El carismático capitán del club de balonmano palentino se despide del primer equipo para comenzar un nuevo capítulo en su vida
“Necesito más tiempo”
“Ya viendo que la vida sigue hacia delante, los estudios evolucionan, necesito más tiempo”. Esa es la razón fundamental, confiesa Iker con una serenidad que refleja la madurez de su decisión. La necesidad de centrarse en su futuro académico ha pesado más que la pasión por el balonmano, aunque eso sí, por este motivo, no se desligará completamente del club: “Es difícil compaginarlo con entrenar y jugar. He tomado la decisión de apartarme deportivamente, pero seguiré en el club entrenando a los niños, por ejemplo”.
Juan Carlos Cabada, el otro guardameta vallisoletano, que tampoco continuará en el club la próxima temporada, le ha puesto la sana competencia difícil a Iker en los últimos partidos. Un baluarte que también ha influido en su decisión. “No estaba teniendo tantos minutos como yo pensaba y, si no estoy jugando, prefiero seguir aportando desde otro punto del club”. Aunque su retiro del primer equipo no es necesariamente un adiós definitivo, Iker prefiere centrarse en sus estudios por ahora. “Nunca se sabe si puedo volver… hasta que no me estabilice no tengo esa idea”.
Los compañeros, la despedida más complicada
Con la voz llena de nostalgia, Iker admite que lo que más echará de menos en esta nueva etapa serán sus compañeros. “Sobre todo, dejas atrás muchos años jugando… el tiempo que pasaba en el vestuario, en el gimnasio, los viajes… Los compañeros. Es lo que más me va a costar”. La camaradería y los momentos compartidos dentro y fuera del campo han forjado grandes amistades, e Iker se queda sin duda con este grupo del que siente “todo un orgullo” haber sido su guía.
“Ha sido todo un orgullo ser el director de orquesta del equipo”, afirma Iker. Ser capitán nunca es tarea fácil, pero para Iker, liderar a un grupo de jóvenes comprometidos y apasionados por este deporte ha sido una experiencia inigualable. “Hemos sido un equipo grande, con tan buena amistad, siempre dispuestos a todo tanto dentro como fuera de la pista. Ha sido muy divertido”.
Recordando sus años en el club, Iker comparte una anécdota que guarda con cariño y que denota la importancia que ha tenido su figura en el CD Balopal. “Llegué a Palencia e hice la pretemporada con el equipo juvenil. Era de primer año mientras que el resto era de segundo año. Fernando López, el director deportivo del club, me dijo ‘Ya te diremos si te haremos ficha o no’… y hasta el día de hoy no me ha vuelto a decir nada. Esa temporada fue un antes y un después para mí, y me la voy a quedar para siempre”, explica Rodríguez.
Mensaje para los futuros capitanes y la afición
El equipo ahora tendrá que apoyarse en nuevos pilare e Iker tiene claros los valores que deben guiar a los próximos líderes del equipo. “Paciencia y compromiso fuerte y severo: tienen que llegar los primeros al vestuario y ser los últimos. Y sobre todo sudor. Hay que darlo todo, sacrificarse por el equipo y estar en las buenas y las malas. No solo hay que estar en las buenas, hay que estar en todo momento”, señala.
También se ha acordado de la afición que tanto apoyo han dado al equipo y a su figura desde las gradas. Iker les ha lanzado un mensaje de sincero agradecimiento por todo el aliento persistente que han mantenido jornada tras jornada: “Han sido muy, muy importantes en muchos momentos. Aunque yo deje de jugar, pueden seguir tratándome como uno más y que nos veremos por el pabellón y por Palencia seguramente también. Agradecerles todo a más no poder”.
Lecciones de vida en el balonmano
Ahora Iker tiene una nueva etapa por delante… eso sí, se llevará grandes lecciones aprendidas del campo. “El saber que todo tiene un proceso, todo tiene un valor. Por ejemplo, en balonmano, si haces una buena defensa, puedes meter un gol más fácil. En la vida igual: si realizas un proceso largo y te esfuerzas, la recompensa llegará y será más satisfactoria. Cuando un partido lo luchas y acabas ganando, esa victoria te sabe a gloria”, señala el capitán.
Las porterías del Mariano Haro ya no tendrán a su guardián. A su cancerbero. En las gradas quedará un vacío sonoro alentando las milagrosas paradas de Iker. Todo un legado lleno de legado de esfuerzo, liderazgo y pasión que, eso sí, ahora tendrán que ocupar otros jugadores. Nuevos capitanes para un barco que ahora surcará nuevos mares en Segunda División, dejando en puerto a su comandante que guiará el navío desde el faro… Y quién sabe, si el futuro volverá a juntar ambos caminos.
CARTA DE IKER AL CD BALOPAL
“Queridos compañeros, entrenadores y directivos del C.D. Balopal.
Con un nudo en la garganta y una mezcla de sentimientos encontrados, no es fácil poner en palabras todo lo que siento en este momento, pero intentaré expresar de la mejor manera posible.
Desde el primer día en que crucé la puerta del club, me recibieron con los brazos abiertos. Aquí no solo he aprendido a jugar balonmano, sino que también he crecido como persona. He forjado amistades que sé que durarán toda la vida y he aprendido valores fundamentales como el trabajo en equipo, la disciplina y la perseverancia.
A mis compañeros de equipo, gracias por cada entrenamiento, cada partido y cada momento compartido. Hemos vivido juntos victorias y derrotas, alegrías y frustraciones, pero siempre hemos salido adelante apoyándonos mutuamente. Cada uno de ustedes ha dejado una huella imborrable en mi corazón y llevaré nuestros recuerdos siempre conmigo.
A los directivos y demás miembros del club, gracias por su apoyo incondicional y por trabajar incansablemente para que pudiéramos disfrutar de este maravilloso deporte en las mejores condiciones posibles. Su esfuerzo y dedicación son el alma de este club y se reflejan en cada uno de nosotros.
Me llevo conmigo recuerdos inolvidables, lecciones valiosas y, sobre todo, un inmenso cariño y gratitud hacia cada uno de ustedes. Siempre seré parte de esta gran familia.
Gracias por todo, de corazón.
Iker Rodríguez”