La Biblioteca Pública de Palencia acoge la exposición ‘Catedrales Pop-up’, de la mano de libros y tarjetas desplegables pertenecientes a la colección de Ana María Ortega y Álvaro Gutiérrez
Historia, arte y papel. La Biblioteca Pública de Palencia acoge la exposición ‘Catedrales Pop-up’, de la mano de libros y tarjetas desplegables pertenecientes a la colección de Ana María Ortega y Álvaro Gutiérrez, de la Escuela de Música Ortega, con la que muestran más de 100 arquitecturas de papel, entre las que se encuentra una pieza única de la Bella Desconocida, con motivo del VII Centenario de la seo palentina.
Desde Colonia a Saigón, los visitantes podrán disfrutar de estas pequeñas joyas tridimensionales en las que se recrean los primeros templos de ciudades como Londres, Paris, Japón, Barcelona o León, sin importar las confesiones, con ejemplos musulmanes o budistas, así como otros edificios religiosos de grandes dimensiones (basílicas y monasterios).
Además, se suma el ejemplar de Palencia, ya que el diseñador, Fernando Ferreras, ha creado para la ocasión un desplegable de la catedral, afirma Ortega a la Agencia Ical. Esta pieza única presenta una nueva dimensión de este edificio, a base de planos paralelos de papel, que pueden plegarse adquiriendo un formato totalmente plano.
Subraya que esta es la principal diferencia entre los elementos que se exponen en esta muestra y las maquetas o recortables, ya que todo lo que se aprecia en esta sala es susceptible de ser plegado y retornar a su formato bidimensional original.
Ortega destaca que estas tarjetas desplegables son, al mismo tiempo, plegables, algo que “es alucinante y que se aprecia mucho mejor en el caso de ser monumentos”, las cuales están realizadas con papel origami arquitectónico, es decir, una especie de pliegues que son diseñados por el denominado ingeniero de papel y con los que se origina el edificio tras levantarlos, agrega.
De esta forma, a través de los ejemplares expuestos, se pueden apreciar varias técnicas, con imágenes troqueladas, solapas, zig-zags, lengüetas y dobleces ortogonales, sin olvidar otros sistemas tridimensionales más complejos, como el origami arquitectónico, los libros-carrusel o los libros-túnel.
Más de 2.300 ejemplares
“En casa tenemos más de 2.300 libros de este tipo y un número sin determinar de tarjetas pop-up, porque llevamos toda la vida coleccionando. Adquirimos mucho siempre que viajamos, al final es una excusa para desplazarse”. Aun así, aclara que las encuentran por internet o en diferentes anticuarios fuera y dentro de España.
En ese mundo entra en juego la ingeniería de papel, que es el nombre con el que se denomina a la técnica de crear desplegables que se ocultan en el interior de un libro, a la espera de que se abra para conquistar la tercera dimensión.
Esta forma de crear ha evolucionado con el paso de los años, ya que se ha pasado de calificar estos formatos bibliográficos con nombres como libros vivos o libros animados a generalizarse el término anglosajón ‘pop-up’, asevera.