El acto central de la Noche Templaria renueva el pacto de eterna amistad entre la ciudad y la Orden con la entrega de las reliquias para su custodia en el Castillo
Con la participación de las distintas asociaciones de recreación templaria de la ciudad, la comitiva de caballeros templarios recorrió el paseo del Río entre efectos de pirotecnia, luz y sonido y acompañados en todo momento por la banda de música Ciudad de Ponferrada. Una vez en la fortaleza, los templarios celebraron la solemne ceremonia de entrega de los símbolos sagrados.
Ante los miles de asistentes que abarrotaron las calles aledañas, el protagonista de la jornada hizo entrega a la ciudad del cofre sagrado con las tablas de piedra donde figuran los Diez Mandamientos que Dios entregó a Moisés en el monte Sinaí y de la copa usada por Jesús en la Última Cena. “Yo, Guido de Garda, Maestre de la fortaleza de Ponsferrata, comprometo a todo el pueblo de Ponferrada para que vuelva cada año a renovar este compromiso festivo con su historia y su leyenda hasta que el tiempo llegue a borrar la línea del horizonte”, proclamó.
La bruma mística que rodea a todo lo relacionado con la Orden Templaria sirve de base para la recreación de este acontecimiento medieval fantástico, una fiesta declarada de Interés Turístico Regional. Según cuenta la leyenda, durante las Cruzadas de los siglos XI y XII los caballeros templarios rescataron de Tierra Santa estos objetos mitológicos a los que algunos atribuyen poderes casi mágicos.
La orden de los monjes guerreros custodió las reliquias hasta depositarlas en el Castillo de Ponferrada, uno de los más grandes construidos por los templarios durante su despliegue por la península para proteger a los peregrinos cristianos en su ruta hacia Santiago de Compostela. Cabe recordar que la Orden del Temple recibió en 1178 de manos del Rey Fernando II el encargo como señores de la villa, una situación que se mantuvo de manera intermitente hasta 1308, año en que los templarios fueron disueltos por orden del papa Clemente V.
Los actos de la Noche Templaria arrancaron en la medianoche del miércoles, con la celebración de la Quiebra de Luna, un acto en el que los responsables del Consistorio entregan las llaves del Castillo a la asociación de amigos de la Noche Templaria. Ya el jueves se produjo la ordenación de los pequeños escuderos y de los nuevos caballeros templarios, así como el nombramiento del Gran Maestre Honorífico, que este año recayó en el director general de Asprona Bierzo, Valentín Barrio.
En la tarde del viernes, los tambores de la Guardia de Honor Templaria anunciaron los asentamientos de las distintas órdenes en el campamento levantado a orillas del Sil y la apertura al público del espacio Ponsferrata, un recinto en el que la artesanía, la gastronomía y las exposiciones se dieron cita con los talleres y juegos de temática medieval.
Situado entre los puentes de García Ojeda y del Ferrocarril, el nombre del espacio hace un guiño al origen histórico de la ciudad y al puente con refuerzos de hierro mandado construir en 1086 por el rey Alfonso VI de León para que los peregrinos pudieran cruzar el río. La cena templaria, que tradicionalmente se venía celebrando en el interior de la fortaleza, se trasladó en esta edición al escenario principal del recinto.
Además, las celebraciones se extendieron este año por otras zonas del casco histórico y del resto de la ciudad. Tras dos años de suspensión a causa de la pandemia, el retorno de la Noche Templaria copó las plazas hoteleras de la ciudad, con una ocupación total durante el fin de semana, según los datos recabados por los técnicos de la Oficina Municipal de Turismo entre los 12 principales establecimientos hoteleros de la capital berciana.
La leyenda de los Templarios
Espacio Ponsferrata