La periodista y directora del programa Espejo Público, repasa la influencia de su origen palentino en su trabajo diario

En una oda al carácter castellano. A esa forma de ser por estos lares de “personas honestas, nobles, directas. También reservadas, calladas a veces y de pocas palabras en general”. En eso es en lo que se ha convertido el pregón que la periodista palentina Araceli Infante ha oficiado en el Casino de Palencia para dar por comenzadas las fiestas de San Antolín.

Un edificio, el del Casino, que le trasladó a su niñez, en la que, durante sus paseos por la Calle Mayor, lo identificaba como “un lugar misterioso al que solo podían acceder los socios”. Un edificio  “que representa muy bien nuestro carácter: Sólido a la vez que delicado. Contundente pero discreto”.

Un carácter que, aseguró, le “ha guiado y ayudado” durante toda su vida profesional. “Y es lo que casi a diario marca mi devenir como directora”, en este caso del programa Espejo Público de Antena 3. Un trabajo, el de periodista, que le ha llevado por todo el mundo. “Siempre quise viajar, quizá porque mis genes llevaban varios siglos sin salir de los campos castellanos. Hasta donde puedo reconstruir mi árbol genealógico: padres, abuelos, bisabuelos, son todos palentinos, paredeños concretamente”. Y sin embargo, “nunca me he sentido tan palentina como caminando por la Gran Muralla China, visitando mezquitas en Abu Dabi o paseando entre el gentío de Nueva Deli”.

El carácter castellano en el periodismo

Infante insistió en la importancia tanto del carácter castellano como de la educación castellana basada en “el trabajo y el esfuerzo” en relación con el desempeño de una profesión como la de periodista. “Lo que vale, cuesta. Lo que vale, no se regala. Y eso hay que enseñarlo desde pequeños”.

Algo que, aseguró, lo encontró en las aulas palentinas en las que estudió. “Tengo que agradecerselo no solo a mi familia, si no a mis profesores de colegio e Instituto: Doña Josefa Sánchez (que hoy me acompaña y que en el fondo me hace sentir que este pregón es un pequeño examen), Doña Maribel, …Doña María José Matía, era la directora del Centro María de Molina en el que cursé EGB”, o a Casilda Ordóñez. “Ellas han sido mujeres inspiradoras que han dejado en mí una honda huella. En más de una ocasión han estado en mis pensamientos y hasta me he encontrado recitando frases que las escuché”.

Todo ello le hizo entender que la verdad tiene muchas caras y como periodista “hay que ofrecerlas con integridad y rigor. Características un tanto devaluadas en nuestra sociedad, pero que son fundamentales a la hora de tomar decisiones en el ámbito periodístico” como la “honestidad” de la que le hablaron en la Pontificia. “No comprendía cómo en una Carrera Superior se podía dedicar un capítulo entero a hablar de la importancia de ser honestos. Con el paso del tiempo y la experiencia entendí que los castellanos traíamos de fábrica algo que otros necesitaban aprender”.

Pero tirando de otra de las características del carácter Castellano, Infante se negó a ser complaciente. “Si hay otra característica que nos define como sociedad, es la de ser críticos. La de no conformarnos con lo que hacemos y pensar siempre en la manera de mejorar lo ya conseguido. Esto es un reto al que los periodistas nos enfrentamos cada día. Por un lado, ser críticos desde la moderación y la razón, con las decisiones del poder sea el que sea. Y por otro, ser críticos con nosotros mismos” y no creerse los mejores.

“Por muy bien que nos salga el programa o por mucha audiencia que tengamos, al día siguiente partimos de cero. Este es un oficio de humildes, aunque no lo parezca. Por mucho éxito que hayas tenido un día, al siguiente puedes despeñarte. Cada emisión hay que lucharla y llenarla de contenido actual e interesante. Es un desafío diario”, reconoció la palentina ante el auditorio del Casino de Palencia, su tierra. A la que sigue agarrada y a la que sigue a través de los medios locales.

“La conexión con mi tierra se establece a través de los medios locales. Los compañeros saben que para mí salir en el Diario Palentino o en El Norte de Castilla es mucho más importante que salir en el New York Times, que es el medio más influyente del mundo. Será influyente, les digo yo, pero sales en él, y no se entera nadie. Sales en la prensa de la zona y te llama todo el mundo”.

Algo que, indicó les ocurre “con los que nos hemos ido. Seguimos conectados con Palencia por el cordón umbilical de los medios locales”.  (…) El periodismo de proximidad es hoy más necesario que nunca. Es un servicio público que llevan a cabo los que se han quedado. Los que han decidido permanecer a pesar del acuciante problema de la despoblación que nos ahoga desde hace años. Son pequeños héroes en los que reposa el latir de una provincia orgullosa que tendrá que seguir trabajando con ímpetu para no quedarse en la irrelevancia”.

Araceli Infante confesó ya en la despedida que es “consciente de que ninguno de los retos de mi vida (y enumeró unos cuantos a lo largo del pregón) los hubiera podido llevar a cabo si no hubiera nacido en Palencia. Si no me hubieran criado mujeres como mi madre, que cuando era pequeña trabajaba en un negocio familiar, llevaba la casa y cuidaba de dos niñas pequeñas. Y todo sin despeinarse”.  

Por ello, se ratificó como “una más de esta tierra”. Vaciada, sí, pero “somos también la conciencia de nuestra sociedad y guardamos valores necesarios para no perder el norte en estos tiempos acelerados que nos han tocado vivir”.

Sin Palencia, sin Paredes, “sin su fuerza, su espíritu y los palentinos que me han criado y enseñado, hace tiempo que me habría perdido. Aunque como mi madre me recuerda muchas veces, y ya escribió mi paisano Jorge Manrique, lo único importante es la memoria.  Pasar por la vida haciendo el bien es el auténtico éxito. Eso es lo único que queda…Eso es lo que me enseñaron. Y espero de corazón dedicar mi vida a conseguirlo”.

 

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