Y otro más
A escasos minutos de entrar en máquinas la edición que tienes en tus manos me surgen muchas dudas de qué contaros desde esta pequeña Tribuna. Y es que hay días que a pesar de intentar ser muy positivo en mis mensajes no puedo obviar la realidad en la que vivimos.
Llevo días en los que me vuelvo a quedar perplejo al ver cómo nuestros dirigentes nacionales en lugar de trabajar juntos por aspectos importantes que nos preocupan a todos los españoles de a pie, como la disparada inflación, los altos tipos de interés, la inseguridad o la recurrente escasez de algunos productos, están inmersos en una lucha encarnizada por cambiar las normas básicas establecidas en nuestra Constitución, en controlar el Tribunal Constitucional y en cambiar las penas para poder tener contentos a unos pocos y así poder seguir gobernando. Me encuentro harto de ver cómo el resto de fuerzas de la oposición no tiene altura de miras y no son capaces de conseguir, en temas vitales, un pacto general de Estado para no desmantelar las bases de un País democrático. Los dirigentes y cargos nacionales están para velar por todos los ciudadanos y no por salvar o conseguir los ansiados sillones del poder.
Llevo días viendo cómo se suceden los robos en las casas y propiedades privadas de nuestros vecinos del alfoz de la capital y esto empieza a ser preocupante. Ver cómo algo tan sagrado e importante para una familia, como es su hogar, por el que tanto ha trabajado, y sigue haciéndolo, para poder pagar y mantener, es ultrajado y desmantelado con casi absoluta impunidad por maleantes y saqueadores, cómo la escasez de personal en los Cuerpos de Seguridad del Estado por los recortes y falta de previsión hace que les sea cada vez más fácil y barato delinquir. Hoy en día hacer el mal sale muy muy barato, sobre todo si no tienen nada a su nombre. Estamos llegando a un punto tan absurdo que tienen más derechos los criminales que los ciudadanos e incluso que los propios agentes que nos protegen, y eso lo saben los malhechores.
Tras un año duro e incierto en el que todos empezamos luchando intentando salir adelante tras los efectos negativos provocados por el Covid, un año en el que hemos tenido que volver a reinventarnos por la crisis de los microcomponentes y la escasez de materias primas esenciales, llegó la dura e incomprensible guerra de Ucrania que puso todo aún peor, disparando los precios de las energías y, por ende, del resto de productos ya que todo depende, en mayor y menor medida, de la energía, la producción, el transporte, la conservación… En fin, que vamos uniendo reto tras reto y este va a seguir siendo nuestro día a día.
En cierto modo debemos considerarnos una generación de supervivientes afortunados que nunca debe bajar la guardia porque todo puede ocurrir. Es por ello que doy gracias a todos los lectores que, mes tras mes, nos siguen y nos comparten y hacen que nos lean y vean en todas las provincias españolas y en más de 70 países (versión digital interactiva). Doy las gracias a las cientos de empresas que siguen confiando en esta humilde cabecera usando a Palencia Invierte como soporte referente para hacer sus campañas publicitarias. Doy las gracias a las miles y miles de buenas personas que he podido ver, conocer y disfrutar en estos 23 intensos años de andadura con Palencia Invierte.
Comenzamos en el siglo pasado. Editamos el primer ejemplar el 22 de diciembre de 1999 cuando estaban las añoradas pesetas. Recuerdo que con 5.000 pts. cuando salías un sábado, eras “capitán general” y ahora con 50€ (que equivalen a 8.130 pts. de antes), no llenas ni el depósito de tu coche.
En fin, sigamos luchando y disfrutando de las pequeñas cosas que dan sentido a esta vida. Feliz salida y entrada de año.