Tribunales
La Audiencia de Valladolid ha condenado a una pena de nueve años de cárcel a J.A.F.M. por delito de tentativa de asesinato con motivo del incidente registrado en octubre de 2020 a las puertas de un bar en La Cistérniga (Valladolid), donde, sin motivo aparente, explotó una copa tipo globo en el cuello de un joven que a punto estuvo de morir desangrado.
La sentencia de la Audiencia Provincial, que incluye más de 114.000 euros de indemnización en favor de la víctima, asume prácticamente el planteamiento del fiscal del caso, frente a los once años de cárcel que había pedido la acusación particular y la absolución pedida por la defensa, que entendía que las lesiones fueron fortuitas y, con carácter subsidiario, había interesado una pena por delito de lesiones o por delito de homicidio imprudente en grado de tentativa, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Además, la condena incluye la prohibición del autor del asesinato intentado de no acercarse a menos de 300 menos del domicilio y lugar del trabajo de la víctima ni a comunicar con él, en ambos casos por un periodo de diez años.
“Me acerqué con los brazos extendidos con una copa en la mano derecha y, de forma fortuita, le alcancé en el cuello sin percatarme de que le tenía al lado porque no tengo campo de visión en mi lado derecho”, es la explicación que J.A.F.M, provisto de una prótesis en su órbita diestra, dio tribunal para tratar de esquivar la condena.
Durante la vista oral, ni el acusado, J.A.F.M, ni el lesionado, J.I.D.C, llegaron a arrojar luz alguna sobre el motivo del incidente, si bien su versión de los hechos entró en colisión ya que el segundo entendía que “para nada fue algo accidental” y el primero, por contra, reiteró que las graves lesiones del joven se produjeron de forma fortuita.
En este último caso, el ahora condenado recordó que el día de autos, sobre las 17.00 horas del 25 de octubre de 2020, salió de un bar en La Cistérniga con una copa tipo globo en la mano y se dirigió hacia la víctima y un amigo de ésta que se encontraban fumando para, sin recordar el motivo, realizar alguna “recriminación” al segundo de ellos.
“Había bebido y tomado unas rayas. Iba con los brazos extendidos y al acercarme con la copa noté un golpe, aunque ni siquiera vi a la víctima porque no tengo visión en el lado derecho”, mantuvo el acusado, quien entonces vio tambalearse al lesionado, trató de agarrarle para que no cayera y acto seguido abandonó rápidamente el escenario porque, como así apostilló, comenzó a salir gente del bar con la intención de lincharle.
Aunque más tarde fue localizado en su casa, en la Carretera de Rueda de Valladolid, debajo de una cama, J.A.F.M. aseguró que no estaba escondido sino simplemente buscando unos zapatos. Su recuerdo de aquel episodio fue rebatido por el agente de la Policía Nacional que le detuvo, pues éste, en su declaración ante la sala, ratificó que pilló al declarante bajo el catre en clara actitud de pretender pasar inadvertido.
Tanto el lesionado como su amigo y compañero de piso, que se hallaban a unos 15 metros de la puerta del establecimiento fumando y apoyados en un coche, coincidieron al señalar que vieron salir del local al acusado y en un principio creyeron que cuando se dirigía hacia ellos era únicamente para saludarles, ya que no habían hasta entonces cruzado más palabra que un saludo cordial dentro del bar.
“NO RECUERDO MÁS HASTA VERME EN EL HOSPITAL”
“Fue todo de manera sorpresiva, recibí el impacto de la copa y lo siguiente fue verme sangrando. No recuerdo más hasta despertar en el hospital”, declaró el joven J.I.D.C, quien tuvo que ser asistido de urgencia en un centro hospitalario y ser sometido a una operación–la calificación de riesgo vital fue de 5, la máxima–que evitó que muriera desangrado ya que sufrió gravísimas lesiones en la zona del cuello y base del cráneo.
De hecho, el forense, en su informe, concretó que las heridas eran mortales de necesidad de no haber mediado su traslado y operación de urgencia en un centro hospitalario.