruna y paisajes desérticos pero la realidad es otra. Aunque a veces se desconozca, lo cierto es que posee un paraje muy diverso y con un gran potencial. Tiene una gran variedad de ecosistemas y una envidiable riqueza micológica”, explicó Martín. Sin embargo, no siempre se ha hecho un correcto aprovechamiento de todo ello. “Nuestro objetivo siempre ha sido el de hacerles entender el valor de lo que tenían entre manos y de qué manera podían utilizarlo”. Asimismo, se trabaja para averiguar de qué manera se puede complementar ese recurso natural con un cultivo programado.

Una manera además, de proteger y mantener la masa forestal del país. “Poseen un sistema de producción agraria muy rudimentaria y la presión sobre el uso del suelo es enorme. Las áreas destinadas al cultivo crecen a pasos agigantados y lo hacen a costa de eliminar la masa forestal. Si conseguimos que vean en él, un nuevo recurso e incluso un alimento, estaremos promoviendo, en consecuencia, el cuidado de los bosques”, añadió.

En definitiva, un proyecto que quiere ir un pasó más allá para, además de investigar, poder cooperar y transferir conocimientos que permitan ayudar a quienes más lo necesitan. En este caso, la población rural de Etiopía. “Es de sobra conocida la pobreza que asola a estos países. Las setas y hongos son productos muy saludables con un alto valor nutricional que ayudaría a suplir las carencias que sufren. Podría ser un alimento esencial en su dieta”. De hecho, ya se ha conseguido que un importante porcentaje de la población pruebe lo que la micología les puede ofrecer. “Muchos ya los han llevado a casa para poder alimentar a su familia o venderlos en mercados locales”, afirmó Martín.

Todo esto surgió a raíz de la amistad que entablaron con el investigador etíope, Wubalem Tadesse. Una colaboración que ha perdurado en el tiempo y se ha mantenido hasta el día de hoy. Prueba de ello, es la relación que la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia (ETSIIA) conserva desde hace años con distintos centros tecnológicos en Etiopía para el desarrollo de proyectos de investigación o para que sus estudiantes desarrollen en la UVa sus estudios de doctorado. “Ahora mismo hay cuatro alumnos etíopes en el campus palentino y otros muchos que han pasado por aquí, se han convertido en el directores de importantes centros de investigación con decenas de proyectos a su cargo. Uno de ellos es el actual director general del Instituto de Investigación de Medio Ambiente y Bosques de Etiopía”.

Además, y fruto de este trabajo de investigación doctoral, han surgido numerosas publicaciones e iniciativas como la ‘Seguridad alimentaria y conservación ambiental mediante el aprovechamiento sostenible de hongos en Etiopía. Sustfungi_Et’. “En estos quince años se ha conseguido aportar a la sociedad información con rigor científico. En el ámbito académico se han desarrollado más de diez tesis doctorales y se ha puesto a Etiopía científicamente en el mapa”, destacó el coordinador de este proyecto. “Tenemos el compromiso de devolver a la sociedad la posición privilegiada que tenemos. Es una oportunidad y no vamos a desaprovecharla”.

Aunque los éxitos conseguidos por este proyecto sean evidentes, insisten en que todavía queda un largo camino por recorrer y no descartan ninguna vía de investigación, ni si quiera, la de que los hongos puedan ser utilizados como medicina natural. “La etíope es una sociedad muy diferente a la nuestra pero eso, no ha impedido que sea un verdadero triunfo y queremos seguir creciendo para extender un recursos hasta ahora infravalorado”, remarcó Martín. Una colaboración entre ambos países que, hasta la fecha, ya ha conseguido preservar el ecosistema y la masa forestal de Etiopía además de proporcionar alimento a una sociedad con escasos recursos económicos.

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