Los morados se alejan casi definitivamente del objetivo del ‘play-off’ tras caer 0-1 en La Balastera
El Palencia CF tenía que ganar. No valía otra cosa. Pero cuando más lo necesitaba, volvió a quedarse sin ideas. Como si de una cinta en bucle se tratase, el equipo morado repitió errores conocidos y acabó masticando la misma frustración. Ni el Mojados, que llegaba con cuatro derrotas seguidas, fue capaz de reactivar a un equipo que parece haberse quedado sin respuesta. El 0-1 final en La Balastera deja a los morados prácticamente fuera de la pelea por el ‘playoff’, más por sensaciones que por matemáticas. Aunque estas ya empiezan a mirar para otro lado.
El equipo salió con un 4-2-2-2 en el que el portero Adri Real debutaba como titular en casa. Enfrente, un Mojados bien cerrado atrás, con defensa de cinco y la cabeza puesta en salir a la contra. El guion fue el esperado: dominio local, pero sin filo. El Palencia CF acumulaba balón pero no conseguía conectar con sus atacantes. Apenas algún centro desde las bandas, un disparo bloqueado, un intento de chilena… sin afilar el colmillo.
El Mojados, sin embargo, supo esperar su momento. Ya en la primera parte avisaron con un gol anulado por un fuera de juego muy discutido. Y en la segunda, aprovecharon la que tuvieron. Tras una parada de Adri Real a una falta lateral, Mateo cazó el rechace para hacer el único gol del encuentro (0-1, minuto 67).
Los cambios de Miñambres tras el descanso dieron algo más de movilidad con los distintos esquemas. Gerard agitó por un lado y por el otro, Bruno bajó a construir desde atrás, y el ataque tuvo algo más de movilidad dentro del bloque bajo tipo muro que construyó el equipo visitante. Hubo más llegadas, sí: una jugada de fútbol sala de Bruno que acabó en un paradón a disparo de Romaric, un disparo de Amez que se fue un poco alto, incluso un penalti reclamado por mano clarísima tras un centro de Viti (la mano vino de rebote y el colegiado no pitó nada…). Pero eso mismo. Nada cambió. El Palencia CF lo intentó hasta el final, pero volvió a chocar contra su mayor enemigo: sí mismo.
A seis jornadas del final, con 39 puntos y a la espera de lo que hagan los de arriba, el playoff ya se antoja una utopía. No es solo que falten puntos, es que no hay síntomas de remontada. El equipo lo intenta pero no lo encuentra. Víctima de su encrucijada. En su propio día de la marmota.
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